Anónima •  Opinión •  29/05/2017

Carta de ayuda para mi pequeña niña

Hace nueve años conocí al padre de mi hija, decidimos comenzar una vida juntos y establecernos en España.

Los primeros 3 meses fueron maravillosos, me parecía el hombre más bello del mundo y me sentía dichosa a su lado. Los meses iban pasando y comenzaron los gritos. La primera vez me encontraba con un fuerte dolor abdominal, me dijo que debíamos irnos a visitar a un amigo, le respondí que me dolía, que yo me quedaba…comenzaron los gritos, las humillaciones, yo solo atinaba a llorar, no sabía qué había hecho yo mal …lo acompañé para que no se enfadara, estaba triste y dolorida ,pero enamorada, amaba a ese hombre. Cuando el enfado se le pasaba, me pedía perdón, me daba un beso y yo era feliz, era lo único que necesita para seguir con él, el tiempo que hiciera falta, porque él también me amaba.

Los gritos continuaron, las humillaciones también. Me acostumbré a escucharlo y decirle que sí a todo para que no se enfadara conmigo, lo amaba tanto, solo necesitaba sus abrazos y sus besos.

Después de tres años de matrimonio me quedé embarazada de mi pequeño tesoro. Durante el embarazo los gritos aumentaron y los insultos también. Seguía sin entender por qué, por qué me insultaba si había hecho todo lo que él quería: alejarme de mis amigas, de mi familia; vestir como a él le gustaba, ir a los sitios que él quisiera, darle mis contraseñas de móvil, facebook, watsap, dejar de comprarme ropa para no gastar dinero…

Cuando se enfadaba, dejaba de hablarme, días, semanas.

De los gritos pasó a las amenazas. Cada vez que salía una mujer asesinada por violencia de género, decía: “vez, ella se ha muerto por puta, todas las mujeres son putas, sólo quieren dinero y quedarse con la casa. Si tú te portas mal, te va a pasar lo mismo que a ellas” en un principio no creí que fuera capaz de hacer nada de lo que decía.

Tenía siete meses de embarazo comenzó a gritarme, no recuerdo por qué fue, yo estaba de pie y quería coger una silla para sentarme, me dijo que no, que lo iba a escuchar de pie, él estaba sentado en el sofá y las piernas me dolían, lo único que hacía yo era llorar. Estuve hasta las dos de la mañana escuchándolo, (casi tres horas de pie) Cuando terminó, pude irme a la habitación y lloré desconsoladamente, sentía que algo no estaba bien, que ese comportamiento no era bueno. Algo me hizo “click” y al día siguiente escapé de casa, me fui a casa de una amiga, él me alcanzó y me pidió perdón, me pidió que le diera otra oportunidad, lloró, nunca lo había visto así…lo amaba tanto. Regresamos juntos.

Dos meses más tarde mi pequeña nació. Me llenó la vida, era la niña más hermosa del mundo y yo era la mujer más feliz de la tierra. Se parecía a él, al hombre que yo tanto amaba y lo amé más todavía por ese hermoso regalo que era nuestra hija.

Los gritos y humillaciones no cesaron, pero no me importaba. Me juré que nada iba a romper mi familia, que él era así y así lo quería yo. Los días continuaron aunque con gritos y amenazas…me había acostumbrado a aquello.

Mi pequeña tenía ya un año y medio cuando comencé a notar conductas extrañas en ella…hasta que en una ocasión vi lo que pasaba.

En la cocina le dije que qué estaba pasando, no me respondió, cuando me di la vuelta, cogió un cuchillo del fregadero y por detrás de mí, me dobló un brazo y con la otro mano llevó el cuchillo a mi cuello, me dijo:” qué vas hacer! Tú qué vas hacer!”

El terror se apoderó de mi cuerpo. No sabía qué hacer, a quién recurrir, a dónde ir. A los pocos días me fui con mi pequeña a servicios sociales a pedir ayuda, las funcionarias me dijeron que denunciara, que me iban a ayudar…a los pocos minutos llega él detrás de mí y habla con las funcionarias dentro de su oficina, a los pocos minutos ellas salen y comienzan a insultarme y amenazarme, diciendo: “este hombre es bueno y trabajador, las mujeres como tú, han venido a España a quitarles la casa y el dinero a estos pobres hombres. Una de ellas declara en el juicio a favor de él y se archivan las denuncias basándose en el testimonio de la trabajadora social.

Desde entonces mi hija queda desprotegida.

Sola, en un país que no es el mío, sin familia, sin amigas, sin recursos…lucho como puedo para proteger a mi pequeña. Los juicios se van archivando uno a uno. Nadie hace nada por proteger a mi hija, todo lo contrario. Un día entró la guardia civil a mi casa, con un auto judicial y se llevaron a mi pequeña para entregársela a su agresor

Actualmente veo a mi hija unas horas a la semana, siempre vigilada. Ella me dice que nos vayamos a casa, me coge de las manos y me dice “ vamos a casa mami, quiero ir a casa contigo, por qué no me llevas…? Cómo le digo que me han castigado por denunciar el machismo? Cómo le explico que el patriarcado ejerce justicia para los agresores, asesinos, violadores y castiga a las niñas, mujeres, madres que denuncian los horrores que vivimos junto a un maltratador? Le respondo que la quiero, que mamá la ama, que es lo más hermoso que tengo en la vida, que es lo más bello que existe para mi, que es una valiente y que mami la espera y estará siempre con ella.

Este es el horror que mi hija y yo vivimos por denunciar a nuestro agresor. Castigada por este sistema injusto. Castigada por proteger a mi hija, castigada por denunciar a nuestro agresor.

Lucho y Lucharé hasta el último día de mi vida, pero necesito que ustedes me escuchen, necesito su apoyo, su solidaridad. Que vean en mí a una hermana, una amiga, una mujer y en mi hija, a sus hijas, a los cientos de niños que sufren en España la injusticia, el maltrato. No soy un caso único. Cientos de niños son separados de sus madres por denunciar maltratos y/o abusos. Cientos de casos en los juzgados. Niños obligados a visitar a sus maltratadores, custodias compartidas que los maltratadores piden para seguir haciendo daño a las madres a través de sus hijos.

Unidas y a una sola voz, juntas como una sola podemos cambiar este sistema inhumano, machista y patriarcal.

* Enviado por 7N Región de Murcia, «en apoyo a una mujer que sufre el machismo institucional. Las autoridades han entregado a su hija a su presunto maltratador, su padre. Esta mujer, en pocos días, se enfrentará a un juicio en el que se decidirá el futuro de su hija».


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