Mario Ramos •  Opinión •  27/05/2021

La tercera línea como estrategia neoliberal y otras cuestiones

Cuando la izquierda fracasa, toman fuerza expresiones del tipo tercera línea, que en otras experiencias históricas más extremas, llevaron incluso al fascismo.

La tercera línea como estrategia neoliberal y otras cuestiones

“Somos la tercera línea, somos la alternativa, somos la opción”, expresó Yaku Pérez[1] el 17 de abril de 2021 en rueda de prensa en la sede de la CONAIE, misma que tuvo como principal enfoque las acciones jurídicas que realizaría contra el Consejo Nacional Electoral (CNE) frente al supuesto fraude que le hicieron en favor de su compadre Guillermo Lasso[2]. Esta frase, que la consideramos de vital importancia por sus implicaciones, sintetiza un viejo truco, una vieja estrategia, que han utilizado los poderes conservadores desde siempre para confundir y debilitar a las fuerzas que verdaderamente buscan transformaciones en beneficio de los sectores sociales del campo popular y patriótico.

Ya Nietzsche lo advertía, hay que diferenciar entre políticas verdaderamente liberadoras, de los escapes populistas (que no es lo mismo que populares) o (añado) terceras vías. El vendedor de agua virtual, Yaku Pérez, a la tercera vía la llamó, tercera línea, es lo normal, esa añeja estrategia adopta la forma que el escenario o contexto concreto le exige.

A pesar de la vasta experiencia histórica que nos han brindado las ‘terceras vías’, todavía hay intelectuales, analistas, dirigentes y militantes de izquierda o del campo progresista que se hechizan con su canto de sirena. Para muestra un botón: Emir Sader[3] en su análisis sobre el desenlace electoral en Ecuador, califica de izquierda tanto a Xavier Hervas (Izquierda Democrática) como a Yaku Pérez (Pachakutik):

“La izquierda ecuatoriana acudió profundamente dividida a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Sus tres candidatos (antineoliberales los tres) obtuvieron 66 por ciento en la suma de los votos: Andrés Arauz 32, Yaku Pérez 19 y Xavier Hervas 15. En la segunda vuelta, Arauz subió solamente 17 puntos, llegando a 47. Los otros dos candidatos no dieron apoyo formal a ninguno, pero concentraron sus críticas en Arauz, a quien consideraban el enemigo principal.” (Página 12 – https://www.pagina12.com.ar/335478-la-leccion-de-ecuador)

Como vemos, en el mundo de la posverdad, incluso intelectuales lúcidos como Sader, se confunden. En política, es comparable la tercera vía con el indefinible e indefinido centro político, a la derecha le suele gustar definirse como centro, siempre y cuando todo esté bajo su control, de lo contrario no tiene dudas de recurrir al fascismo si lo considera necesario.

Es increíble que ya ni los hechos efectivos disuaden los análisis de determinados actores políticos. El último suceso de esta ‘tercera vía’ fue viabilizar en la Asamblea Nacional la aprobación de la llamada, -nombre típico con la que camuflan sus verdaderas intenciones las terceras vías- Ley de defensa de la dolarización. Lo que no es sorprendente ya que durante todo el gobierno de Moreno, las ‘terceras vías’ aprobaron todas las leyes anticonstitucionales y neoliberales que impuso Moreno.

¿Por qué es reveladora la expresión de Pérez? En primer lugar porque el camuflaje de la tercera vía facilita, como de hecho ha sucedido, los juegos políticos que el campo neoliberal implementa para sostener su poder político, y en segundo lugar, y esto es lo más importante, nos da señales sobre la estrategia que se implementará para impedir que los sectores sociales agrupados en lo que se conoce como Revolución Ciudadana (RC) tengan opción de un triunfo electoral en la próxima lid presidencial.

¿Qué elementos abarcara esa estrategia? ¿Cuál será su narrativa?

El supuesto ‘ecologismo radical’ de Pérez, no es una creación que se circunscriba únicamente al Ecuador, es un engendro imperialista para contener a las opciones electorales del campo nacional-popular en el mundo, a sabiendas que es un tema importante para la juventud actual. Joe Biden en la reciente Cumbre de Líderes sobre el Clima organizada por la Casa Blanca, expuso su ambicioso objetivo de recortar las emisiones de efecto invernadero un 52% para 2030, esto a oídos de los ingenuos es música celestial, pero en realidad es una propuesta demagógica cuando no se dice una sola palabra sobre qué es lo que produce la crisis ecológica que padece la humanidad, la cual tiene mucho que ver con el modo de producción capitalista[4] (“justicia climática es justicia social” dijo en esa Cumbre, la joven activista mexicana Xiye Bastida), y tampoco considera variables internas que padecen los EEUU, entre la que está, por ejemplo, el grave deterioro de su infraestructura nacional, que también ha sido destacada por los últimos presidentes estadounidenses ofreciendo inversiones billonarias para solucionarlo, sin que hasta el momento nada suceda.

Otros temas que han asumido con ‘radicalidad’ las ‘terceras vías’ en la historia,-cuando no lo ha hecho la izquierda- están por ejemplo, el derecho al voto femenino, el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual, la seguridad social, el derecho al sindicalismo, etcétera, que en esencia, todos esos son derechos humanos, pero de ninguna manera cambian la distribución del poder o redistribuyen riqueza. Cuando la lucha se centra únicamente en la demanda de esos derechos, muchas veces con deliberada intención táctico/estratégica, se desplaza u oculta el antagonismo inherente a las relaciones capitalistas. Si se revisa las reivindicaciones que planteaba el Manifiesto Comunista, en gran parte las democracias más desarrolladas lo han adoptado todas.[5] Lasso también empleará, aunque por su propia naturaleza le será más difícil, narrativas de tercera vía, y otorgará uno que otro derecho, después de todo, lo fundamental es hacer buenos negocios neoliberales y comprar gobernabilidad.

Esto obliga a que las izquierdas de Nuestra América tomen conciencia de uno de los juegos que se busca implementar para ‘robarle banderas’ a favor de -versiones ecologistas- que obedecen a agendas globalistas de los poderes hegemónicos.

Triunfo electoral de Lasso

En el marco de unas elecciones en que se disputaban dos proyectos diametralmente opuestos, las posiciones electorales anticorreistas, no fueron de izquierda. Todos los actores del espectro de izquierda, en ese momento crucial, debieron optar por el progresismo. El llamado a votar nulo, coadyuvo al triunfo electoral de Lasso. Posturas políticas, como las de Leónidas Iza[6], también contribuyeron a aquello cuando señaló que se debe enfrentar a la derecha esté donde esté, refiriéndose al correísmo, sin considerar que hay sectores sociales que se identifican con la Revolución Ciudadana como proceso, pero a Iza le resulta al parecer, que todo ese gran sector social o popular es de derecha. No consideró matices, ignoró las necesidades históricas del momento, priorizó sus particulares intereses políticos[7]. En fin, el costo social, económico y político del triunfo electoral de Lasso será muy alto para el pueblo ecuatoriano y para el país, como ya lo ha sido el gobierno de Moreno.

¿Correísmo o Revolución Ciudadana?

¿Tiene sentido la pregunta? Desde el punto de vista de los cambios ontológicos del sujeto que es su protagonista le podemos hallar alguna justificación a la pregunta. Por decirlo de alguna forma, ha habido ‘cambios técnicos’ en la composición del sujeto que todavía le apuesta a ese horizonte político y que busca darle continuidad a ese proceso que toma como nombre Revolución Ciudadana. Pero para que ese acumulado político no se desvanezca y con el cual se identifica ese sujeto, se hace necesario un diseño estructural estratégico. Las necesidades táctico-estratégicas exigen renovación e innovación. La praxis leninista es clara en este aspecto, las posibilidades de todo proceso revolucionario dependen directamente de las capacidades y herramientas que desarrolle el sujeto para defender y/o imponer sus intereses de clase. El leninismo establece una relación dinámica entre estrategia, táctica y organización.

Entonces ¿Revolución Ciudadana es igual a correísmo? Nuestro objetivo en este artículo es dejar planteado el problema, los llamados a resolverlo son los actores políticos relacionados a ese espectro de nuestra política; pero se podría responder en principio que sí y no. Uno de los resultados políticos del gobierno del ex presidente Correa, es haber generado una corriente político electoral fuerte consecuencia de haber respondido a las necesidades y aspiraciones de amplios sectores del campo nacional-popular, que no olvidan aquello. Reconocer toda la modernización del Estado que se llevó a cabo, no significa ignorar en ningún momento, los límites político-filosóficos que tuvo el gobierno de Correa, y el gobierno de Moreno nos ha enseñado lo fácil que se destruyen cuando no se pone atención a los aspectos subjetivos de un proceso de cambio. Esos límites con secuelas estratégicas nos han colocado en la situación en la cual nos encontramos. Pero las amenazas que se vislumbran en el futuro inmediato pueden acabar diluyendo esa fuerte corriente político electoral, si no se hacen los correctivos necesarios.

Somos la primera fuerza política del país ha dicho Correa, me pregunto si tener el bloque de asambleístas más numeroso, necesariamente le convierte a la alianza electoral UNES en la primera fuerza política efectiva. Estamos viendo que las otras fuerzas políticas van a actuar en la práctica juntas para seguir atendiendo los intereses neoliberales, como ya sucedió en el gobierno de Moreno. Entonces el bloque de la Revolución Ciudadana, puede ser neutralizado con relativa facilidad, incluso no se debe descartar que se den ‘bajas’ en el bloque de UNES. Fuerza electoral no es igual a fuerza política, son cuestiones relacionadas/conectadas, pero diferentes[8]. Entre otros elementos, tener fuerza política implica tener fuerza organizativa en varios aspectos y a diferentes niveles. En este sentido yo tengo mi propia opinión, pero es mejor que los directamente involucrados evalúen con sinceridad cuanta fuerza organizativa tienen, y qué se tiene que hacer para traducir esa gran fuerza electoral, en fuerza organizativa, que provoque como efecto, fuerza política en varios escenarios, no solo en la Asamblea Nacional. Por otro lado, ¿se puede liderar realmente un movimiento político a control remoto?, la derecha sabe que no, y a lo que llaman correísmo, lo seguirán utilizando como chivo expiatorio para perseguir y reprimir las luchas del campo nacional-popular. El gran objetivo que se propone es destruir todo el proceso, o por lo menos, domesticarlo.

En la línea de fortalecer organizativamente al movimiento de la Revolución Ciudadana, hubiese sido loable que se aproveche el proceso electoral para generar una selección democrática y participativa de candidatos. Es una forma de sumar voluntades individuales y colectivas, y tejer socialmente, pero primo una vez más el dedazo. Sin desmerecer en absoluto las capacidades y virtudes que ostenta Andrés Arauz, se pudo haber elegido un candidato de forma democrática, con el objetivo insisto, de amasar un proceso político organizativo y sumar mayores voluntades. No haber llevado un proceso de esa naturaleza, por ejemplo, nos condujo al desastre de Moreno en la anterior elección. Embobados con los cantos de sirena de las encuestas y sin escuchar las voces de advertencia, el autogol ha sido tremendamente costoso. Con lo anteriormente señalado, se ratifica el enfoque electoralista que prima en el correísmo. Elemento que a la derecha, le viene muy bien.

Por otro lado, ya es hora de reconocer que el movimiento indígena es policlasista. Esta realidad no acaba de ser asumida para su respectivo tratamiento táctico-estratégico. Es necesario crear un movimiento de pueblos originarios definido ideológicamente, que aborde sus propias temáticas, pero con un claro accionar político y que se articule a RUNASUR, proceso en construcción que busca amasar a los pueblos indígenas, organizaciones y movimientos sociales, de América Latina y el Caribe.

Cuando la izquierda fracasa, toman fuerza expresiones del tipo: tercera línea, que en otras experiencias históricas más extremas, llevaron incluso al fascismo. Durante todo el siglo XX, la socialdemocracia, -especialmente en Europa esto se vio con muchísima claridad-, fue el instrumento para enfrentar la “amenaza comunista”, mucho más en el contexto geopolítico de la época: la Guerra Fría. Hoy para contener a los gobiernos nacional-populares de Nuestra América, el imperialismo pondrá esmero en crear ‘terceras líneas’, los partidos políticos convencionales de la derecha no tienen viabilidad en el largo plazo. Por su neoliberalismo radical, el gobierno de Lasso terminará muy desgastado, si es que logra culminar su mandato. Recordemos que una buena porción de la oposición más efectiva la ejercieron durante el gobierno de Correa, la supuesta izquierda. Por otro lado, el socialcristianismo en Ecuador, que ‘ha gobernado’ detrás de la cortina y ha sobrevivido como organización política muchos años gracias a esa estrategia, seguirá actuando de esa forma, no tiene mucha fuerza electoral, pero sí fuerza o influencia política.

El señor de los zapatos rojos

El marketing político y la estrategia de comunicación hacen lo suyo en los procesos electorales, sin embargo, evaluar el resultado final, sea positivo o negativo, con esa única variable sería un error. Que quiero decir, tanto Arauz como Lasso tuvieron sus aciertos o sus errores en la campaña electoral, es inútil hacer desde mi punto de vista un balance de quién tuvo más aciertos o cometió más errores. En el fondo hay unas condiciones políticas y un contexto específico que juega independientemente de la calidad estratégica de la campaña de cada uno.

A qué nos referimos cuando hablamos de condiciones del juego antes que inicie el partido, es decir, la elección. Ya se ha dicho mucho sobre todos los factores que buscaron proscribir al correísmo. Aludimos a toda esa persecución política-jurídica y todos los demás obstáculos. ¿Se puede enfrentar todas esas adversas situaciones, solo con una alianza electoral y una eficiente campaña electoral? De la misma manera, la parte contraria se habrá hecho una pregunta similar: ¿Se le puede ganar al correísmo, solo con una eficiente campaña electoral o debemos crear condiciones políticas y psicológicas para debilitarlo? Parece que las respuestas son obvias. Aquí es donde cobra mucho sentido en la preparación del terreno electoral, la aparición de la ‘tercera línea’, el actor que cumple una función específica para favorecer al actor escogido por el poder neoliberal o en general para obstruir las posibilidades de la alternativa nacional-popular.

El MAS boliviano nos dio una muestra clara de efectiva fuerza política cuando revertió el golpe de Estado en menos de un año. ¿Por qué ganó Correa en el año 2007? A más de una innovadora estrategia de comunicación, jugó a favor el contexto político del momento, entre otros elementos recordemos la Rebelión Forajida y en resumen, la crisis orgánica del sistema político ecuatoriano que vivía la nación, con todo lo que esto implica y finalmente produjo.

Otro proceso que nos ha mostrado resultados gracias a una paciente construcción político organizativa con métodos de izquierda, es lo logrado por el Partido Perú Libre. Su candidato presidencial – el profesor Pedro Castillo- ha logrado un hecho histórico en el Perú, pasar a segunda vuelta. Se ha concretado una auténtica alternativa transformadora, algo no visto en la historia política del Perú, prácticamente desde su fundación como república, con la excepción del Gobierno Revolucionario de la Junta Militar liderado por el General Juan Velasco Alvarado. Y se debe señalar que el Partido Perú Libre no ha estado exento de la misma persecución político-jurídica e intentos de proscripción.

Con esta reflexión simplemente hemos querido entregar elementos que pueden vislumbrar cuál podría ser el curso de acción de la derecha en el mediano plazo, por otro lado, creemos que el campo nacional-popular y progresista es consciente de sus problemas político-organizativos, la cuestión es, que hará realmente para superarlos.

[1] Candidato presidencial por Pachakutik en las pasadas elecciones ecuatorianas

[2] Presidente electo por el Movimiento CREO

[3] Sociólogo brasileño

[4] El capitalismo suele convertir toda catástrofe humana en una fuente de beneficios lucrativos, solo observemos las ganancias que ha generado el COVID 19, entonces ¿Por qué no sucedería lo mismo con la ecología (supuesto capitalismo verde)? Recordemos que el vendedor de agua virtual Pérez en la campaña propuso exportar barriles de agua.

[5] Cuando ya habíamos terminado este artículo, en el noticiero Ecuavisa del 29 de abril, Pérez volvió a mencionar lo de la tercera línea y añadió la expresión tercera vía, dijo: “…ahí debería sintonizar el gobierno, que hay una tercera línea, una tercera vía, una opción, que no está de acuerdo ni con la vieja derecha neoliberal que representa el gobierno actual electo, ni con la nueva derecha populista”; suponemos, aunque es malo suponer, que cuando dice derecha populista se refiere al correísmo. Pero añadió algo revelador, que va a tono con la reflexión que hacemos en este análisis. Refiriéndose a la Constitución, dijo: “Si podemos poner más derechos, aunque sea para que no se cumplan, pero que consten, está bien…”.

[6] Dirigente indígena ecuatoriano, presidente del Movimiento indígena y campesino del Cotopaxi – MICC

[7] Luego de las elecciones, Iza señaló que la dicotomía correísmo – anticorreísmo, solo beneficia a la derecha.

[8] Operan en dos planos distintos y cada plano busca obtener los efectos o resultados que le son inherentes.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/212401


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