Cubainformación •  Opinión •  14/02/2017

`EEUU no puede pretender que Cuba olvide su historia de terror y de muerte´

“La lucha clandestina en Cueto (la patria chica de Fidel y de Raúl)”, publicado en 2007, es un libro de vivencias sobre la lucha revolucionaria cubana en dicha localidad de la provincia oriental de Holguín, narradas por Rolando Cruz Samada, con 30 años de servicio en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba. Dialogamos con él en la capital holguinera.

Rolando nos dice que la lucha clandestina, en la que participó desde los 15 años, cuando comenzó con las primeras acciones de sabotaje y de propaganda, se desarrollaba de manera muy similar en cualquier localidad de la Isla, exactamente como en la suya, Cueto.

Cuando se produce el Asalto al Cuartel Moncada (1953), Rolando Cruz tenía 13 años. “Aún no sabía nada de política”, nos dice. Dos años después se integra a la lucha. Y en 1958, tras la Huelga de Abril, él y su hermano, más mayor, deben salir del pueblo y pasar a clandestinidad. En aquella época, “ya se había formado el II Frente y el Ejército Rebelde había avanzado mucho”, nos relata.

Al Triunfo de la Revolución, el Primero de Enero de 1959, regresa a Cueto, y se integra en las recién creadas Milicias Nacionales Revolucionarias. Se crean también, en cada localidad, las “Casas del 26 de Julio”.

El 31 de diciembre de 1960 se produce una enorme movilización de aquellas Milicias, ya que para el 20 de enero siguiente, al ser investido el presidente de EEUU, se preveía un intento de invasión. “Formamos batallones de combate”, recuerda, y “nos entregaron armas soviéticas y checas”.

Participó posteriormente en la llamada Guerra contra Bandidos (grupos contrarrevolucionarios armados por la CIA), que no solo se encontraban alzados en la Sierra del Escambray, sino en las 6 provincias cubanas de entonces. Rolando participó en el interrogatorio, en Guantánamo, a uno de dichos alzados, y nos relata la anécdota. “Le pregunté por qué se había alzado. Me respondió que era para combatir al comunismo. Y ¿qué es el comunismo?, le pregunté. No lo sé, me dijo, pero es algo muy malo, contestó”. Nos describe a estas personas como personas buenas, pero analfabetas y manipuladas, engañadas. También nos cuenta que aquella persona a la que interrogó creía que tanto Raúl Castro como Juan Almeida se habían alzado también contra Fidel. “Todo el odio que llevaba, por tantos muertos, se convirtió en lástima”, nos dice.

A comienzos de 1961 se integra como artillero en el Ejército Regular de Cuba (las FAR), donde está 30 años, hasta llegar a ser Teniente Coronel. Fue Jefe de Artillería del Cuerpo de Ejército en Holguín.

En los años 80 es Jefe del Comité Militar Provincial de Las Tunas, y allí se encarga de entrevistar a numerosos muchachos para ir a Angola, a pelear contra las tropas racistas sudafricanas y en apoyo al Gobierno de Agostinho Neto. “La mayoría quería ir”, nos señala, y desmiente la existencia de cualquier hipotética “coacción”. La única obligación era la moral, la de ayudar al pueblo de Angola. El resto, insiste, es propaganda contra Cuba. «Quien no quiso ir no fue», añade.

Ante la contradicción que le suponía participar en dichas entrevistas pero no haber cumplido misión internacionalista, solicitó varias veces su incorporación a alguna de ellas y, finalmente, pasó varios años en Yemen, un país que recuerda con mucho cariño.

Equipo de producción de Cubainformación TV (video y fotografías): Patricia Moncada, Karoly Emerson, Emerio Rodríguez, José Manzaneda. Colaboración especial: ICAP. Edición: Javier Matabuena.


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