Paco Campos •  Opinión •  09/06/2017

La tesis fuerte del pragmatismo filosófico

Una manera cómoda de acceder al meollo filosófico de Richard Rorty puede ser leyendo directamente la primera conferencia que dio en el University College de Londres en 1986 y que luego fue recogida en forma de libro en 1989, junto con otras más, con el título Contingencia, ironía y solidaridad. Posiblemente sea este título el más valorado de Rorty, después de su famoso The linguistic turn (1967). La conferencia en cuestión se denomina “La contingencia del lenguaje” y aparece en ella una de las tesis fuertes del pragmatismo filosófico contemporáneo.

        Rápidamente afirma Rorty que decir que la verdad no está ahí afuera es lo mismo que decir que donde no hay proposiciones no hay verdad, y que las proposiciones son genuinamente creaciones humanas. Por tanto, la verdad no existe independientemente de la mente humana, dice. De acuerdo que el mundo está ahí fuera, pero las descripciones del mundo no. El mundo de por sí no puede ser mundo si despreciamos las actividades descriptivas de los hombres. Nos engañamos pensando que el mundo o el ser humano poseen una naturaleza intrínseca, una esencia.

        Tras lo anterior pasa enseguida a exponer la tesis: “Mientras pensemos que existe alguna relación denominada ‘adecuación al mundo’ o ‘expresión de la naturaleza real del yo’, que puedan poseer, o de las que puedan carecer los léxicos considerados como un todo, continuaremos la tradicional búsqueda filosófica de un criterio que nos diga cuáles son los léxicos que tienen ese deseable rasgo.”

        Tenemos los humanos esa obstinación, creo, de ir en búsqueda de lo desconocido aunque sin reparar en todo lo que podemos satisfacer con una simple mirada, con un leve esfuerzo experimental.


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