Diliff / Wikimedia •  Ramaris Vásquez •  Opinión •  05/07/2020

Neocolonialistas del siglo XXI hurtan oro venezolano

Neocolonialistas del siglo XXI hurtan oro venezolano

Una parte de la humanidad no supera sus viejas vilezas, entre ellas, hurtar o robar descaradamente. Tras la irrupción española en Venezuela,  donde el saqueo se patentizó mientras se diezmaba a nuestras etnias indígenas con cruentos ataques bélicos y epidemias venidas de un mundo que se decía más “evolucionado” que el nuestro,  se pretendió arrancar de cuajo las culturas autóctonas de nuestros pueblos aborígenes. Pero sobrevivimos…

Luego, el sometimiento militar, económico y político español fue sustituido por el colonialismo comercial europeo y la apropiación de Estados Unidos de nuestros recursos -con la anuencia de los gobiernos de turno- a cambio de la pírrica renta petrolera. La rebatiña no cesa. El neo-colonialismo estadounidense y  británico–en complicidad con factores políticos internos que ya no deberían llamarse “venezolanos”- hurtaron 30 toneladas de oro de tod@s l@s venezol@nos.

Sería bueno que alguien nos explique a l@s venezolan@s, cómo es que, si  la ONU reconoce el gobierno de Nicolás Maduro y sus representantes ante la Comunidad de Naciones, y a través de los informes que sus instancias reciben del Estado representado por este gobierno electo por votación- un Estado que forma parte de esta Comunidad de Naciones niega, mediante una instancia judicial, la entrega del oro puesto bajo resguardo a una entidad bancaria de su país y permite se entregue a otra persona no electa como Presidente.

La puesta del oro en manos británicas por parte del gobierno de Venezuela fue un acto de confianza, por tanto, hemos de hablar de hurto. En términos de jurisprudencia internacional eso significa un precedente importante para unos 30 países que mantienen su oro (¿mal?) “resguardado” en la misma entidad bancaria de donde nos lo hurtaron a tod@s los venezolan@s.

Si a nosotros l@s venezolan@s nos lo hicieron, nadie está exento de que esta nueva y sofisticada fórmula neocolonialista se aplique a otros Estados. Usted va y pone su oro en esta entidad y es probable que luego se lo entreguen a otr@. Sería bueno para muchos gobernantes reflexionar cuán conveniente es seguir dejando que las mayores reservas de oro del mundo reposen en Inglaterra y Nueva York.

Asimismo, la abatida producto de los embates de una pandemia y la anomia de una “guerra no convencional” contra Venezuela que la ONU ha reconocido formalmente, no puede obnubilar al pueblo venezolano de semejante pillaje económico, mientras la Comunidad de Naciones acepta calladamente que un Estado soberano sea sometido a un despojo que atenta contra la vida de millones de venezolan@s, pues su derecho humano a la salud está siendo negado.

Si el gobierno venezolano escogido electoralmente –mayoritariamente-por l@s venezolan@s solicitó que se maneje las 30 toneladas de oro depositadas en una entidad inglesa, a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ¿cuál es la razón  para se niegue esta posibilidad?     

Es inhumano negar alivio a la situación económica de Venezuela, impactada por: 1. La polarizada situación sociopolítica y el abismo económico entre la mayoría de la población que no puede cubrir sus necesidades y factores con poder adquisitivo superlativo que ahondan las brechas de la desigualdad. 2. Las sanciones unilaterales de EE.UU contra el país. Y 3. La pandemia por coronavirus que agrava la ya golpeada situación económica y social de los venezolanos.

Por tanto, el caso venezolano confirma que los países neocolonizadores no necesariamente  usan, como antes, la mampara de independencia política oficial,  sino que esta puede ser impuesta mediante una bifurcación de poder y sus mecanismos “cuánticos”, para luego despojar al Estado en cuestión de sus riquezas.

¡Qué ironía! La entidad de donde fueron hurtadas las 30 toneladas de oro venezolano (burlando la confianza de su pueblo), presume de tener más de 3 siglos resguardando oro sin que un solo lingote fuera robado de sus bóvedas. Claro, no es lo mismo robar que hurtar.

 

Ramaris Vásquez es periodista venezolana


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