Llamamiento contra la guerra de la OTAN
Cada día que pasa es más evidente que la OTAN y los gobiernos de la UE han decidido preparar una guerra contra Rusia en suelo europeo. La presidenta de la Comisión Europea y el Secretario General de la OTAN así lo están reclamando y el presidente francés ha anunciado su intención de enviar tropas a Ucrania, lo que involucraría al resto de miembros de la Alianza Atlántica. No han explicado quien tomó esas decisiones, pero en ningún caso ha habido una consulta publica sobre un tema de la máxima transcendencia, en el que la población pone en juego sufrimientos inimaginables y la vida y su propia existencia como pueblo, si se llegara a desencadenar un conflicto nuclear, para el que ya se están preparando.
La justificación para provocar ese desastre descomunal es el riesgo inminente de que Rusia invada Europa, aunque no es la primera vez que una mentira sirva para desencadenar una guerra atroz. No hay nada que lo justifique: Rusia no tiene nada que ganar, pero Europa si. Rusia tienen todo aquello que Europa necesita; gas, petróleo, minerales estratégicos y un inmenso territorio en Asia, que conecta con China, India y el Sudeste asiático, lo que le ha permitido salir indemne de las “sanciones” occidentales, mientras Europa sufre sus consecuencias y EE.UU. se enriquece.
En los últimos 100 años, Europa y Estados Unidos han intentado sistemáticamente apoderarse de Rusia; lo hicieron durante la guerra civil tras la revolución de octubre y durante la segunda guerra mundial, y en 1993 apoyaron un golpe de Estado para colocar en la presidencia a Boris Yeltisn, un aliado totalmente sometido a los intereses occidentales: el resultado fue la matanza de numerosos parlamentarios y una presidencia dictatorial que termino de arruinar a Rusia.
Tras este episodio, EE.UU., con la complicidad de Europa, ha impulsado las «revoluciones de colores» en el entorno de Rusia, especialmente en Ucrania, en donde aupó al poder a las fuerzas nazis. Y desde hace más de 20 años ha impulsado la expansión de la OTAN hacia el este en un claro acoso militar a Rusia.
La OTAN siempre ha estado en guerra con Rusia, aunque en este momento lo hace de forma más activa enviando armas y municiones, dando apoyo táctico y de inteligencia, conducción estratégica y enviando mercenarios y fuerzas encubiertas. El fracaso absoluto de la ofensiva contra Rusia requiere ya la intervención directa y abierta de la OTAN porque «no se puede permitir que Rusia gane la guerra».
De nuevo EE.UU. promueve un conflicto que está lejos de sus fronteras, aunque esta vez no es en un país de la periferia, sino en el centro. Una vez más, como en la I y II Guerras mundiales, alejados del riesgo, pero como entonces, aumentará exponencialmente las ganancias: el sufrimiento, el dolor, la muerte y la miseria los pondrán otros, pero la industria de la guerra, el complejo militar industrial y otras corporaciones obtendrán enormes beneficios.
Para ello anuncian la puesta en marcha de una “Economía de guerra”, que significa dar prioridad absoluta a los gastos militares sobre cualquier otra consideración. Esto supone, que en una situación de grave crisis como la actual, con niveles muy altos de paro y de subempleo – en definitiva de pobreza de amplias capas de la población – la clase trabajadora va a pagar los gastos de preparación para la guerra con un deterioro aún más profundo de sus condiciones de vida.
Y como ya está sucediendo en otros países europeos, la reintroducción del servicio militar obligatorio va a suponer que la juventud europea – una vez más – va a actuar como carne de cañón en una guerra que nada tiene que ver con nuestros intereses como pueblos.
Por último, la posición geoestratégica española y la existencia de instalaciones clave en nuestro territorio (las bases de Rota, Morón y Bétera y el CAOC de Torrejón) lo convierten en un escenario bélico preferente, con un enorme riesgo para la población, especialmente para los más vulnerables y los más jóvenes que, según se pide en Europa, deberían incorporarse obligatoriamente a filas.
La pertenencia del Estado español a la OTAN, hipotecando todo resquicio de soberanía nacional e incumpliendo flagrantemente las condiciones del Referéndum, nos ata a los intereses del imperialismo anglosajón, que nos son totalmente ajenos, mientras la mayoría de las fuerzas políticas, intelectuales, académicas y todo tipo de medios de comunicación, ignoran esta escalada y los riesgos que asumimos.
Ante esta grave situación, es preciso que los pueblos del Estado español, cuya experiencia de guerra es especialmente trágica y traumática y que supieron encontrar en la campaña contra la OTAN el camino para expresar conjuntamente nuestro sentimiento anti-imperialista, lo volvamos a hacer cuando el riesgo de una guerra mundial en suelo europeo es cada vez más evidente.
En la actualidad, la lucha del pueblo palestino y la gigantesca respuesta de solidaridad que ha despertado en todo el mundo anticipan la posibilidad de un gran avance en la conciencia antiimperialista de los pueblos y en la percepción de las conexiones del imperialismo con el sionismo y con el fascismo. Por otro lado, desde nuestro suelo, desde nuestros mares y cielos, y con nuestro dinero, el gobierno está colaborando y favoreciendo el genocidio sionista contra el pueblo palestino, y lo está haciendo en nuestro nombre. Por ello, la lucha contra la OTAN y por el desmantelamiento de las bases militares extranjeras en el Estado español – desde las que se suministran armas y se perpetran los ataques contra el pueblo palestino y el Eje de la Resistencia – forma parte inseparable de la solidaridad con la lucha del pueblo palestino.
Es preciso hoy recuperar esa conciencia y parar la escalada que hoy está en marcha. Más allá de valoraciones y análisis que expresan otras posiciones políticas diferentes sobre temas internacionales, es preciso encontrar puntos mínimos de acuerdo entre distintas formaciones políticas y sociales que permitan una unidad de acción debidamente coordinada, superando la paralizante atomización existente.
Será únicamente la movilización popular la que levante la conciencia que logre evitar que la escalada continúe. Creemos que la responsabilidad que tenemos ante nuestros pueblos nos lo exige. La guerra, una vez que esté en marcha, no se puede parar.
Por todo ello, desde la Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases estamos lanzando este llamamiento para establecer cuanto antes mecanismos efectivos lo más amplios posibles para movilizaciones basadas en los siguientes principios mínimos para la unidad de acción:
- Reducción drástica de los gastos militares.
- Por los derechos laborales y los servicios públicos de calidad.
- No a la participación de las fuerzas armadas españolas en la guerra con otro país. El ejército debe tener exclusivamente carácter defensivo.
- Salida inmediata del Estado español de la OTAN y cierre de las bases norteamericanas.
Quienes estéis interesados en participar, escribidnos a cecob@contraotanybases.org y en breve nos pondremos en contacto con vosotros para considerar mecanismos de coordinación para la movilización.