Diseccionando a El País •  13/11/2015

La brutalidad de uno de los fundadores de C´s: “el negocio del sexo”

La brutalidad de uno de los fundadores de C´s: “el negocio del sexo”

El negocio del sexo

¿Acaso creían que el negocio del sexo no es otra cosa que la prostitución o el porno? Pues no. Uno de los “prestigiosos intelectuales” fundadores de Ciutadans -Arcadi Espada- quiso saltar ayer a la palestra tras el 7N con el objetivo de conseguir el vitoreo y toque de pandereta del renovado fascismo del siglo XXI, redefiniendo la expresión “negocio del sexo” [1] como “la desvergonzada instrumentalización de estos crímenes que hacen las mujeres de izquierdas” para “identificarlos con las prácticas o al menos con la ideología de los hombres de derechas”. Dicho de otro modo: las mujeres que protestan solo son las de “izquierdas” y su finalidad no es poner fin a los crímenes machistas, sino utilizarlos en sus reivindicaciones para cargar contra los “hombres de derechas”. Los hombres o las mujeres que no son “de izquierdas” no protestamos contra estos criminales o contra los ideólogos que justifican o relativizan la violencia, y si lo hacemos, solo queremos enviar un mensaje a las instituciones, nunca a los verdugos. Por hacer una comparación más acertada que las del repugnante escrito del ideólogo de Ciudadanos: del mismo “razonamiento” aplicado a las manifestaciones contra los crímenes terroristas de ETA se deduce que lo que pretendían era llamar la atención de las instituciones pero nunca la de los asesinos o sus simpatizantes. Tampoco la de los jóvenes educados en unos valores que beben -y hay que decirlo bien alto- de un machismo cocido a fuego lento durante las décadas de la dictadura franquista. Y -por descontado- de otros hombres que no responden -necesariamente- a una ideología política simple y retrógrada, por supuesto.

Las raíces de los crímenes machistas en España no son pues -como dice el autor- “insondables”. Hay que buscarlas en la historia más triste y reciente de España, en el fascismo español que tantas cabezas petrificó para apuntalar el patriarcado en nuestra sociedad. Antes de eso, y ampliando el ámbito geográfico hay que encontrarlas en la educación judeocristiana, en el androcentrismo y la misoginia latente en casi todas las religiones. Quien no quiere abrir debates “sobre memoria histórica” nunca podrá analizar las causas profundas que explican la perpetuación de una mentalidad que alimenta la violencia machista y corregir esos errores arraigados. En eso doy la razón a Espada: los criminales -al igual que los consumidores del verdadero negocio del sexo- son mayoritariamente “hombres de derechas” porque la ideología de cualquier individuo influye cada día en sus actos… Porque el perfil de hombre con serias carencias afectivo-sexuales, el que ha convertido a España en el país donde más sexo se consume a cambio de dinero, es el del heredero de la tradición judeocristina y franquista.

En su obscena relativización de las cifras, el artículo de opinión publicado en El Mundo habla de “nivel de tipo medio” para la violencia machista en España, “lejos de las altas cifras de las sociedades nórdicas” donde existe “mayor igualdad social”. La petrificación mental e ideológica no permite al autor entender que son precisamente esas políticas efectivas de igualdad las que posibilitan que las mujeres sean más propensas a hablar libremente sobre sus situaciones variadas de violencia en una encuesta. En Suecia o Finlandia -por ejemplo- se detectan y denuncian actitudes violentas que en España no son consideradas como tales. En España pesa además el silencio impuesto durante la transición, silencio que no se redujo a cuestiones únicamente relacionadas con el genocidio franquista. Igulamente hay que considerar que un momento de crisis económica influye negativamente en el número de denuncias, pues la dependencia económica de las víctimas hacia sus agresores actúa como elemento disuasorio. En último extremo, llevando el argumento de Espada a las cifras de violencia anteriores a 2004, podemos concluir que esta no existía, puesto que no se contabilizaban antes de la entrada en vigor de la Ley integral contra la violencia de género.

Para concluir, la equiparación de la atención a los crímenes machistas con los accidentes laborales es tan escandalosa como comparar los crímenes del terrorismo con los accidentes de automóvil. Seguramente la segunda comparación si escandaliza al patriota español. Misterios de la doble moral…

Nada nuevo en el panorama ideológico de la España heredera del franquismo, adaptada a los tiempos modernos del marketing y las relaciones públicas, pero que inevitablemente estalla de vez en cuando para enseñarnos su plumero. Ninguna novedad en lo que cabe esperar de El Mundo, en la palabrería hueca de Arcadi Espada o en la utilización de la brutalidad para su única intención real: hacer negocio vendiendo libros al sector más rigidificado [*] de la sociedad.

[1] http://www.elmundo.es/opinion/2015/11/12/56439bbc268e3e9d428b4596.html
[*] Personalidad neurótica. Rigidificación (del self): un mecanismo de protección, empleado frecuentemente por estos individuos, en el que el sujeto repite, sin apenas variación, las mismas pautas de conducta, eliminando así la posibilidad de que nuevos estímulos perturben su precaria seguridad, aunque a costa de un empobrecimiento existencial… Psicología médica. Salud Mental. Dr. Elisa N. Cortese (compiladora). Nobuko, 2004. (Pag. 113).


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Todo el mundo hace algo para sentirse realizado, o sencillamente, sentirse   bien. En mi caso, he colaborado como arqueólogo de la Federación Estatal de Foros por la Memoria y del Foro por la Memoria de Córdoba, la ciudad donde vivo y nací, y escribo en este blog, en Tercera Información y en otros medios sociales y contrahegemónicos entre otras actividades que incluso podrían considerarse como “subversivas” teniendo en cuenta los tiempos que corren.

Licenciado en Geografía e Historia y especializado en arqueología, mi profesión inicial, y estudios que recomiendo a cualquiera, aunque los planes actuales no sean lo que eran.

Hoy me dedico al periodismo social y me preocupo, sobre todo, por la influencia de las corporaciones de la comunicación sobre los ciudadanos y las técnicas de manipulación de masas desarrolladas desde Edward L. Bernays.

César Pérez Navarro