Notitia Criminis •  06/01/2010

La conexión de Brian Sean Padgett, el vecino de la fundación de Alfredo Arija, ex consejero de Bono, con Marc Rich, el Mosad y el tráfico de armas

Ya se habló aquí de una sorprendente coincidencia. En una retirada playita de Calviá, lejos del núcleo urbano y de miradas discretas o indiscretas, convivían en estrecha vecindad dos entidades notables: la inmobiliaria CAMALLER 2010 y la Fundación Internacional para los Compromisos de Calidad.

La fundación IFQA, lo recordamos, estaba ligada a CCM, a José Luis Rodríguez Holgado ―uno de los hombres designados por el destituido y expedientado Hernández Moltó para sentarse en los consejos del “malayo” Enrique Ventero y de PEYBER, la concesionaria del PAU del campo de golf de Carranque― a Alfredo Arija Hernández, un ex consejero de los Gobiernos de Bono en Castilla-La Mancha; y a Fernando Monar Rubia, también estrechamente vinculado al gobierno municipal de Calviá cuando al frente de éste se encontraba Margarita Nájera.

Por su parte, CAMALLER 2010 era propiedad de un tal Brian Sean Padgett, un sujeto residente en Ginebra e integrado en un grupo dedicado a prestar servicios de fiducia internacional ―para entendernos, servicios de testaferría― con base en los paraísos fiscales de las Islas Caimán, la isla de Jersey, la isla de Man y Suiza.

De las inquietantes actividades envueltas en sucesos igualmente inquietantes que atañen a los dos vecinos de la playita de Calviá, la IFQA y CAMALLER 2010, ya hablé en detalle en el artículo titulado «La Fundación Internacional para los Compromisos de Calidad, su vecino dedicado a los servicios fiduciarios en paraísos fiscales y CCM». Ahora hay que volver al punto en que aquello se dejó porque nuevos datos acrecientan considerablemente el interés que despierta esa llamativa vecindad.

Brian Sean Padgett presta sus servicios como fideicomisario en una fundación controlada por una tal Shirley Porter (nacida Cohen) condenada por defraudar unos 31 millones de Libras cuando presidía el Concejo de Westminster y ésta, a su vez, comparte la mesa de la Junta de Gobierno de la Universidad de Tel Aviv con Marc Rich, implicado en España en la operación inmobiliaria del estadio Vicente Calderón ―junto al “malayo” Enrique Ventero y a los hijos de Jesús Gil― en el caso del Prestige, en el caso Banesto y relacionado con Al-Kassar, Kasoughi, y con los presuntos miembros de la mafia afincados en Marbella, Felice Cultrera, Giovanni Gianino y Giovani Piero Montaldo o el mafioso y narcotraficante ―sin “presunto”― Gianni Menino, fugado de España y muerto luego en extrañas circunstancias.

Por último, el hijo de la citada Shirley Porter, John Porter, está profundamente enraizado en la industria bélica de Estados Unidos e Israel y en el tráfico internacional de armamento, y fue pieza clave para ocultar a los Tribunales británicos la fortuna de su madre, considerada durante los años 90 como la mujer más rica de Europa; todo ello sin contar con que está asociado a sujetos a los que en su día el FBI investigó por realizar actividades de espionaje a favor del Mosad, por cierto, al igual que Marc Rich.

El fiduciario Brian Sean Padgett y Shirley Porter, la ex alcaldesa de Westminster

Desde el año 2005 el miembro de PRINCIPLE CAPITAL y del Grupo SILEX, a la vez que dueño de la inmobiliaria CAMALLER 2010, Brian Sean Padgett es uno de los fideicomisarios de la fundación británica The Linda Marcus Charitable Trust, ahora llamada The Daniel Howard Trust. Esta fundación está dominada desde sus inicios por quien fuera alcaldesa de Westminster, la vieja Sra. Shirley Porter, nacida Cohen; y dice dedicarse a promocionar proyectos en los campos de la educación y el medio ambiente en el Reino Unido y, sobre todo, en Israel, invirtiendo sus fondos en compañías como Vodafon, el Royal Bank of Scotland, Cisco Sistems y especialmente y en una proporción totalmente abrumadora, en la compañía de supermercados TELCO, fundada por el señor padre de Shirley Porter, Jack Cohen; la cual se ha convertido en la base de operaciones de la familia.

La Señora Shirley Porter es una de las mayores donantes de la Universidad de Tel Aviv y ha sido habitual en la prensa inglesa y estadounidense, especialmente durante los 90. Precisamente en esas fechas y mientras presidía el Westminster City Council ―para entendernos, el Ayuntamiento de Westminster― fue objeto de la atención de los periódicos y de los Tribunales británicos, pero no por sus habituales orgías consumistas en Niza o París, sino por algo considerablemente más turbio.

En 1996 John Magill, auditor del distrito de Westminster acusó a Shiley Porter de haber defraudado unos 31 millones de Libras Esterlinas a la Corporación en lo que se llamó el escándalo de las «casas por votos».

El fraude consistió en vender casas propiedad del Ayuntamiento, situadas en barriadas marginales, a votantes conservadores ―expulsando de paso a los inquilinos― para aumentar las perspectivas electorales del partido Tory al que pertenecía la Porter. Concretamente, según informó The Telegraph, se vendieron unas quinientas viviendas al año bajo una política llamada “de construcción de comunidades estables”.

John Magill, el Auditor de Distrito, acusó a Shirley Porter y a su colega David Weeks de “conducta dolosa” y de “vergonzoso fraude electoral”.

Finalmente, en 2002 el caso llegó en apelación hasta la Cámara de los Lores, que confirmó la condena contra Shirley Porter quien, no obstante, consiguió llegar a un acuerdo con la Corporación de Westminster para pagar, únicamente, doce millones de Libras, del total de los 27 que establecía la sentencia.

La señora Shirley mantuvo ante los tribunales que su fortuna apenas alcanzaba las 300.000 Libras, a pesar de haber sido considerada en la prensa de la época como la mujer más rica de Europa.

El intento de eludir los embargos, no obstante, sufrió un fuerte golpe cuando la BBC desveló que a raíz de un enfrentamiento entre el hijo de Shirley, John Porter y uno de sus socios, Cliff Stanford, habían llegado a su poder una serie de correos electrónicos y documentos confidenciales que demostraban que la madre había hecho fuertes préstamos al hijo y que en conjunto reunían fundadas evidencias de que la Señora Porter manejaba grandísimas cantidades de dinero.

A partir de esa información, el Concejo de Westminster y los tribunales iniciaron una ardua y costosa investigación a lo largo y ancho del Mundo tratando de desvelar la fortuna de Shirley y de hallar a los testaferros tras los cuales se escondía. En esa investigación se libraron mandamientos judiciales contra Peter Green, asesor financiero de la familia desde antiguo y que fue el predecesor de Brian Sean Padgett en el cargo de fideicomisario de The Daniel Howard Trust, sustitución que parece lógica porque un testaferro en el que los jueces han fijado su atención, pierde casi todas sus virtudes.

Tras estos hechos, la viuda Porter, nacida Cohen, ha fijado su residencia en Tel Aviv, desde donde continúa manejando los destinos de la Daniel Howard Trust, en la cual, como hemos visto, presta sus servicios el fideicomisario y experto en servicios de fiducia en paraísos fiscales, Brian Sean Padgett, junto a su socio y también miembro de PRINCIPLE CAPITAL, Andrew James Peggie.


John Porter, el hijo de Shirley, la industria de guerra y el espionaje israelí

Para inclinar a la Corporación de Westminster a llegar a tan doloroso acuerdo con la condenada Shirley Porter, las maniobras de ésta y de su hijo, John Porter, debieron tener un peso decisivo, pues fue el tal Johnsegún informó la prensa británica― quien consiguió que la mayor parte de la fortuna de su madre se esfumara antes de que los Tribunales británicos pudieran echarle mano.

No obstante, John Porter en esos momentos ya era propietario de una fortuna muy superior a la de su madre. Partiendo de un regalo de 4 millones de libras de su abuelo Jack Cohen, Porter comenzó a fraguar su riqueza construyendo, a través de la mercantil CHELVERTON, centros comerciales por todo el Reino Unido, para lo cual, sin duda, el conocimiento de la política municipal de su madre debió ser una buena ayuda.

Ahora bien, la verdadera acumulación de riqueza de Porter llegó a partir de su entrada en TELOS, una empresa domiciliada en Virginia y vinculada al núcleo de la industria de guerra estadounidense; de la que John Porter posee ―aunque este dato ya es antiguo― el 80% del capital. TELOS llegó a proveer durante las administraciones Reegan-Bush, ni más ni menos que el sistema de comunicaciones del ejército de Estados Unidos.

Esto en sí mismo resulta insólito porque John Porter no es ciudadano estadounidense, sino británico y existen infranqueables trabas que impiden a los extranjeros controlar sociedades con contratos vitales relacionados con el Departamento de Defensa.

TELOS solucionó este problema, formalmente, dando a Porter la consideración de un mero asesor en la empresa. Las otras personas que formaban el Consejo de Administración de la mercantil, hicieron el resto.

En ese consejo aparecen sujetos como Norman Byers, coronel de las fuerzas aéreas de EE.UU, que trabajó en la Junta de Jefes de Estado Mayor y como asistente militar del Secretario de Defensa de la Administración Reegan-Bush.

También está Fred Ikie, el secretario de política de defensa de Reegan. Se trata de un ex director de la Agencia de Control de Armas de EE.UU, estuvo o está en la Junta Directiva de la Comisión Nacional de EE.UU sobre terrorismo y tiene documentadas conexiones con el Gobierno Israelí.

Finalmente uno de los más señalados socios de TELOS es Stephen Bryen, designado como diputado de Reegan en la Secretaría para la Política comercial de Seguridad y autor de la puesta en marcha la oficina de tecnología para la seguridad dentro del Departamento de Defensa, cuya tarea era la supervisión de la venta de armas.

A finales de los 70 este individuo, que trabajaba en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, fue investigado por el FBI ante las sospechas de que estuviera pasando secretos militares del Pentágono a Israel.

Si bien nunca fue acusado, Stephen Bryen abandonó la Comisión del Senado para establecerse como lobbysta. Fundó junto a su esposa el Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional, “un grupo de presión de línea dura ―según informó la revista británica Punch― que presuntamente tiene vínculos con la industria armamentística israelí”.

Sin duda, la íntima amistad entre los Porter y los Thatcher, así como los contratos suscritos con el Departamento de Defensa de EE.UU por parte de Mark Thatcher, también fueron un buen fundamento para la entrada de John Porter en el restringido establishment armamentístico de Estados Unidos, pero Porter no sólo hace negocios con la industria de guerra americana. También tiene relaciones comerciales con el ejército de Israel.

Según informó el diario británico News Confidential, una de las empresas de John Porter es la mercantil SAPIENS, domiciliada en Israel y que ha establecido contratos con la fuerza aérea de ese país. A mediados de los 90 varios accionistas de SAPIENS acusaron ante los tribunales a Porter de haber tramado transacciones financieras fraudulentas entre TELOS y SAPIENS y de haber falseado la contabilidad de esta última correspondiente a los años 92, 93 y a los dos primeros trimestres del 94.

El asunto fue resuelto mediante varios acuerdos extrajudiciales y con el establecimiento de un fondo de 5,3 Millones de $ por parte de SAPIENS para compensar a los accionistas que habían perdido su dinero tras la alteración fraudulenta del valor de las acciones de la Compañía.

Sin embargo, ni este feo asunto de los negocios del hijo en Israel, ni la condena por corrupción política de la madre en Londres, han enturbiado el futuro de Porter. Su nombre aparece en la lista de directivos del estadounidense Bionomics Institute ―uno de esos “depósitos de pensamiento” que se dedica a enseñar que las entidades económicas son “organizaciones inteligentes”― junto a apellidos tan notables como son los de Ford o Rothschild.

También tiene intereses a la industria bélica de Indonesia, donde está asociado al grupo GEMALA que reúne las sociedades vinculadas al mando estratégico del ejército de ese país. En Inglaterra Porter es socio de un ex parlamentario conservador llamado Davis Shaw cuyo principal mérito público consiste en a haber sido él quien tramitó el pase de la Cámara de los Comunes para la prostituta de lujo Pamella Bordes. En el campo de las instituciones “sin ánimo de lucro” controla la fundación llamada John Robert Porter Charitable Trust, la cual atrajo la atención de la Charities Commission en el 92 cuando se constató que del total de sus inversiones, más de tres millones y medio de Libras, tres millones trescientas mil habían sido invertidas en acciones del negocio de la familia, la cadena de supermercados TESCO.

Pero volviendo a Israel, que es lo que ahora interesa, John Porter participa ―además de en SAPIENS― en una sociedad llamada MLI LASERS y es el representante en Londres de la Universidad de Tel Aviv, en cuyo consejo rector está junto a su madre, Shirley Porter. Aquí, precisamente, es donde encontramos una nueva e inquietante coincidencia que nos devuelve a España y a algunos de los casos de corrupción más conocidos.

La conexión entre la condenada por corrupción Shirley Porter y el prófugo indultado Marc Rich.

Shirley Porter, su hijo John Porter y Marc Rich se conocen. Es más, trabajan codo con codo en la Junta de Gobierno de la Universidad de Tel Aviv, en cuyo organigrama, por cierto, está integrado el Instituto para los Estudios sobre la Seguridad Nacional.

Marc Rich ya ha sido objeto de la atención de NOTITIA CRIMINIS y no por el hecho de presentarse en alguna que otra soiree acompañado de Dolores Sergueyeva, la nieta de Pasionaria. No es necesario repetir aquí todo lo dicho sobre él, pero sí recordar algunas cosas que cobran nuevo sentido a la luz de las informaciones aparecidas en los últimos meses.

Marc Rich ha estado sostenidamente vinculado, en las noticias que se han ido conociendo sobre él, al tráfico de armas y a actividades de espionaje a más de lo que se consideró como el mayor fraude fiscal de Estados Unidos.

Ya señalé en su momento que según el fiscal que instruía el caso de sus socios en Estados Unidos, Marc Rich había trabajado para el Mossad y le definió como “uno de los mayores traficantes de información secreta del mundo“. Es más, un ex jefe del Mossad, Avner Azulay, ocupa el cargo de Director General de la Fundación Rich.

En España ya hemos visto a Rich asociado a individuos de sospechosa trayectoria, como son los hijos de Gil o el procesado en el caso Malaya, Enrique Ventero Terleira, pero además hay que recordar que según el nº 23 “The Geopolitical Drug Dispatch”, una publicación de “L’Observatoire Géopolitique des Drogues”, incluída ahora en “L’Observatoire Géopolitique de la Criminalité Internationale”, el nombre de Marc Rich, junto a los de Monzer Al-Kassar y Adnan Kashogui fue encontrado en la agenda intervenida por la policía a Felice Cultrera, presunto miembro del clan mafioso de los Santapaola

El caso CultreraMeninno o mejor dicho, el de la, en su día, juez decana de los Juzgados de Marbella, Pilar Ramírez Balboteo, fue uno de los asuntos que primero se comenzaron a investigar en esa ciudad. El padre y el hermano de la citada juez, Juan Ramírez Rodríguez y Juan Carlos Ramírez Balboteo, respectivamente, asesoraban a los dos presuntos miembros de la mafia Felice Cultrera y Gianni Meninno, este último huido de la justicia española.

Pero es más, los Ramírez Balboteo también están directamente relacionados con otro personaje del mismo círculo ―Cultrera, Menino, Al-Kassar, etc― el investigado por su pertenencia a la mafia calabresa ―la ‘Nrangheta que, por cierto, tuvo su remoto origen en Toledo, durante el siglo XVI― el imputado en los casos Malaya y Astapa, Giovanni Piero Montaldo de quien recientemente se ha sabido que pagó más de 700.000 € al imputado José Luis Martín, ex alcalde del PSOE toledano que aprobó el PAU del Pocero en Seseña.

De hecho, según consta en el sumario “Malaya”, folio 18.156, durante la declaración prestada como detenido por el tal Montaldo, el abogado que éste designo fue Juan Carlos Rodríguez Balboteo.


Cerrando el círculo

Así que aquí tenemos, por un lado, a Marc Rich, relacionado con un sospechoso círculo de personas, unas presuntamente mafiosas y otras, acreditados miembros de la mafia, como es el difunto Gianni Menino; con el traficante de armas internacional Mosen Al-Kassar; con los hijos de Jesús Gil y con Ventero Terleira; sin olvidarnos de la que fuera directora general de su empresa, RON INVESTMENTS, la cada vez más conocida Petra Mateos Aparicio-Morales, presidenta de HISPASAT, de TELECOM CASTILLA LA MANCHA, consejera de CCM, o consejera de ARANJUEZ ECOCIUDAD INTELIGENTE, donde comparte mesa con el socio de Roca, Juan María López Alvarez, o con el muy relacionado con protagonistas de la trama malaya, Alfonso Vegara Gómez.

Por otro lado, sabemos que uno de esos presuntos mafiosos, el dicho Giovanni Piero Montaldo, anda, de la manera que sea, implicado en el caso Seseña, un caso de corrupción que, como pocos, ha salpicado a la cúpula gobernante de Castilla-La Mancha.

Además, existen constancia documental de que CCM, la misma que en su día financió al Pocero, no solamente ha financiado los negocios de los archimalayos Roca y Pedro Román, sino que ha llegado a constituir sociedades con Ventero Terleira y el ahora caído Luis Portillo, proveyendo de créditos a todos estos personajes en cuantía no menor a los 200 Millones de €.

Junto a todo esto, hemos descubierto que la FUNDACIÓN PARA LOS COMPROMISOS DE CALIDAD, una entidad surgida a la sombra de CCM y en la que encontramos al directivo de esta Caja, José Luis Rodríguez Holgado y al ex consejero de los gobiernos de Bono, Alfredo Arija Hernández, ha ido a poner su domicilio en la misma dirección en la que aparece una inmobiliaria propiedad del mencionado Brian Sean Padgett, un idividuo que junto a sus socios, se publicita como proveedor de servicios internacionales de fiducia ―testaferría, en lenguaje llano― en los más notorios paraísos fiscales.

Y para cerrar el círculo de coincidencias, acabamos de descubrir que este Brian Sean Padgett y su socio en el negocio de los paraísos fiscales, Andrew James Peggie, presta sus habilidades y recursos a una multimillonaria, Shirley Porter, condenada en Londres por corrupción, que comparte mesa con Marc Rich en la Universidad de Tel Aviv y cuyo hijo, John Porter, es una pieza fundamental del establishment armamentístico además de estar vinculado por sí o por sus socios, al espionaje israelí, por cierto, igual que Marc Rich.


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