Luis del Barco •  Negocios y Ocio •  17/12/2019

Aumenta el número de concursos de acreedores a las puertas de un 2020 incierto

Con 2020 a la vuelta de la esquina, cada vez son más las personas que comienzan a prestar atención al panorama económico que presentará el año entrante, uno del que se lleva tiempo hablando en relación a una posible recesión inminente. Una palabra especialmente temida en países que, como España, apenas han comenzado a regenerarse tras la anterior crisis económica que tantas consecuencias dejó para el tejido empresarial del territorio.

Aumenta el número de concursos de acreedores a las puertas de un 2020 incierto

En medio de este incierto contexto, pues nadie es capaz de predecir hacia dónde se moverán los mercados a lo largo de los próximos doce meses, las compañías se encuentran experimentando un aumento en el número de EREs y concurso de acreedores, una señal que no ayuda a ofrecer tranquilidad de cara a este nuevo periodo.

Este es un hecho que se debe, según apuntan los especialistas, debido hacia la poca solidez que se proyecta desde el Gobierno en materiales de empleo, crecimiento económico y regulación de dichos apartados, temiéndose que las nuevas políticas pongan en dificultades a los empresarios a la hora de regular su plantilla.

El temido concurso de acreedores

Aunque entrar en concurso de acreedores es una situación en la que ninguna empresa quiere verse y que no es agradable de afrontar en ningún caso, es menos temible de lo que se tiende a pensar debido al renombre del concepto. Así lo asegura Igor Ochoa, experto en gestión de crisis de la consultora Dipcom Corporate, donde exponen de manera muy clara los beneficios que puede tener para los responsables de una empresa afrontar esta situación cuanto antes y de la manera correcta.

El concurso de acreedores y el proceso a seguir dependerá en todo momento de las condiciones y situación particular de una empresa, compañía o persona jurídica en un momento dado, pero sí es posible establecer unas pautas generales aplicables a la mayoría de los casos. Es el caso de las fases del proceso o la clasificación de las deudas, que disponen de un esquema concreto.

Es importante saber, en cualquier caso, que tanto si se trata de un concurso de acreedores al uso, como si es un concurso de acreedores voluntario o un concurso de acreedores necesario, es un proceso que puede terminar de manera beneficiosa para las partes implicadas. Bajo una buena predisposición, es posible que la empresa continúe disponiendo de un futuro una vez concluido el mismo.

Un 30 % más de nuevos concursos de acreedores

Según se mencionaba al comienzo, el número de concursos de acreedores se encuentra en pleno incremento en la actualidad. Tal y como reflejan los últimos datos proporcionados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el último trimestre fiscal del presente año fue uno de los más notorios en relación a este hecho, habiéndose registrado casi un 30 % más de concursos de acreedores que en el mismo periodo de 2018.

Una subida notable de los mismos que refleja el delicado estado en el que se encuentra la economía empresarial local y que no hace sino acrecentar el temor de que una nueva crisis en 2020 pueda sacudir el mercado español y dejar en estado precario el tejido económico. Entre las áreas que más han acusado el elevado número de concursos de acreedores se encuentran Cataluña y la Comunidad de Madrid, las dos principales áreas en las que se establecen las compañías.

Aumentan las demandas por despidos

De la misma manera que los concursos de acreedores, también han aumentado las demandas presentadas en relación a los despidos en un 16 % si se compara con el periodo equivalente del año anterior. Otro de los factores que apuntan hacia el actual estado por el que se encuentran pasando muchas empresas en relación no solo a un futuro incierto en lo político, sino también en lo relativo al temor de lo que pueda deparar el año entrante en ámbitos económicos.

En este caso, también como tenía lugar en el anterior, las dos citadas comunidades son aquellas que concentran un mayor número de nuevas demandas por despidos.

Un delicado panorama, en definitiva, que tendrá que afrontarse con cautela y ante el cual habrá que esperar aún para observar cómo se resuelve de cara a un nuevo año que, por ahora, presenta muchas dudas para empresarios, economistas, políticos y trabajadores.