Al Mayadeen •  Internacional •  31/12/2021

Bases estadounidenses deben ser evacuadas y entregadas al ejército iraquí

El líder del movimiento sadrista iraquí, Muqtada Al-Sadr, subrayó que «las bases militares estadounidenses deben ser desalojadas y entregadas exclusivamente al ejército iraquí».

Bases estadounidenses deben ser evacuadas y entregadas al ejército iraquí

En un comunicado, Al-Sadr dijo, en relación con la presencia militar estadounidense en Iraq, que «deben determinarse los números y las misiones asignadas a los militares estadounidenses en suelo iraquí, y el espacio aéreo nacional debe respetarse y utilizarse solo con el permiso del gobierno iraquí; de lo contrario, se considerará una violación.»

Subrayó que «el gobierno iraquí debe asumir el apoyo logístico y de seguridad exclusivo, y ninguna parte externa tiene derecho a intervenir».

Según el texto, «cualquier presencia militar y de seguridad en el interior de la embajada de Estados Unidos está prohibida y las fuerzas iraquíes lo garantizarán».

Señaló que «estas medidas son el preludio del fin de toda presencia extranjera, incluidos asesores y otros funcionarios en el futuro».

El martes pasado, el primer ministro iraquí, Mustafá Al-Kadhimi, anunció oficialmente la finalización de la expulsión del país de todas las fuerzas de combate de la coalición internacional».

Añadió que «el papel de la coalición se ha limitado al asesoramiento y al apoyo, de acuerdo con los resultados del diálogo estratégico».

Por su parte, el Mando de Operaciones Conjuntas iraquí anunció el pasado miércoles que todas las fuerzas extranjeras con misiones de combate han abandonado el país.

El 9 de diciembre, las autoridades iraquíes anunciaron el fin de las misiones de combate de las fuerzas de la coalición internacional en el país.

El martes pasado, el jefe de la Alianza Al-Fatah, Hadi Al-Amiri, planteó varias exigencias en relación con la salida de las fuerzas de combate extranjeras de Iraq, mientras que el Comité de Coordinación de la Resistencia Iraquí emitió una declaración en la que afirmaba que «las fuerzas estadounidenses no se toman en serio la demanda del pueblo iraquí relacionada con la aplicación de la decisión del Parlamento de abandonar Iraq».


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