Eduardo Montero •  Cultura •  27/03/2023

Ronson, el cómic de César Sebastián que gustosos firmarían Rossellini o Vittorio de Sica

La evoacación al cine neorrealista italiano resulta inevitable tras esta lectura, si bien el trabajo de César Sebastián en Ronson (Autsaider Cómics) encuentra su propia voz fuera de cualquier corriente conjugando géneros, modernidad y clasicismo, estética y emociones como hacía tiempo que no se veía.

Ronson, el cómic de César Sebastián que gustosos firmarían Rossellini o Vittorio de Sica

1 – Resulta sorprendente que RONSON sea su primera novela gráfica, tanto por su madurez como por su tono y acabados.

  1. Aunque pueda parecer salido de la nada, Ronson es en realidad el producto de muchos años de dedicación al cómic y la ilustración, que me han permitido adquirir las destrezas para llevarlo a cabo. Es mi primera obra de cierta extensión, porque hasta la fecha solo había realizado historietas cortas. Pero antes de Ronson han existido otros proyectos malogrados, mayormente debido a mi falta de madurez como autor y a mis inseguridades, que me hacían dudar de mi capacidad para llevar a buen puerto una idea o, más frecuentemente, de la calidad de la idea misma. Tengo algunos proyectos guardados en cajones que jamás verán la luz y me alegro, porque Ronson ha sido el primero con el que me ha resultado totalmente natural comprometerme hasta el final.

2 – La obra rebosa verosimilitud y realidad, entiendo que estamos frente a un relato basado en hechos reales.

  1. Efectivamente, la semilla de Ronson se encuentra en el relato que mi padre hace de su infancia, transcurrida en Sinarcas, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia que linda con la provincia de Cuenca. Llevo toda la vida escuchando sus historias (recuerdos de anécdotas, semblanzas de personajes ya fallecidos, descripciones de la realidad cotidiana de la época…) y me fascinaban por su poder evocador y el contraste con nuestra realidad actual. Aunque el enclave y algunos de los personajes descritos por mi padre me resultaban familiares, su infancia me parecía en muchos aspectos extraña y pintoresca. Yo, que también me crié en un pueblo muy cercano y similar al de mi padre, tuve una infancia parecida a la suya en algunos aspectos pero muy distinta en otros. Pensé que merecía la pena preservar para la posteridad el retrato que hacía mi padre de aquel mundo de su infancia, con sus luces y sus sombras. Al no haber sido un testigo directo de los hechos, decidí recurrir a la ficción, que me permitía una mayor flexibilidad para narrar las cosas a mi voluntad, aunque siempre con la intención de hacerlo con rigor y veracidad.

3 – Una sensación agridulce impregna toda la obra.

  1. No es algo deliberado, supongo que es el resultado natural de mi forma de ver las cosas. En Ronson hay una voluntad por mi parte de comprender de dónde provengo sin juzgar, porque me parece una forma de soberbia. La infancia de mi padre fue muy feliz y así quise reflejarla, pero es indudable que aquella España no era un lugar agradable para todo el mundo y era mi deber contarlo también. Sin duda hemos progresado moralmente en muchísimos aspectos, pero hay cosas que se han perdido por el camino. Existe una parte de este presunto progreso que nos venden que nos abotarga e incomunica, y pretendí reflejarlo por contraste a través de la mirada que el protagonista arroja sobre sus recuerdos compartidos con gentes de distintas generaciones a la suya.

4 – ¿Qué queda de esa España rural que refleja RONSON?

  1. Quedan algunos vestigios materiales y sobre todo queda el testimonio de infinidad de personas que vivieron en ella. El drama de la historia del medio rural, de la cultura campesina, es que es una cultura viva mientras se lega oralmente entre generaciones, pero una vez se quiebra esa cadena, la memoria de los pueblos se va diluyendo. Pienso que el cómic es un vehículo perfecto para preservarla, porque no conozco ningún medio más adecuado para expresar la memoria personal y colectiva; el cómic, por su propia naturaleza híbrida y por su tremenda sofisticación, es capaz de expresar simultáneamente recuerdos, impresiones y reflexiones de una forma íntima y engañosamente sencilla, penetrando con gran hondura en el presente y el pasado a través del dibujo y la palabra.

5 – La evocación a obras literarias y cinematográficas resulta casi más potente que la conexión con otros cómics. ¿Qué o quiénes han sido sus referentes, ha tenido presentes algunos otros creadores, obras, películas, dibujantes…?

  1. He tenido cerca numerosos referentes mientras creaba Ronson. El cine neorrealista de Rossellini o De Sica, por ejemplo, han sido un modelo para mí, no solo por su voluntad de ilustrar con rigor su realidad cercana sino por su filosofía creativa. Rossellini tal vez fue el primer cineasta en liberarse de la rigidez de un guion basado en una sucesión de acontecimientos ordenados temporalmente, e hizo de los sentimientos y reflexiones de sus personajes y de la observación del entorno el eje principal sobre el que giran algunas de sus películas, como Stromboli o Te Querré Siempre. Intenté que la escritura de Ronson fuese también muy libre, permitiéndome incorporar elementos que me iba encontrando durante el largo proceso de creación, que duró unos tres años. También me ha interesado mucho la literatura española. Autores como Miguel Delibes, Pío Baroja, Ramón J. Sender o Luis Landero, por citar algunos, me han inspirado a la hora de dar forma a mi historia y han sido para mí un modelo, como también lo son un buen puñado de historietistas como Carlos Giménez, Jaime Hernández, Alex Toth, Catherine Meurisse, Yoshihiro Tatsumi, Nina Bunjevac, Emmanuel Guibert, Altarriba y Kim, Jacques Tardi… La lista es interminable. También me han influido algunos de mis músicos favoritos, como Ray Davies de los Kinks o Joni Mitchell, a quien he escuchado obsesivamente mientras trabajaba en Ronson. Y no quisiera olvidarme de Adrián Bago y René Parra, grandes amigos y compañeros de fatigas a quienes admiro y con quienes he recorrido la mayor parte de mi trayectoria como dibujante. Me siento en deuda por lo mucho que he aprendido de ellos.

6 – Su obra resulta extrañamente atemporal y ajena a las tendencias.

  1. Intento estar al tanto de lo que se publica actualmente, pero siento además un gran interés y atracción por el pasado. Hoy en día existe una inmensa diversidad de voces en el mundo del cómic, cosa que celebro, así que no me preocupa excesivamente militar en ninguna corriente en concreto. Creo que la principal preocupación de un autor ha de ser siempre la de mantenerse leal a su universo personal y a sus convicciones. Siempre me ha fascinado la parte más “artesanal” del oficio de historietista: la destreza en el dibujo, el dominio del pincel o la plumilla, la rotulación manual de los textos… Son aspectos del oficio que me subyugan y me entristece que desaparezcan. Me gusta sentirme parte de una larga tradición de historietistas que ha sobrevivido al menosprecio y la condescendencia, creando obras maravillosas al margen del prestigio y los oropeles del Arte con mayúsculas, del que nada tienen que envidiar. Por eso creo que mi trabajo, elaborado con las mismas herramientas y filosofía de antaño pero con una sensibilidad contemporánea, tal vez sea difícil de ubicar. No lo digo como algo meritorio sino como una percepción personal, aunque tal vez me equivoque.

7 – La obra es tierna y emocionante, a la vez contiene escenas controvertidas y situaciones delicadas bajo una óptica contemporánea… ¿Cómo espera que lo reciban los lectores?

  1. Me preocupaba un poco que en este clima de “batalla cultural” del que se habla a veces (tal vez falsamente creado o aumentado por los mass media y las redes sociales) se pudiesen malinterpretar algunas de las cosas que cuento en Ronson. Las guerras culturales e ideológicas son enemigas de las sutilezas y complejidades, así como del pensamiento crítico, que son precisamente los asuntos que debería aspirar a tratar con profundidad cualquier medio artístico. Creo que Ronson es una obra transparente en su forma de mostrar una realidad personal e histórica, pero deja para el lector la labor de sacar sus propias conclusiones. A mí me gusta como lector que no me den todo el trabajo hecho, y yo espero que Ronson encuentre otros lectores como yo.
César Sebastián

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