Redacción •  Actualidad •  23/01/2021

Ecologistas en Acción critica las subvenciones al coche eléctrico y la ausencia de planes ferroviarios ambiciosos

  • La federación extremeña de Ecologistas en Acción considera que las ayudas a la movilidad sostenible son insuficientes y mal orientadas, principalmente dada la ausencia de planes ferroviarios ambiciosos y consistentes.
Ecologistas en Acción critica las subvenciones al coche eléctrico y la ausencia de planes ferroviarios ambiciosos

Ecologistas en Acción de Extremadura ha criticado las líneas de ayudas lanzadas desde el Estado para subvencionar vehículos eléctricos, híbridos e impulsados por gas, que consideran son insuficientes y  mal orientadas, y continúan reclamando planes ferroviarios consistentes.

Las ayudas a la adquisición de vehículos eléctricos, híbridos e impulsados por gas, parten del programa estatal MOVES II, que concede fondos a las comunidades autónomas para que tramiten y gestionen las asignaciones correspondientes. La Comunidad Autónoma de Extremadura tiene asignados cerca de 2,2 millones de euros, principalmente destinados a ayudas directas para la adquisición de vehículos eléctricos o la puesta en marcha de puntos de recarga.

Según el gobierno central, las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte se pueden reducir un 33% en 2030, lo que se conseguiría aumentando hasta un 28% el porcentaje de renovables en el transporte al facilitar la introducción de 5 millones de vehículos eléctricos en todo el Estado. En esta línea, la Junta de Extremadura pretende promover la introducción de 30.000 vehículos mediante su Plan Extremeño Integrado de Energía y Clima.

Ecologistas en Acción denuncia que el Gobierno de España pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un escaso 23% respecto a 2010 para 2030 y la Junta de Extremadura anuncia una aún más pírrica reducción de un 10 % respecto al 2017, frente al 55% de reducción recomendados para 2030 respecto a 1990 por la ONU o el Panel Intergubernamental de Cambio Climático.

Para la organización, este plan de ayudas es coherente con las insuficientes reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero propuestas por los gobiernos central y autonómico, ya que incurre en el error de financiar vehículos impulsados por combustibles fósiles, tales como los híbridos o los impulsados por gas. Por otro lado, el montante total de estas ayudas está dirigido principalmente a sectores privados y es muy reducido, frente al gasto público que habría que realizar para conducir a una contundente reducción de emisiones.

La organización reclama que, de aquí a 2030, se proceda a una reducción del gasto energético en el  transporte de al menos un 33%. Para ello, se deberían introducir criterios de diversificación en la producción de bienes básicos, manufacturas y tecnología para orientarla a los mercados locales. Dicha medida debería de ir acompañada de un porcentaje del transporte ferroviario de personas y mercancías del 33%, por supuesto electrificado e impulsado por energías renovables. De igual modo, el ferrocarril debería estar acompañado de redes públicas de transporte colectivo compuesto por vehículos eléctricos impulsados por hidrógeno.

En definitiva, la organización quiere que las administraciones apuesten por las redes de transporte público y no por inyecciones de dinero público a sectores privados, especialmente si éstos se basan en tecnologías como las baterías de ion-litio, pues ello supone un tácito apoyo a proyectos tan destructivos como los de la minería del litio en la provincia de Cáceres.

Ecologistas en Acción de Extremadura insiste de nuevo en  que es imposible la sustitución de todo el parque automovilístico con vehículos individuales impulsados por las actuales tecnologías basadas en energías renovables, ya que estas dependen de minerales escasos como el litio o el cobalto cuya extracción conlleva importantes daños medioambientales y el consumo de bienes básicos como el agua. Por tanto,  insisten en que la solución más eficiente y sensata es la firme apuesta por el transporte público (ferrocarril y transporte colectivo impulsado por hidrógeno) por ser, también, la más social, dado que multitud de personas no van a poder permitirse la compra de un vehículo eléctrico, ni siquiera con el apoyo de subvenciones públicas


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