Redacción •  Actualidad •  10/11/2016

Activistas de Greenpeace “señalan” con una flecha gigante de 500 m2 que la central nuclear de Almaraz es la siguiente en cerrar

A bordo de embarcaciones los activistas han desplegado la flecha flotante y un logo de grandes dimensiones en el embalse frente a la central. Con esta acción, Greenpeace pide que no se den más licencias nucleares y se termine la producción de residuos radiactivos. El cierre nuclear escalonado supondría la creación de 300.000 empleos en España

Activistas de Greenpeace “señalan” con una flecha gigante de 500 m2 que la central nuclear de Almaraz es la siguiente en cerrar

A primera hora de la mañana, una veintena de activistas de Greenpeace a bordo de embarcaciones han desplegado una enorme flecha flotante de 200 metros de longitud y 500 m2 en el embalse de la central nuclear de Almaraz (Cáceres), a pocos metros de la planta, para señalar al Gobierno que debe ser la siguiente en cerrar después de Santa María de Garoña (Burgos). Junto a la flecha han situado una pancarta de otros 240 m2 con el logotipo ecologista.

La central nuclear de Almaraz cumplirá los 40 años de vida operativa en 2020, cuando caduque su actual licencia de explotación. Por ello los activistas de la organización ecologista, bajo el lema Central de Almaraz, siguiente en cerrar yNi una licencia más piden al Gobierno con su acción de denuncia pacífica que no dé ninguna nueva licencia de explotación nuclear más y dejen de producir más residuos radiactivos. La instalación es propiedad de Iberdrola (52,7%), Endesa (36,0%) y Gas Natural Fenosa (11,3%).

La organización ecologista apunta que el cierre progresivo de las centrales nucleares españolas es una cuestión ineludible, lo mismo que la gestión permanente de sus residuos radiactivos, aunque recuerda que también supone una oportunidad económica, que el recién constituido Gobierno debe abordar cuanto antes y de la forma más responsable posible. España cuenta con un parque nuclear envejecido y en los próximos ocho años habrán caducado todas las licencias de explotación de las centrales nucleares, con 38 años de media de vida útil. Además el actual Plan de Gestión de Residuos Radiactivos está obsoleto y los fondos para financiarlo son muy escasos.

El nuevo Gobierno, con el ministro de Industria al frente, no puede eludir la cuestión del cierre progresivo de las nucleares y debe hacerlo con urgencia”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace. «El reto no solo es cerrar las obsoletas instalaciones nucleares de manera ordenada para evitar riesgos mayores, sino asegurar la financiación para su desmantelamiento y la gestión de sus residuos radiactivos, porque sería vergonzoso dar más licencias para que las grandes eléctricas sigan ganando más y pagar de nuestro bolsillo el coste del desmantelamiento de sus nucleares y de sus residuos de por vida«, ha añadido Montón.

La oportunidad económica del cierre nuclear
Greenpeace publicó recientemente el informe El inevitable cierre de las centrales nucleares españolas: una oportunidad económica y social, donde se pone de manifiesto que el impacto económico de las actuaciones ligadas al desmantelamiento, la gestión de los residuos y la sustitución de la energía nuclear por otras fuentes supondrá la creación neta de unos 300.000 empleos, de los que 100.000 corresponden al desmantelamiento de las nucleares y 200.000 empleos a la instalación de nueva potencia renovable. Además, implicaría un aumento del PIB de unos 20.000 millones de euros. El informe se basa en el exhaustivo estudio elaborado por la consultoría independiente Abay Analistas Económicos y Sociales para la organización ecologista.

Situación actual de la central nuclear de Almaraz
Pruebas de resistencia
. Tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, los Gobiernos europeos solicitaron unas pruebas de resistencia (stress tests) en sus centrales nucleares. La central de Almaraz suspende en ocho puntos destacados tales como que continúa sin válvulas de seguridad para prevenir una explosión de hidrógeno, como tampoco las tenía Fukushima, y su instalación no está prevista hasta finales de 2016; sin medidas eficaces de gestión de accidentes para asegurar la integridad de la contención de la radiactividad durante un accidente grave en ninguna de las dos unidades de la central; sin evaluación de los riesgos naturales; sin sistemas de ventilación con filtro; sin la implementación de un sumidero final de calor alternativo que ni siquiera está previsto.

Además las debilidades de diseño continúan, ya que el edificio del reactor y el de la piscina de combustible gastado no tienen ninguna protección especial y por tanto son relativamente vulnerables frente a eventos externos, y se ignora el hecho de que la energía térmica de ambas unidades se ha incrementado y esto acelera los procesos de envejecimiento, un tema cada vez más relevante en una central que está en su cuarta década de vida operativa.

Escándalo Areva. Recientemente Areva informó sobre irregularidades en componentes producidos desde el año 1965, entre ellos están afectados tal y como reconoció el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) los generadores de vapor de Almaraz. El CSN no ha dado la información pública suficiente sobre las deficiencias en Almaraz para descartar que no tienen los problemas de exceso de carbono, y por lo tanto descartar un riesgo de ruptura, que podría dar lugar a una fusión de combustible del núcleo del reactor.

Discrepancias en el CSN. Almaraz ha sufrido dos averías en el sistema de refrigeración en enero y septiembre de 2015. Tras estos fallos en los motores de las bombas de agua del sistema de servicios de esenciales, los técnicos del CSN realizaron una inspección, primero se informó que el incidente no representa ningún problema relevante, al dia siguiente si lo era, posteriormente la dirección del Consejo de Seguridad Nuclear aceptó que sí existían garantías de seguridad, y hace 15 días una vez efectuada la revisión de los datos, el CSN aumentaba de nivel 0 a nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES) el suceso.


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