Redacción •  Internacional •  24/04/2023

Un tercio de las afectadas por el derrumbe del Rana Plaza (Dhaka, Bangladesh) siguen «traumatizadas» y con problemas físicos y mentales una década después

  • Diez años después del derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh, en el que murieron más de 1.100 personas y unas 2.500 resultaron heridas, más de la mitad de las personas supervivientes están desempleadas y luchan contra el dolor físico y los traumas mentales.
  • Otras 200 trabajadoras del sector de la confección fueron entrevistadas sobre la seguridad de sus lugares de trabajo y alrededor del 60% señalaron la existencia de varios riesgos en su fábrica.
  • Para evitar las consecuencias de tragedias como esta, la Plataforma por Empresas Responsables demanda la aprobación de una legislación de Diligencia Debida por la que las empresas estén obligadas a asumir sus responsabilidades.
Un tercio de las afectadas por el derrumbe del Rana Plaza (Dhaka, Bangladesh) siguen «traumatizadas» y con problemas físicos y mentales una década después

24/04/2023.- Una nueva investigación publicada por la organización miembro de la Plataforma por Empresas Responsables (PER), Alianza por la solidaridad-ActionAid, ha revelado los continuos desafíos que soportan las personas supervivientes del edificio Rana Plaza que se derrumbó en Dhaka hace hoy 10 años, el 24 de abril de 2013.

El estudio, en el que han participado 200 supervivientes y familiares de las personas fallecidas en la tragedia, ha revelado que más de la mitad (54,5 %) de las supervivientes están actualmente desempleadas, siendo la salud física la razón principal citada para explicar por qué no tienen trabajo. Algo más de un tercio (36,3 %) de las supervivientes han vuelto a trabajar en fábricas de confección. Estos resultados sugieren que los problemas de salud física y mental siguen siendo un obstáculo importante para el empleo de muchas supervivientes.

Más de un tercio de las encuestadas (36,8 %) afirmaron sufrir dolores de espalda, mientras que una cuarta parte (24,6 %) dijo padecer dolores de cabeza. Otros problemas de salud incluyen problemas respiratorios, lesiones en manos y piernas, incapacidad para mantenerse en pie y caminar correctamente, problemas de visión y renales. Del 29% que afirmó seguir traumatizada por el suceso, más de la mitad dijo vivir con miedo debido a su experiencia en el derrumbe del edificio. 

Este informe indica la gravedad de los problemas de salud física y los traumas psicológicos a los que se enfrentaron muchas supervivientes tras este incidente. La respuesta y las medidas a implementar para evitar que esto vuelva a suceder debe tener una perspectiva feminista, y las indemnizaciones a las supervivientes deben ser inclusivas, sin lagunas que eviten reconocer el largo sufrimiento y los problemas de salud mental de las supervivientes.

“Si queremos evitar las consecuencias de catástrofes como esta, necesitamos reglas más estrictas para garantizar que las empresas y los bancos rindan cuentas adecuadamente y no continúen operando a expensas de los derechos de la gente y del planeta. Avanzar en la dirección correcta es cuestión de voluntad”, ha declarado Amaya Acero, coordinadora de la Plataforma por Empresas Responsables, a pocas horas de que la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo vote sobre la directiva de debida diligencia de las empresas en materia de sostenibilidad.

Las personas supervivientes no solo sufren consecuencias en su estado de salud, sino que han pasado un calvario intentando acceder a exiguas indemnizaciones, ya que muchas tampoco tienen los recursos para acceder al sistema legal y demandar para conseguir una compensación. “Esto se evitaría si dispusiéramos de una legislación que obligue a las empresas a asumir su responsabilidad”, subrayaba Acero.

Mousumi trabajaba en la sexta planta el día del derrumbe y resultó gravemente herida tras quedar atrapada bajo los escombros.

«Los horribles recuerdos de esas tres horas bajo los escombros aún me persiguen. Siento el mismo miedo cada vez que entro o estoy debajo de un edificio. Me pregunto constantemente si volveré a tener el valor de ir a un edificio a trabajar». 

La investigación también analizó el estado actual de seguridad en las fábricas de confección de Bangladesh. Se encuestó a 200 trabajadoras de la confección, de las cuales el 84,6% eran mujeres:

– El 93 % de las trabajadoras expresaron su preocupación por su estado de salud y su capacidad para trabajar a largo plazo.

– Alrededor del 60 % de las personas encuestadas destacaron varios riesgos presentes en su fábrica, como problemas de maquinaria, ausencia de medidas de seguridad contra incendios, ventilación e iluminación inadecuadas, así como falta de medidas de seguridad sanitaria. 

– Alrededor del 19,9 % señalaron que sus fábricas carecen de equipos de extinción de incendios, mientras que el 23,4 % afirmó que no se dispone de salidas de emergencia en caso de incendio.

Estos resultados indican que, si bien se han logrado avances significativos en materia de seguridad y salud en el trabajo en la industria de la confección de Bangladesh tras la tragedia del Rana Plaza, aún queda trabajo por hacer para garantizar que se apliquen políticas y normativas que protejan realmente a las y los trabajadores.


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