“Así murieron los toros durante la feria de San Isidro 2016” es el título del informe que ha realizado la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA), en el que analizan las 27 lidias a pie celebradas en la madrileña Plaza de las Ventas: 23 corridas y 3 novilladas.

En el citado documento se hace recuento de los 229 pinchazos, 166 estocadas y 116 descabellos que se aplicaron a los 156 bovinos utilizados (ninguno de ellos recibió el indulto): en total fueron nada menos que 511 acciones en las que se clavaron objetos corto-punzantes a los animales. A ellas hay que sumar las lesiones provocadas por las divisas, los puyazos, las banderillas y la puntilla, además del enorme sufrimiento físico y emocional que supuso para estos animales su lidia y todas las manipulaciones anteriores a la misma: la separación de su grupo, el transporte, la espera en los corrales de la plaza y la soledad de los chiqueros en las horas previas a su salida al coso.

“Podríamos esperar que, dado que estamos hablando de la feria taurina más importante del mundo, los espadas deberían poner especial cuidado en realizar "adecuadamente" el tercio de muerte”- comenta José Enrique Zaldívar, presidente de AVATMA. “De hecho, de su mayor o menor acierto, supuestamente depende que "triunfen", que reciban los correspondientes “trofeos” y que salgan por la puerta grande. Sin embargo, nuestra estadística demuestra que la llamada "suerte suprema" en realidad constituye una auténtica carnicería”- afirma Zaldívar.

En este sentido, y según describe el informe, de las 166 estocadas contabilizadas durante el último tercio de la corrida tan solo 61 se pudieron considerar a priori “realmente eficaces”, es decir, como aquellas que seccionaron importantes vasos sanguíneos de la cavidad torácica y produjeron la rápida caída de los toros sin ser necesario –normalmente- el uso del descabello. Pero lo cierto es que en ciertos casos sí se precisó el empleo del verduguillo para hacer doblar las manos a los animales, poniéndose en duda, por tanto, “eficacia” de algunas de esas 61 estocadas. Además, se produjeron hasta 229 pinchazos (intentos frustrados de clavar la espada en el toro), dándose la situación de observar hasta 9 pinchazos a un mismo animal por parte de uno de los matadores. Asimismo, según se especifica en el texto, hubo varios toreros que tuvieron que aplicar el descabello varias veces; uno incluso lo llegó a clavar hasta en 10 ocasiones.

Otro dato muy importante que se destaca en el documento es que durante esta feria la presidencia tuvo que dar 63 avisos a los matadores por excederse en el tiempo determinado por el reglamento de dar muerte al animal (desde que empieza el último tercio de la corrida hasta que el toro es apuntillado), prolongando así su sufrimiento. Por último se recalca que la puntilla, el método que se utiliza para rematarlos, no provoca la muerte instantánea, y está prohibida en todos los mataderos de la Unión Europea hace muchos años por considerarse un método cruel de sacrificar a un animal.

“Si en la plaza más importante del mundo sucede esto, no queremos ni imaginar lo que ocurre en las plazas de segunda y tercera categoría y en las portátiles” -concluye Zaldívar.