Yemen: el misil «Palestina 2» y la dignidad de un pueblo en resistencia
Hoy, mientras el mundo sigue mirando hacia otro lado, Yemen nos ha recordado que la dignidad no se negocia. El portavoz de las Fuerzas Armadas yemeníes, el general de brigada Yahya Sari, anunció una operación militar especial con un misil balístico hipersónico —denominado simbólicamente “Palestina 2”— dirigido al aeropuerto Ben Gurion, en la zona ocupada de Jaffa. El objetivo fue alcanzado con éxito, obligando a paralizar una de las infraestructuras más sensibles del Estado israelí.
No se trata solo de un hecho militar. Es, sobre todo, un grito de solidaridad, un acto de rebeldía frente al genocidio que se está cometiendo a diario en la Franja de Gaza. Es también un gesto que rompe el cerco de la indiferencia. Mientras los gobiernos de Occidente se mantienen en silencio, cómplices del horror, Yemen ha decidido actuar. Y lo ha hecho con un mensaje claro: Palestina no está sola.
Podrá discutirse el uso de la fuerza, la escalada, la legitimidad de ciertos blancos. Pero lo que no puede discutirse es el derecho a resistir frente a la masacre. ¿Cómo no conmoverse ante el llamado desesperado de un pueblo que lleva décadas resistiendo el despojo, el exilio, los bombardeos, el hambre? ¿Cómo no escuchar, sin que se nos quiebre la voz, el clamor de Gaza pidiendo justicia?
El ataque al aeropuerto de Lod es un mensaje directo a Tel Aviv y a sus aliados: no habrá paz para el ocupante mientras se siga masacrando a niños, mujeres y ancianos en Gaza. No habrá normalidad posible mientras se mantenga el bloqueo infame que ha convertido a la Franja en una prisión a cielo abierto. Yemen, uno de los países más castigados por la guerra, se ha erigido hoy en ejemplo de solidaridad internacionalista. Su mensaje trasciende fronteras y etnias: los pueblos que sufren no se olvidan unos de otros.
Frente a las bombas inteligentes y la propaganda oficialista, el pueblo árabe sigue hablando con coraje. El general Sari hizo un llamado a todos los pueblos de la nación árabe e islámica a movilizarse en defensa de Gaza. No es solo un pedido, es una interpelación directa a la conciencia colectiva. No se puede mirar para otro lado mientras se comete un genocidio en tiempo real.
Desde mi lugar, como militante por la autodeterminación de los pueblos, abrazo el gesto del pueblo yemení. Porque cuando los pueblos se levantan, la historia se escribe desde abajo, con dignidad y memoria. La lucha del pueblo palestino es también la nuestra: una lucha contra la ocupación, el racismo, la humillación y el olvido.
Y mientras Gaza resista, mientras haya un solo niño palestino que levante una piedra frente a un tanque, habrá esperanza. Hoy, esa esperanza lleva el nombre de “Palestina 2”.