Mohsen Khalif Zade •  Opinión •  11/09/2020

EE.UU. advirtió a Irak que corre el riesgo de perder el acceso a una importante cuenta bancaria si Bagdad expulsa a las tropas estadounidenses de su territorio.

El Parlamento iraquí aprobó la salida de los soldados estadounidenses después del ataque terrorista lanzado por el país norteamericano el 3 de enero que asesinó al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, junto al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y a otros militares, en un bombardeo con aeronaves no tripuladas (drones) cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad, capital iraquí.

Soleimani fue quien lideró la lucha contra el terrorismo en Asia Occidental, y desmanteló las bases de grupos extremistas en Irak, Siria y Afganistán, siendo el símbolo del frente de Resistencia a nivel internacional. Es por esta razón que es elogiado por sus esfuerzos en pro de la paz de los pueblos, independientemente de su religión y etnia.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) confirmó que el atentado terrorista fue ejecutado por orden directa del presidente Donald Trump.

En respuesta al asesinato de Soleimani, el país persa lanzó el 8 de enero fuertes ataques con misiles contra la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar y ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y contra otra base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí, también en poder de los norteamericanos.

Las autoridades iraníes alertan que el ataque a Ain Al-Asad no supone la venganza real por el asesinato de Soleimani, sino que continuarán las represalias contra Estados Unidos.

El asesinato de los dos símbolos de la lucha antiterrorista en la región provocó protestas y rechazo en Irán e Irak, donde la mayoría de las facciones políticas del país, así como figuras religiosas han reclamado la salida inmediata de las tropas de EE.UU. del territorio iraquí.

Táctica de Estados Unidos para no abandonar Irak

En respuesta a las demandas legítimas de los iraquíes que piden la expulsión de las tropas extranjeras de su país, el Departamento de Estado de EE.UU. advirtió que podría negar a Irak el acceso a su cuenta en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

La cuenta del Banco Central de Irak se estableció en la “Reserva Federal” en 2003, a raíz de la invasión estadounidense que derrocó al exdictador iraquí Sadam Husein.

Según la Resolución 1483 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), todos los ingresos de las ventas de petróleo iraquí se destinan a esa cuenta.

Irak, como muchos otros países, guarda allí parte de sus ingresos, incluidos los de la venta de petróleo. De perder el acceso a las cuentas, su economía —ya inestable— estaría aún más amenazada.

Según las últimas estimaciones, unos 70 000 millones de dólares del dinero de Irak están congelados en la cuenta bancaria del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, y no pueden ser liberados hasta que Washington lo considere apropiado y según las condiciones que establezca la Casa Blanca.

Los bancos centrales y los gobiernos de todo el mundo mantienen billones de dólares en la Reserva Federal, ya que les permite acceder al dólar estadounidense, la moneda más dominante del mundo.

La información sobre las cuentas y las transacciones es confidencial, pero el Gobierno estadounidense ha utilizado en el pasado su influencia para acceder a esa información.

Ejército de EEUU, involucrado en Irak desde hace 30 años

Agosto de 2020 marcó el 30 aniversario de la infame invasión de Kuwait por Irak. También se cumplen 30 años desde que las fuerzas militares de Estados Unidos comenzaron sus operaciones en Irak.

El 2 de agosto de 1990, Sadam Husein lanzó una ofensiva contra Kuwait y se hizo con el control de este pequeño país del Golfo Pérsico, rico en petróleo. Al hacerlo, rápidamente puso a Estados Unidos y la mayor parte del mundo en su contra.

El entonces presidente de EE.UU, George Bush, estableció rápidamente una coalición multinacional compuesta por 35 países. Lanzó la Operación Escudo del Desierto contra Irak.

Sadam se negó a retirarse de Kuwait antes del plazo establecido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En consecuencia, en enero de 1991, Estados Unidos lanzó la Operación Tormenta del Desierto, una enorme campaña aérea contra Irak que devastó rápidamente tanto sus fuerzas armadas como su infraestructura.

Los televidentes de todo el mundo vieron los bombardeos de EE.UU. contra Bagdad en vivo. EE.UU. mostró su equipo militar de alta tecnología, particularmente sus sigilosos bombarderos F-117 Nighthawk, misiles de crucero Tomahawk y varias bombas “inteligentes” guiadas con precisión.

Después de la Tormenta del Desierto, Estados Unidos lanzó una ofensiva terrestre que duró apenas 100 horas. Las fuerzas blindadas lideradas por Estados Unidos lucharon contra los iraquíes en el desierto y sufrieron pocas pérdidas en comparación con su adversario iraquí.

La guerra del Golfo fue simplemente el comienzo de la implicación de EE.UU. en Irak.

Saddam permaneció en el poder, presidiendo grandes franjas de un país en gran parte destruido e indigente sujeto a un embargo internacional paralizante que devastó aún más su economía y dejó a muchos iraquíes hambrientos.

En octubre de 1994, Estados Unidos también desplegó rápidamente fuerzas en Arabia Saudí cuando parecía que Sadam estaba posicionando fuerzas para una segunda invasión a Kuwait, que, por supuesto, nunca sucedió.

En 2000, George W. Bush llegó al poder en EE.UU., un año después se registraron los ataques del 11 de septiembre de 2001. Aunque el Irak de Saddam no tuvo nada que ver con esa atrocidad terrorista, su régimen pronto se encontró en la mira de la administración Bush.

En marzo de 2003, Estados Unidos invadió directamente Irak. Derrocó a Sadam Husein con el pretexto de evitar que desarrolle armas de destrucción masiva. Sin embargo, rápidamente se hizo evidente que los esfuerzos previos de Sadam por desarrollar tales armas habían cesado hace mucho tiempo antes de esa invasión.

Mientras que las fuerzas armadas iraquíes se derrumbaron rápidamente ante EE.UU. y sus aliados, el país norteamericano se vio envuelto en una ocupación y un conflicto contra varios insurgentes. Su temprana decisión de disolver el antiguo Ejército iraquí resultó fatal.

Aproximadamente 4000 soldados estadounidenses finalmente perdieron la vida durante la guerra de Irak, que duró desde marzo de 2003 hasta la retirada de Estados Unidos en diciembre de 2011. Decenas de miles de iraquíes, muchos de ellos civiles, también perdieron la vida durante ese período.

La invasión a Irak se convirtió en una gran oposición en los Estados Unidos y muchos la vieron como un error costoso y vergonzoso.

En 2014, EE.UU. volvió a Irak, alegando luchar contra el grupo terrorista Daesh. Washington desplegó alrededor de 5000 soldados en Irak.

La campaña militar de EE.UU. duró hasta julio de 2017 en Irak, donde las tropas iraquíes declararon la victoria final contra el grupo extremista. Los ataques estadounidenses han dejado varias ciudades iraquíes reducidas a escombros.

Desde entonces, la presencia de tropas estadounidenses en Irak se ha vuelto cada vez más polémica.

En diciembre de 2018, Donald Trump realizó una visita sorpresa a las tropas estadounidenses estacionadas en la base aérea de Ain Al-Asad, en la provincia occidental de Al-Anbar. No se reunió con ningún funcionario iraquí en esa visita. Muchas autoridades iraquíes percibieron el viaje como una violación flagrante de la soberanía de Irak.

Reserva Federal como palanca de presión contra los países

En teoría, la Reserva Federal de Nueva York funciona independientemente de la política exterior del Gobierno de Estados Unidos. Pero ese no es siempre el caso.

En 2015, la Reserva Federal suspendió temporalmente el flujo de dólares estadounidenses a Irak alegando preocupaciones de que los fondos terminaran en manos de los bancos iraníes y del grupo terrorista Daesh.

En 2008, Estados Unidos presionó a Irak para que aceptara su estrategia militar amenazando con congelar su dinero depositado en la Reserva Federal de Nueva York.

Cualquier interrupción en el flujo de dólares tendría un impacto devastador en el presupuesto del Gobierno iraquí, que genera el 90 por ciento de sus ingresos del petróleo.

El Gobierno iraquí está luchando por pacificar a una población joven en crecimiento, que compite por puestos limitados en el sector público, después de las violentas protestas del año pasado.

Hasta el día de hoy, los ingresos se pagan en dólares a la cuenta de la “Reserva Federal” diariamente. Irak paga casi todos los meses entre mil y dos mil millones de dólares en efectivo de esta cuenta, por transacciones oficiales y comerciales.

EEUU no paga el dinero iraquí

El establecimiento de la cuenta de Reserva Federal se remonta a 2003 y como resultado de muchos años en los que se han acumulado ingresos petroleros iraquíes, que se suponía iban a ser transferidos a Bagdad, pero fueron transferidos a este banco.

EE.UU. de vez en cuando, liberaba una parte muy pequeña de dicho dinero para pagar los salarios de empleados gubernamentales o gastos públicos, y este es precisamente uno de los obstáculos que han impedido la reconstrucción de Irak durante los últimos diecisiete años.

Independientemente de los intereses y ganancias que surjan de los fondos que han sido congelados durante los últimos diecisiete años, una mirada meticulosa basta para entender por qué Estados Unidos insiste en no retirarse de Irak y mantener la situación en este país como está.

Sin embargo, el tema doloroso en este sentido es que durante su reciente visita a los Estados Unidos, el primer ministro iraquí, Mustafa al-Kazemi, le pidió al país norteamericano  $5000 millones, lo que Washington rechazó. En cambio, EE.UU. acordó otorgar a Irak $13 000 millones, gradualmente, ¡con la condición de que gaste en las cosas que Washington determine!

Dawud Hishm, asesor del primer ministro iraquí dijo que “la decisión del Parlamento de expulsar a las fuerzas estadounidenses no es vinculante y no puede implementarse porque todas las facciones iraquíes no estaban de acuerdo.

Esta declaración indica que Hisham no está familiarizado con las prioridades de las leyes en Irak, y aunque su afirmación generó polémicas entre los diputados del Parlamento iraquí, esto demostró que algunas de las facciones políticas del Gobierno de Irak están buscando marginar e ignorar los esfuerzos realizados por el Parlamento para sacar a los estadounidenses de este país, y al mismo tiempo buscan controlar el Parlamento para que no chocara de ninguna manera con los intereses estadounidenses en Irak.

Bloque parlamentario que protege intereses de EEUU

Según los medios, Estados Unidos busca establecer y formar un bloque en el Parlamento iraquí que proteja sus intereses en el país árabe.

Las fuentes familiarizadas con el asunto creen que se supone que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) pagarán los costos de formar este bloque en el Parlamento iraquí. También advierten que si los EAU abandonaran la financiación de este bloque político Estados Unidos lo financiaría con los fondos congelados de Irak, en la cuenta de la Reserva Federal.

Las fuerzas estadounidenses no quieren salir de Irak a menos que el pueblo, el Parlamento o, en última instancia, las fuerzas de Resistencia ejerzan presión y obliguen a Estados Unidos a cumplir con la demanda iraquí.

Irak sueña en grande con proyectos de infraestructura

En Irak, donde construir una sola calle puede llevar años, los planes del Gobierno para reconstruir el país han sido recibidos con escepticismo por muchos iraquíes que luchan por obtener incluso los servicios básicos de electricidad.

Irak necesita desarrollo en casi todos los sectores de un país, donde montones de escombros y edificios incompletos son comunes desde hace 17 años, después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.

La mayoría de los iraquíes, hartos de la falta de empleo y preocupados por la seguridad, tienen que hacer frente a una grave escasez de agua y recibir sólo unas pocas horas de electricidad al día de la red nacional.

Bagdad, la capital, está plagada de carreteras mal pavimentadas. Algunos ven la reconstrucción de Irak como una tarea muy difícil por falta de financiamiento, debido a las restricciones impuestas por EE.UU.

Irak tiene poco transporte público, que depende principalmente de taxis y minibuses y de un sistema ferroviario en ruinas que conecta las provincias.

Si Irak quiere reconstruirse después de décadas de guerra, necesita de forma urgente que EE.UU. desbloquee sus $70 000 en la cuenta de la Reserva Federal de Nueva York, una misión muy complicada para los iraquíes.

Por Mohsen Khalifzade


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