Armando B. Ginés •  Opinión •  31/08/2025

Sionismo, capitalismo y genocidio

La Unión Europea y EEUU son cómplices del genocidio, masacre o matanza de Israel en toda Palestina y con mayor incidencia asesina en la ciudad devastada de Gaza.

El mayor genocidio de personas inocentes, incluídas niñas, niños, mujeres embarazadas, personas mayores y con discapacidad, de lo que va del sigo XXI.

No tiene paliativos la dolosa inacción europea y estadounidense. Todos somos culpables.

Tampoco tiene justificación la conculcación de los derechos de manifestación y libertad de expresión promulgados en diversos países del espacio europeo y norteamericano. No hay parangón histórico desde la Segunda Guerra Mundial en decisiones gubernamentales de similar naturaleza.

Toda crítica al Estado sionista y asesino de Israel es tildada por la mala conciencia europea de antisemitismo, un concepo prostituido a su conveniencia por Tel Aviv a diestra y siniestra.

Las pruebas del genocidio en Palestina oscilan entre 60.000 y 100.000 cadáveres. Hambruna generalizada. Acoso a los barcos de ayuda humanitaria. Asesinatos selectivos y criminales de líderes sociales, políticos y religiosos e intelectuales y periodistas críticos con Israel. Todo vale para la limpieza étnica en Gaza. Después de la masacre, los fascistas Netanyahu y Trump piensan en transformar la tierra quemada en playas caribeñas y resorts de lujo. La ignominia no tiene nombre, mientras Von der Leyen y dirigentes de la UE ríen las gracietas del inquilino de la Casa Blanca y gruñen por lo bajini ante las barbaridades perpetradas por el ejército sionista israelí.

La geopolítica neoliberal no tiene ética alguna. Esa moral utilitarista a ultranza está derivando en un vacío de valores más que preocupante. Linchar al otro está de moda. Presuntos terroristas son todas aquellas personas que critican, unas con moderación escrupulosa y otras más radicalmente, el mundo en el que vivimos. La diferencia que grita y reivindica derechos humanos, igualdad y justicia social es tachada como terrorista o antisistema en cuanto tiene una incidencia mínima en el sistema.

Un día también vendrán a por ti que hoy miras un partido de fútbol insustancial o una serie más de Netflix. Un día también vendrán a por ti que dejaste en la calle a una familia entera que no pudo pagar el alquiler durante tres meses. Un día también vendrán a por ti que echaste a la puta calle a una empleada doméstica inmigrante que cuidaba a tu padre o madre con Alzheimer. Un día también vendrán a por ti que te tapabas la nariz ante el hedor que salia del cuerpo indigente de una persona tirada en la calle. Un día también vendrán a por ti que aplaudías las vanas palabras del último fichaje de un crack negro de tu equipo favorito mientras gritabas exabruptos soeces y racistas a los africanos y sudamericanos inmigrantes de tu pueblo. Un día vendrán a por ti y ya no tendrás empleo ni casa al haber estado distraído viendo fútbol, siendo racista y homófobo, y machista, conformista y gilipollas.

El futuro no está escrito en ninguna parte pero el futuro lo escribimos cada día. Si releemos los párrafos redactados desde el año 2000, la trama indica que puede venir un desastre colosal.

El capitalimso precisa de la guerra para regenerarse. Esta verdad histórica no admite discusión. 

¿Qué hacer para parar los tiros del belicismo? Transformar el capitalismo en otra cosa radicalmente distinta. 

La era de la propiedad privada está durando demasiado. La época del tener debe terminar ya y dar paso a la del ser en sus múltiples facetas. Ser yo para nosotros. Ser nosotros para todos. Ser más allá del yo individual, castrante y egoísta.

Como ves, la tarea es facilísima. ¡Manos a la obra!


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