Madrid d´Or, ciudad de vacaciones
Como bien escribía David Llistar en elDiario.es, la pandemia nos ha hecho, en cierto modo, redescubrir nuestros municipios. Y nos hemos dado cuenta que el espacio urbano está repartido de una forma muy desigual, especialmente en grandes ciudades, favoreciendo claramente el coche y el urbanismo comercial. Desde hace más de 30 años, Madrid y su área metropolitana son un claro de esta política que prioriza ciertas actividades económicas, como el turismo, a costa de los vecinos y vecinas.
Hace poco leíamos unas declaraciones del alcalde Málaga defendiendo que estábamos “sacrificando nuestra movilidad para garantizar un espacio más seguro para aquellos que vienen de fuera y dinamizan la economía”. Antonio de la Torre manifestó así la ideología del Partido Popular, con el tándem Ayuso/Almeida a la cabeza. Hemos visto estas últimas semanas como Madrid se llenaba de turistas extranjeros que venían a hacer lo que en sus países no pueden: ir a bares y a fiestas. Y esto a costa de los vecinos y vecinas de Madrid, que observamos esos bares abarrotados, ese bullicio en pisos turísticos o esas calles atestadas mientras no podemos salir de la provincia a ver a familiares o amigos.
Es indudable que la pandemia ha evidenciado aún más este antagonismo, pero en Madrid llevamos, tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento, muchos años en los cuales las vecinas hemos sido ninguneadas por los gestores. Hemos visto como macrooperaciones como la Operación Chamartín, la Ciudad de Justicia o las ruinosas autopistas radiales han sido los proyectos bandera de sucesivos Gobiernos. Hemos asistido a ventas de viviendas sociales a fondos buitre, concesión indiscriminada de licencias a bares y pisos turísticos o cesión de suelo público a campos de golf ilegales. Todo ello ha contribuido a hacer de Madrid una ciudad más inhóspita para aquellos que vivimos aquí, con el precio de la vivienda por las nubes, sin ese comercio de barrio que tuvo que cerrar ante el aumento del alquiler y con un aire cada vez más nocivo. Madrid, sobre todo el centro, ha sufrido un éxodo de sus vecinos y comerciantes de toda la vida debido al incremento de los precios del suelo y al turismo de borrachera que asola en especial ciertos barrios.
El fenómeno no es nuevo pues ciudades como San Francisco o algunas ciudades griegas se han enfrentado a situaciones similares. Especialmente sangrante es el caso de Venecia, que ha visto reducida su población a la mitad en poco más de 40 años. Y algunas ciudades españolas, como Madrid, van por el mismo camino debido al modelo de ciudad turística que tanto le gusta al Partido Popular. El próximo 4 de mayo, los y las madrileñas tenemos la oportunidad de frenar este despropósito. Indudablemente la defensa de los servicios públicos será un eje fundamental de la campaña, faltaría más. Pero debemos ser conscientes de que también está en juego el modelo de ciudad que queremos. Podemos elegir entre una ciudad más verde, más amable, más hospitalaria y más sana o el parque de atracciones al que nos llevan las políticas del Partido Popular y sus socios. Está en nuestras manos.