¿Creíste que Milei perdería las elecciones? Necesitas leer mi libro
Hace ya bastantes años que me duele no estar equivocado. Como me duele hoy saber que estaba seguro de la victoria de Javier Milei en las elecciones. Vengo diciendo en muchos artículos y en mis libros que la expansión de la extrema derecha y el tipo de apoyo electoral que tiene no es flor de un día, sino un fenómeno global y estructural que no se va a detener con la respuesta que le están dando los partidos que de momento le hacen frente .
Trump, Milei, Orban, Putin…, a los que poco a poco se van añadiendo otros aparentemente más centrados, como Mertz en Alemania o Feijóo en España, son mucho más que Trump, Milei, Orban, Putin, Mertz o Feijóo. No son un puñado de exaltados como el argentino que van por libre con ideas reaccionarias, diciendo y haciendo barbaridades. Son instrumentos que se están utilizando para llevar a cabo un proceso de auténtico desmontaje.
El mundo no se ha vuelto loco, como a veces parece. Lo que sucede es que se está desmontando la civilización que hemos conocido porque se les ha ido de las manos a quienes se han hecho de oro con ella.
Han tenido tanto éxito aplicando las políticas de recuperación del beneficio privado que han hecho que el capitalismo enferme de empacho. La concentración de la riqueza más ingente de la historia ha convertido en todopoderosa a una minoría de personas que tienen dinero de sobra para hacer lo que quieran, decidiendo, comprando y vendiendo lo que les venga en gana. Pero su avaricia sin límites los ha llevado a destruir su propio sistema, el capitalismo productivo y la naturaleza que nos da aire, de comer y beber, tanto a los de abajo como también a ellos. Ahora, para seguir acumulando todo y a esa escala, deben excluir a casi todos del banquete, evitando que quien se queda casi sin nada se levante y reclame una parte. Para hacerlo, necesitan cambiar el terreno y las reglas del juego.
Han tenido tanto éxito acumulando poder, que ya no necesitan que existan ni siquiera los modestos contrapesos democráticos de antaño, por muy modestos que fueran. Es más, su libertad es incompatible ya con la del resto de la gente y no sólo no lo disimulan, sino que lo afirman expresamente y reivindican limitar y acabar con la democracia liberal que hizo grande al capitalismo. Para mantener sus privilegios deben acabar con cualquier tipo de resistencia y para ello han de vaciar por completo las instituciones de representación y decisión más o menos democráticas.
Tenían que cambiar el alma de la gente, como bien señaló en su día Margaret Thatcher, para lograr sumisión y acabar con cualquier atisbo de rebeldía, y recurrieron para ello a la mentira mejor urdida de la historia. Lo han hecho con tanto éxito que miles de millones de seres humanos son ya incapaces de distinguir entre lo objetivamente cierto y lo falso. Así es como han convertido a los desposeídos en el principal sostén de quienes les están quitando hasta la sombra y el suelo en el que pisan, para avanzar sobre sus espaldas mientras les hacen creer que están sentados en la misma mesa y que comparten sus manjares.
Llevo años explicando por qué ha sucedido todo esto y cómo lo están llevando a cabo, así que no me ha podido extrañar que vuelva a ganar Milei, como tampoco la victoria de Trump después de lo que había hecho en su primer mandato. Ni que en España ganen elecciones gobernantes como Ayuso, Mazón o Moreno Bonilla que están haciendo exactamente lo mismo, aunque por ahora sea con formas más sutiles, destruir el bienestar común, despreciando la vida de las personas.
Los que se han adueñado por completo del mundo no pueden seguir aumentando su riqueza, privilegios y poder manteniendo al mundo como estaba. Nos están llevando a una fase de desmontaje de los equilibrios, contrapesos y libertades que hemos conocido como complemento del capitalismo tradicional. La economía global empieza a estar ya completamente en manos de un puñado de empresas tecnológicas y fondos de inversión imbricados entre sí que necesitan plena y total libertad de movimientos y un completo control de los gobiernos. Ya no obtienen el beneficio apropiándose durante unas horas de los frutos del trabajo ajeno en los centros de trabajo y dejando libre el resto del tiempo para consumir, como sucedía en el capitalismo que se desvanece. Ahora se hacen ricos, en mucha mayor medida, convirtiéndose en dueños al completo de nuestras vidas, conciencias y decisiones. Ganan dinero no con lo que hacemos para ellos, sino con lo que somos y por el modo en que actuamos. Nos extraen riqueza mientras hablamos, pensamos, nos divertimos, amamos o dormimos. Es más, sólo puede seguir ganándolo si lo hacen así, si ellos se convierten en amos con plena libertad y los demás nos limitamos a ser siervos sin poder alguno de decisión. Y no sólo lo hacen con los individuos, sino con el resto de las empresas, convertidas igualmente en siervas de su nuevo poder feudal.
Hay que ser muy ingenuos o desconocer por completo lo que está ocurriendo para creer que se puede hacer frente a todo esto con el mismo lenguaje, con los principios de actuación y con las estrategias de acción y políticas de siempre. Ante las nuevas formas de dominación que convierten a los desposeídos en el instrumento para la desposesión, hacen falta nuevas formas de pensar, relatos distintos, principios y políticas alternativas, una manera diferente de ser, individual y colectiva. Y, sobre todo, generar un contrapoder de naturaleza muy diferente al del inmenso que sostiene a los Trump, Milei y compañía.
Si queremos hacer frente al terremoto que han empezado a provocar los Trump, Milei y compañía, si queremos evitar que sigan cabalgando a hombros de quienes son sus víctimas, no podemos seguir siendo los que somos, ni actuar como venimos actuando. La buena noticia es que la ciencia y la experiencia nos dicen que nada de todo esto es irreversible. Sabemos perfectamente cómo tendríamos que cambiar, qué deberíamos hacer, y cómo hemos de actuar y cuidarnos para construir sujetos y mayorías sociales capaces de expandir por todo el mundo una nueva y liberadora fuerza moral y política. Es más, tenemos multitud de experiencias de todo eso a nuestro alrededor. Bastaría con descubrirlas y reiterarlas. La mala es que vamos muy atrasados y que quienes podrían ser sus principales motores parecen ser los más despistados, convirtiéndose a menudo en el mayor obstáculo que salvar.
PD. Mi libro se titula Cómo sobrevivir al trumpismo y a la economía de la motosierra. Nuevos modelos, principios y políticas económicas para salvaguardar la paz, el progreso y la democracia y estará en librerías el próximo 12 de noviembre.
Fuente: ¿Creíste que Milei perdería las elecciones? Necesitas leer mi libro

