Kintto Lucas •  Opinión •  29/07/2021

Cuba: 41 Años de violación a los Derechos Humanos

Cuba: 41 Años de violación a los Derechos Humanos

UNO

Desde hace 41 años en Cuba se violan los derechos humanos. Las pruebas son irrefutables. Esa violación sistemática ha causado pérdidas económicas superiores a los 1.100 millones de dólares que podrían haber ayudado al gobierno de ese país a fomentar la producción y mejorar la vida de su población.

Son cuatro décadas en las que la isla ha vivido una guerra oculta contra sus habitantes, sometidos a condiciones que limitan su desarrollo económico. Se trata de la violación colectiva de los derechos humanos de mayor duración en la historia de América Latina. Pero ese ataque permanente contra cubanos y cubanas no lo hace el gobierno de ese país, lo lleva a cabo un gobierno extranjero. El gobierno de un país que decidió intervenir en otro a través de la economía.

Es un ataque perverso, marcado por la hipocresía. No se utilizan armas para invadir, sino las redes de comercio mundial. No se atacan soldados, que tal vez podrían defenderse y expulsar a los atacantes, se golpea a la población civil más vulnerable que no puede acceder a medicamentos, alimentos, o productos que este país no produce. Las ciudades no son desbastadas por el efecto de las bombas si no por las viviendas que dejan de construirse mientras la población crece. ¿Cómo se puede denominar ese ataque permanente a las libertades? ¿Bloqueo? ¿Terrorismo de Estado? ¿Justicia infinita? ¿Libertad duradera?

DOS

El 27 de noviembre la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) votará, como cada año, una resolución que condena el bloqueo que Estados Unidos somete a Cuba desde hace 41 años. Se pronunciará así contra esa guerra. No hay como engañarse, y seguramente la mayoría de los países votarán a favor de esa resolución.

La condena al terrorismo de Estado que ha ejercido el país del norte da muestra de que todavía puede existir un rincón humanitario en la comunidad mundial. Sin embargo, será imprescindible que los gobiernos de América Latina asuman una actitud política contra ese atentado estadounidense, porque ya dejó de ser un problema entre dos naciones para convertirse en un hecho internacional.

En este ataque que sufre la población cubana tiene mucho que ver la comunidad internacional porque si bien se genera en Estados Unidos, las trabas para que Cuba tenga una fluida relación económica con el mundo hacen de él un fenómeno internacional. Eso fue asumido por la Asamblea General de la ONU a partir de noviembre de 1992 cuando, por primera vez, adoptó una resolución contraria a ese bloqueo económico, comercial y financiero. Sin embargo, los gobiernos norteamericanos han desconocido esa voluntad e instrumentaron nuevas leyes para endurecerlo.

TRES

En 1992 la Ley Torricelli reforzó la extraterritorialidad del bloqueo cuando Cuba aumentaba su comercio con la Unión Europea, Canadá, América Latina y otros países, iniciando la recuperación económica tras la crisis provocada por la caída de las transacciones con los ex países socialistas y la ex Unión Soviética. En 1994 el gobierno estadounidense prohibió el envío de remesas, alimentos y medicinas desde Estados Unidos a Cuba y los viajes por motivos familiares entre los dos países, con lo que los emigrados cubanos solo pueden viajar a su país a través de otro y sin que figure ese viaje en su pasaporte. En 1996 la ley Helms-Burton internacionalizó aún más el bloqueo, imponiendo sanciones contra los países y empresas que negociaran con Cuba, en el momento preciso que la isla comenzaba a evidenciar una recuperación económica. En 1999 arreció el ataque a la propiedad intelectual cubana, ejemplificado en el intento de adjudicarse la marca del ron cubano Habana Club, a través de una empresa de cubanos radicados en Estados Unidos, para quebrar la comercialización de éste ron en el mundo. En 1999 y 2000 el Congreso norteamericano, a instancias del partido republicano y los legisladores cubano-americanos impidieron iniciativas legislativas que permitían la venta de alimento y medicinas a Cuba e impusieron nuevas restricciones comerciales y financieras. La prohibición de que los ciudadanos estadounidenses puedan viajar a la isla es otro ataque a las libertades individuales, que se suma a la prohibición de comprar productos cubanos necesarios para Estados Unidos como la vacuna antimeningocócica o un raticida biológico desarrollado por científicos cubanos que podría ayudar a disminuir la plaga de roedores que enfrentan las grande ciudades norteamericanas

Lejos de cambiar esa actitud de guerra, el nuevo gobierno norteamericano de George Bush Hijo decidió mantener el bloqueo y calificó a Cuba como “país terrorista” en un intento más por mantenerlo aislado.

CUATRO

El bloqueo económico fue decretado oficialmente en abril de 1960, cuando un documento del Departamento de Estado de Estados Unidos proclamó la necesidad de imponer sanciones a Cuba que produjeran «el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno» de Fidel Castro. Ese objetivo de asfixiar económicamente a todo el país se instrumentó mediante diversas leyes, presiones hacia empresarios y gobiernos que intentan comercializar con Cuba, ataques y trabas a las actividades económicas o científicas realizadas por delegados cubanos en otros países, y una campaña mediática para desprestigiar al gobierno de Castro. Sin embargo, cada vez son más los sectores que en Estados Unidos promueven un cambio en la política hacia la isla y piden el levantamiento de las sanciones que impiden el intercambio comercial.

Cuba destina anualmente unos 900 millones de dólares en la importación de alimentos, 120 millones de los cuales son para compra de cereales, cifra que podría disminuir si pudiera realizar sus compras directamente a Estados Unidos. A su vez, empresarios agrícolas estadounidenses se quejan de haber perdido un mercado natural para sus productos. Sólo en el caso del arroz, el bloqueo les impidió en estos 41 años ganar unos 3.100 millones de dólares, según voceros de ese sector. En el año 2000 Cuba pagó 38 millones de dólares más para comprar alimentos, debido a las diferencias de precios por tener que recurrir a mercados alternativos ante la imposibilidad de importar de Estados Unidos. Si en ese año se hubiera podido disponer de esos recursos para aumentar las compras de alimentos, se hubiera podido comprar 100.000 toneladas más de trigo, 20.000 toneladas de harina de trigo, 40.000 toneladas de arroz, 5.000 toneladas de leche en polvo y 1.000 toneladas más de pollo. El bloqueo también repercute en la adquisición de insumos agropecuarios, afectando la producción en este sector de la economía.

En los últimos días la información de una inminente compra de medicinas y alimentos de Cuba a Estados Unidos puede determinar una pausa en esta guerra, aunque el gobierno de La Habana aseguró que era un caso excepcional debido al desastre causado en Cuba por el huracán Michelle. Los proveedores que realizaron la venta recibieron una licencia especial del Departamento del Tesoro, como ocurrió en 1999 cuando autorizó a una firma transnacional anglo-estadounidense a negociar con Cuba la comercialización de la única vacuna existente en el mundo contra la meningitis tipo B. Si bien se trata de una transacción excepcional, debería ser el comienzo del fin del bloqueo. Pero eso no parece posible, ya que el gobierno estadounidense no está dispuesto a permitir que Cuba siga construyendo su futuro en forma independiente.

* Este texto es parte del libro Miramientos desde el Sur.


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