La oposición tibia del reformismo solo fortalece al fascismo

Desde la izquierda revolucionaria gallega hemos advertido sistemáticamente que el avance del fascismo en el Estado español no es un fenómeno pasajero. Por el contrario, si no denunciamos y combatimos con fuerza esta amenaza, se volverá más feroz y peligrosa contra el movimiento obrero.
La falta de medidas en defensa de la clase obrera del mal llamado gobierno progresista PSOE-Unidas Podemos, ante la pandemia del Covid-19, está siendo utilizada por el fascismo para incrementar su actividad y actuar con total impunidad en las calles.
En estos últimos días, el ataque del fascismo contra los líderes reformistas del gobierno español constata la necesidad de combatirlo en todos los frentes que son necesarios, principalmente en las calles.
Estamos ante un escenario sumamente alarmante para el movimiento antifascista y más cuando la izquierda revolucionaria de las distintas naciones del Estado aún no cuenta con la fuerza y organización suficiente.
El patetismo y cinismo del reformismo desarma totalmente el movimiento obrero. Además de no enfrentar el fascismo en las instituciones burguesas, criminalizan a los sectores antifascistas que lo combaten con contundencia en las calles, creyendo que esto refuerza sus posiciones, mientras que al luchar con consecuencia se exponen a la represión, sanciones o en el peor de los casos, a la cárcel.
Como si el fascismo desapareciera por sí solo o muriera de hambre, cuando la oligarquía que lo financia y fomenta permanece intacta.
No solo eso, también se encargan de lavar la imagen de las instituciones del posfranquismo. Normalizar la bandera monárquica española, defender la unión territorial impuesta, cerrar filas con la monarquía borbónica, permitir la fuga del gángster Juan Carlos I, aumentar el salario a las fuerzas policiales y al ejército, democratizar a los líderes de partidos fascistas como Vox, etc.
Ahora que el fascismo ataca las cabezas visibles, los reformistas expresan su preocupación cuando son en parte responsables de darle espacios en las calles y de demoler el antifascismo y los sectores populares.
Si la familia de dos de los ministros del gobierno español, Pablo Iglesias e Irene Montero, tiene que abandonar sus vacaciones por el acoso de Vox, porque el servicio de seguridad no puede garantizar plenamente su protección, ¿qué es lo que aguarda a los sectores más vulnerables. avanzado y consciente de nuestra clase frente al fascismo?
¿Qué espera del movimiento obrero que no cuenta con este tipo de protección?
¿Cómo puede el sector socialdemócrata del gobierno español seguir creyendo en las instituciones burguesas herederas de la dictadura, en el aparato judicial o policial, cuando son cómplices de informar al fascismo de sus movimientos?
De la misma forma que ocurre en el panorama internacional, la “nueva” socialdemocracia española, demuestra una vez más su total sumisión al imperialismo, sin cuestionar ni la más mínima posición insurgente de EEUU, OTAN, FMI y UE.
Es el caso del apoyo al terrorismo fascista en la agresión imperialista que sufre la Venezuela bolivariana, o de cerrar filas con la oposición y sectores neonazis del “Euromaidan” bielorruso, cínicamente condenado a la “represión” y cuestionando las elecciones ganadas por el gobierno legítimo de Lukashenko.
Además de no denunciar y combatir el fascismo en el Estado español, ¿apoya sin reparos a la oposición bielorrusa que porta banderas nazis y lanza consignas fascistas contra el gobierno? ¿Qué antifascismo es el de la socialdemocracia española?
Viene con recordar la actitud del vicepresidente Pablo Iglesias como una broma con el líder de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. ¿Es esta la advertencia antifascista que defiende el líder de Unidas-Podemos?
Ante esta dramática situación, tanto a nivel internacional como en el Estado español, Agora Galicia-Unidad Popular insiste en la necesidad de organizar un bloque popular antifascista y anticapitalista para enfrentar al fascismo. No podemos, ni debemos esperar nada del reformismo en sus diferentes formas, y mucho menos contar con la protección de las instituciones del Estado español para defendernos frente a la amenaza fascista.
No podemos subestimarlo, cuanto más tarde actuemos de forma eficaz y combativa, más complicada será la situación para nuestra clase. Solo los trabajadores con autoorganización antifascista en las calles pueden enfrentar y frenar el fascismo.
¡Se necesita un muro antifascista y anticapitalista para defender los intereses de los trabajadores de Galicia!
¡El fascismo debe ser aplastado con un combate implacable en las calles!
Agora Galiza-Unidade Popular