Josefa Contreras •  Opinión •  27/12/2020

J. Guaidó y D. Trump no conocen al venezolano

J. Guaidó y D. Trump no conocen al venezolano

Sí estos personajes, realmente políticos de otoño, conocieran de verdad a los venezolanos, incluyendo hombres y mujeres, sus conductas y sus planteamientos serían totalmente diferentes y uno de ellos, por supuesto el más falso, jamás habría estado en el tapete político.

El venezolano, por principio es solidario. Se identifica rápidamente con los más débiles y los necesitados, con los desposeídos y sometidos a las injusticias y desgracias, las cuales se han profundizado últimamente a lo largo y ancho del país.

El venezolano, con su buen olfato, también ha aprendido a reconocer quién es el enemigo y, en el fondo, lo que este quiere de verdad. El sabe, que al gobierno norteamericano muy poco le interesa el bienestar de nuestro pueblo, de otra manera no nos estaría sometiendo con ese gusto enfermizo a tanto sufrimiento, lo cual expuso con suma claridad el ex-embajador de USA en nuestro país, William Brownfield, quién fue enfático al decir: “hacer sufrir a los venezolanos era lo que había que hacer”.

Reto a cualquier encuestadora que explore en Venezuela cual es el grado de aceptación de los políticos que representan el ala radical, extremista y terrorista de la oposición, por el ciudadano común, él de a pie, él que tiene que luchar día a día para ver que lleva a su casa para comer.

Ese venezolano, sabe quienes son los que piden a gritos y sollozos que invadan nuestro país. Asimismo, dentro de sus limitaciones, ese compatriota sabe que pasa en un país cuando una potencia lo invade, pues ha visto con claridad meridiana el infierno de lo producido por el mismo invasor en Irak, Afganistán, Yugoslavia y Libia.

A ese mismo venezolano, nadie tiene que explicarle que el gobierno norteamericano tiene una fuerte alianza con esos políticos de la oposición, claros representantes del poder económico, para apoderarse de nuestras riquezas y volver trizas un proyecto político que ha generado tantos sueños y esperanzas en un amplio sector de nuestra sociedad.

El venezolano, igualmente sabe que al otro día de ganar Hugo Chávez las elecciones, se dio inicio a la descomunal tarea de liquidar, al precio que fuere, la pretendida Revolución Bolivariana. No se puede tirar al olvido fácilmente tantos eventos odiosos: Golpes de estado fallidos; el paro petrolero; muerte inexplicable de líderes importantes de la Revolución; intentos de magnicidio; sabotajes eléctricos y del suministro del agua; invasiones fallidas; hackeo de varias estructuras administrativas del gobierno, incluyendo el Banco de Venezuela y Cantv; creación en laboratorios, dentro y fuera de nuestras fronteras, de miles de noticias y rumores falsos, difundidos con pasmosa celeridad y el feroz y despiadado ataque a nuestra moneda, para crear un grave e insoportable malestar.

Aún más, cada venezolano humilde siente en lo más profundo de su corazón que en Venezuela, un gobierno de ultraderecha va a acabar con todo lo que huela a beneficio social para él y su familia. Que todos los logros alcanzados con tanto sacrificio, desaparecerán por arte, y no de magia, sino de la represión, la detención arbitraria y la desaparición, como sucedía a menudo en la Cuarta República.

Nadie, podrá jamás entender que ocurre con el venezolano. Que cipote pasa por su cabeza, que ante tantos infortunios es más consecuente, radical y solidario con el proceso revolucionario. Y no entenderán, simple y llanamente, por que lo que mueve al venezolano trasciende el momento. Es la historia que pesa sobre nuestros hombros. Es el enorme sentido de justicia que bulle en nuestra sangre y es la plena identificación con un modelo social de inclusión e igualdad.

No hay que dar muchas vueltas entonces, para tratar de entender que en otras latitudes, por muchísimo menos de lo que nos ha venido ocurriendo aquí, han tumbado gobiernos y descabezado políticos como arroz.

Deseo insistir con el título de este artículo, ya que los pajaritos “J. Guaidó y D. Trump no conocen al venezolano!”, yparece queel gobierno colombiano tampoco. Ojalá desistan de ese suicida plan de invadirnos, pues no tienen la más mínima idea de las consecuencias inmediatas.

Finalmente, debo decirles a quién tenga oídos y ojos para leer, que ser un verdadero venezolano escapa totalmente a la comprensión de los merodeadores y piratas del gobierno de USA, de este particular y alevoso espécimen de la oposición venezolana, y aún mucho más del taimado gobierno  colombiano.


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