La sanidad pública es el pilar del Estado del bienestar y se la estan cargando
Personalmente junto a mí familia sufro el deterioro del SERGAS en Galicia, cada día más lenta, y eso es una de las peores cosas que puede ocurrir, las listas de espera en ocasiones de años y como poco de meses para pruebas y médicos especialistas, y de semanas para el médico de cabecera, hace que se llegue tarde a muchas enfermedades.
Las largas listas de espera hacen que personas con afecciones curables sean tratadas cuando ya son incurables, que afecciones leves se conviertan en graves, además de saturar los servicios de urgencias. Eso lo he vivido en mis propias carnes como miles de familias.
Esto no ocurre solo en Galicia, también en muchas Comunidades Autónomas. en la mayoría, Madrid, Andalucía, la derecha y su afan privatizador intentan extermalizar y privatizar al máximo algo que ha demostrado ser un cáncer que va degradando la calidad de nuestra sanidad pública.
La privatización y degradación de nuestra sanidad pública es una estrategia que se hace de un modo intencionado para que una minoría se enriquezca convirtiendo nuestra salud y nuestras vidas en un vulgar negocio.
La sanidad hoy es peor que hace treinta años, porque una sanidad lenta no puede ser buena, las bajas de los medicos con una carga de trabajo excesiva, asi como del resto de personal sanitario no se cubren, muchos profesionales de la salud se van del país buscando mejores condiciones laborales.
La externalización de servicios en sanidad y la derivación de recursos al sector privado ha degradado la calidad de una sanidad española que ha pasado a ser una de las mejores del mundo a entrar a duras penas entre las diez primeras y según en que cosas.
Debería preocuparnos, alarmarnos, e indignarnos la perdida de calidad de nuestra sanidad pública, porque por la sanidad vamos a pasar todos, nosotros, nuestros padres, los abuelos, nuestros hijos, nuestros seres queridos, deberíamos estar luchando porque la sanidad española sea la mejor del mundo.
Si realmente queremos a alguien, incluido a nosotros mismos no debemos seguir permitiendo que los pilares fundamentales para la construcción de un Estado del bienestar, como son la sanidad o la educación, sean degradados y convertidos en un negocio en vez de un servicio público fundamental que debe contar con los mejores medios además de ser completamente pública, universal y gratuita.