El discurso antifeminista encubierto en la Fundación Crianza Compartida
En un contexto donde el movimiento feminista ha logrado avances significativos en la visibilización de las violencias machistas y la desigualdad de género, en el marco de un nuevo Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este 25 de noviembre, surgen organizaciones que, bajo el manto de la «crianza compartida» y la defensa de los derechos de la infancia, promueven un discurso que socava estos logros.
Un ejemplo claro es la Fundación Crianza Compartida de Chile, una entidad que se presenta como defensora de madres, padres y familias en procesos de separación, ofreciendo orientación jurídica, acompañamiento psicológico y talleres. Sin embargo, al analizar su narrativa pública, emerge un patrón preocupante: un enfoque centrado en las «falsas denuncias» que, en la práctica, minimiza la violencia de género y reproduce estereotipos patriarcales.
La fundación, fundada con el objetivo de promover la corresponsabilidad parental, argumenta que los niños y niñas tienen derecho a una relación equitativa con ambos progenitores tras una separación. Esto, en principio, suena razonable y alineado con principios de igualdad. No obstante, su énfasis en conceptos como la «alienación parental» y las «falsas denuncias» revela una agenda que ignora el contexto estructural de la violencia machista.
En sus publicaciones en redes sociales , se repiten testimonios de padres (mayoritariamente hombres) que alegan ser víctimas de acusaciones infundadas, lo que lleva a órdenes de alejamiento y pérdida de contacto con sus hijos. Por ejemplo, relatan casos donde denuncias por «violencia psicológica» o «hostigamiento» se basan en pruebas mínimas, exigiendo una «ley de falsas denuncias» que sancione con penas equivalentes a las del delito acusado. Este discurso no es neutral. Al priorizar la narrativa de las «falsas denuncias», la fundación contribuye a un relato global antifeminista que cuestiona la credibilidad de las víctimas de violencia de género.
Estudios internacionales, como los de la ONU y organizaciones feministas, indican que menos del 1% de las denuncias por violencia de género son falsas, mientras que la subdenuncia de violencias reales es masiva debido al miedo, la revictimización y la impunidad, como bien lo plantea Bárbara Sepúlveda, presidenta de la Asociación de Abogadas Feministas de Chile (1).
De ahí que insistir en poner en el centro las denuncias falsas deslegitima el testimonio de miles de mujeres que sufren abuso y perpetúa la idea de que las denuncias son «armas» manipuladas por madres en disputas de custodia. Esto no solo ignora el desequilibrio de poder en las relaciones de pareja, sino que también pone en riesgo a niños y niñas expuestos a entornos violentos, al promover la crianza compartida como norma absoluta sin considerar evidencias de maltrato.
Asimismo, una muestra de su discurso antifeminista es la participación de figuras clave en la fundación con organizaciones alineadas a la victimización masculina. Claudia Casanga, abogada integrante de la Fundación Crianza Compartida, es también parte de Hombres Maltratados Chile (2), un grupo que se enfoca en defender a hombres que alegan ser víctimas de abusos en contextos familiares, a menudo minimizando o cuestionando las denuncias de violencia de género.
Otro aspecto revelador de la agenda de la Fundación Crianza Compartida es su celebración activa del Día Internacional del Hombre, conmemorado cada 19 de noviembre. En su sitio web y redes sociales, publican contenidos dedicados a esta fecha (3), como entrevistas y reflexiones que destacan temas relacionados con la masculinidad y los desafíos de los hombres en la sociedad actual. Esta promoción, aunque se presenta como un llamado a la equidad, se enmarca en un contexto donde se enfatizan narrativas que victimizan a los hombres, alineándose con movimientos que cuestionan los avances feministas.
Esta celebración del Día del Hombre no es aislada, sino que refuerza el patrón antifeminista de la fundación al priorizar discursos que desvían la atención de las desigualdades estructurales de género. Mientras ignoran o minimizan las conmemoraciones feministas como el Día Internacional de la Mujer o el Día contra la Violencia de Género, dedican recursos a resaltar fechas que, en su interpretación, sirven para contrarrestar lo que perciben como un «exceso» de enfoque en las mujeres.
Adicionalmente, la Fundación Crianza Compartida comparte en sus redes sociales, incluyendo videos de figuras como Nina Mahsati, una conocida activista antifeminista que se presenta como defensora de la «mujer antifeminista» (4). Mahsati plantea realidades sobre pensiones alimenticias, divorcios y custodia compartida que alinean perfectamente con la narrativa de la fundación, reforzando ideas que cuestionan el feminismo y promueven una visión victimizadora de los hombres en disputas familiares. Esta colaboración implícita con voces antifeministas evidencia aún más el sesgo ideológico de la organización, disfrazado bajo el pretexto de la equidad parental.
Por si fuera poco lo anterior, la Fundación Crianza Compartida ha tenido una relación con el excandidato presidencial Franco Parisi, a quien han agradecido públicamente por incluir sus propuestas en su programa de gobierno, como el apoyo a la Ley de Crianza Compartida y sanciones a las «falsas denuncias» en contextos de separaciones conflictivas (5). Esta relación resulta particularmente irónica y reveladora, dado que Parisi ha enfrentado críticas por una millonaria deuda de pensión de alimentos —que en su momento superó los 200 millones de pesos y lo mantuvo con arraigo nacional, impidiéndole regresar a Chile durante la elección presidencial del año 2021—.
No hay que sorprenderse, por tanto, de que la fundación hable de «equidad en la crianza», pero rara vez aborde cómo el patriarcado carga desproporcionadamente a las mujeres con el cuidado infantil, o cómo las separaciones a menudo exponen desigualdades económicas y de poder. En cambio, se centra en victimizar a los hombres, invisibilizando que la mayoría de las violencias intrafamiliares son ejercidas por ellos. Esto no promueve una verdadera corresponsabilidad, sino una defensa encubierta del statu quo patriarcal. Para avanzar hacia una sociedad justa, necesitamos políticas que prioricen la protección de las víctimas reales y fomenten masculinidades no violentas.
En definitiva, organizaciones como la Fundación Crianza Compartida podrían contribuir si abandonaran su sesgo antifeminista y se alinearan con un enfoque que reconozca las desigualdades de género a nivel estructural. De lo contrario, seguirán siendo parte del problema, erosionando los derechos conquistados por el feminismo y poniendo en jaque el bienestar de la infancia que dicen defender. Es hora de desmontar estos discursos y construir desde los cuidados colectivos y la igualdad sustantiva.
2: https://hombresmaltratadoschile.cl/
3: https://www.instagram.com/p/DRPBME0APz5/
4: https://www.instagram.com/reel/DQmVXjikUKN/?igsh=Y3BnbnRlb3FqZXR4
5: https://www.instagram.com/reel/DPzAeaQETPC/
*Andrés Kogan Valderrama
Sociólogo
Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea
Diplomado en Masculinidades y Cambio Social
