Organización Escolar del Acoso Escolar
No es un error en el título de este texto. NO falta ninguna preposición como “ante”, “contra”, “desde”, etc… Puede afirmarse que el fenómeno del acoso escolar puede analizarse desde distintos enfoques. Lo cierto es que como toda conducta humana mucho, o casi todo, tiene que ver con la psicología de todas las personas intervinientes en el mismo y los contextos donde ocurre. Cuando el acoso, escolar o no, llega al suicidio, es entonces y sólo entonces cuando la campaña mediática se desata y la tragedia que a diario viven las personas acosadas parece que se hace pública. A los pocos días, cuando los medios entienden que ya no es noticia, vuelve a sumergirse este negro asunto en el anonimato. Las personas acosadas pueden serlo en ámbitos muy diversos: laborales, de pareja, domésticos, carcelarios, hospitalarios, escolares. Y el perfil de los individuos o especímenes (que no personas) acosadores pueden materializarlo porque lo realizan de manera oculta, aunque a veces los incidentes se realizan en público y quienes observan no le dan la más mínima importancia.
En el ámbito escolar es muy difícil, aunque no imposible, que el acoso pueda producirse de manera oculta a todas las personas que diariamente pueblan los entornos y contornos de los centros educativos. Esta evidencia permite concluir que posiblemente conductas que normalmente se aceptan como “bromas”, no lo sean. Por otro lado el desconocimiento de lo que ocurre en las micropolíticas, entre los llamados “iguales” sea el origen de que la prevención no sea lo eficiente que se pretende. De hecho, cuando se produce el fatal desenlace del suicidio de una niña , en este último caso conocido, aparece la “sorpresa”, “el estupor”, por no tener ni idea del calvario por el que atravesaba la alumna. Se desconocía lo que ocurría en el centro educativo. Y a pesar de las denuncias de las familias ni siquiera se actúa aplicando un protocolo diseñado al efecto. Protocolo que las administraciones educativas llevan años exigiendo se apliquen ante la más mínima sospecha de que el acoso exista: https://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/delegate/ content/075616a3-720a-4626-8625-24cfbf716042. Características del mismo es la Intencionalidad, la repetición, situación de poder del / de los/ acosador / res, grupal, complicidad de observadores, indefensión de la víctima. Formas de realizarlo desde exclusiones y marginación (con la imprescindible complicidad de otros) agresiones, insultos, vejaciones, menos precios, burlas, intimidación, amenazas, chantaje. Mediante acción directa, mensajes escritos, por terceras personas, móviles, ciber-acoso, bulos…
La pregunta ¿cómo es posible que todo este tipo de escenarios perversos se desarrollen y nadie los conozca? Sobre todo en un entorno escolar, donde el alumnado, a lo largo de sus vidas, pasa miles y miles de horas. Conoce quien puede observar lo suficiente para tener indicios. ¿la organización escolar de los centros educativos permite observar las conductas del alumnado? Quienes conocen las dinámicas que internamente se desarrollan en los centros educativos podrán responder a esta pregunta con un NO, rotundo. Si se analiza como se organiza la vida escolar se advierte con facilidad que todo, absolutamente todo gira en torno al curriculum escolar. La planificación de los recursos humanos y materiales por parte de las administraciones se ciñe a garantizar que las horas de docencia y presencia del personal permitan dar las horas de clase de las distintas materias curriculares, custodiar, vigilar y guardar al alumnado en tiempo de estancia en el centro. Además la ordenación educativa establece la organización de la atención docente al alumnado mediante la asignación de materias a las distintas especialidades y departamentos que se ajustan escrupulosamente a los requerimientos de titulación que el profesorado según la normativa debe tener. El ámbito de la tutorización del alumnado queda totalmente subordinado a las exigencias legales para la impartición del curriculum. Puede afirmarse que el peso de la visión “logocentrica”, es decir, de las materias de estudio, prima sobre una cada vez más imprescindible visión “paidocentrica”, es decir del desarrollo personal del alumnado.
¿Qué tiene esto que ver con el acoso escolar? Quienes piensan que los fenómenos de acoso se producen de forma aleatoria, que son casuales, que dependen de la personalidad del acosador y su víctima, entenderán que la organización escolar actual tiene muy poco o nada que ver. Aquellas personas que entienden que aumentar la capacidad y tiempo de observación de la docencia sobre las conductas (sociales, personales y curriculares) del alumnado permitirían prevenir e incluso conjurar el riesgo de acoso escolar convendrán que el cómo se organizan los recursos personales, como se prioriza (o no) la acción tutorial tiene casi todo que ver con esta prevención.
Un profesorado orientado al desarrollo de la personalidad del alumnado, que sin duda requiere de conocimientos, enriquecimiento de capacidades cognitivas y emocionales, aprendizajes y aplicación de técnicas y contenidos que aumenten y enriquezcan las relaciones sociales de cooperación, sin duda podrá prestar mayores ayudas en la prevención del acoso escolar. Mayor tiempo de contacto con grupos reducidos de alumnado. Más tiempo de relación con las familias de estos. Reducción de la precariedad en la contratación del profesorado en los centros. Y un enfoque que aumente significativamente la observación del alumnado, sin duda permitiría detectar situaciones que de forma incipiente pueden dar origen al acoso escolar. Para ello se precisa de una organización escolar más centrada en el desarrollo de la personalidad del alumnado. Hay quienes desde dentro de la docencia y fuera de ella persisten en la idea de que los centros educativos deben facilitar al alumnado el acceso al conocimiento generado por las ciencias. Y este objetivo es imprescindible e irrenunciable. El reto es como equilibrar las visiones paido-céntricas y logo-céntricas desde la organización escolar, que supone dotar y ordenar adecuadamente los recursos personales y materiales que intervienen en los centros, el tiempo escolar, las actividades lectivas y no lectivas, la acción tutorial y la orientación escolar. Conviene ir mirando la parte que le corresponda a la actual organización escolar en esto del Acoso Escolar. Porque los efectos del mismo son devastadores (extraído del protocolo anteriormente citado): Para la víctima que suele padecer fracaso escolar, trauma psicológico, riesgo físico, insatisfacción, ansiedad, infelicidad, problemas de personalidad y riesgo para su desarrollo equilibrado. Para el agresor o agresora que lleva al desarrollo de esa conducta antisocial en el futuro, una práctica de obtención de poder basada en la agresión, que puede perpetuarse en la vida adulta e, incluso, una sobrevaloración del hecho violento como socialmente aceptable y recompensado. Para los compañeros y compañeras observadores que aprenden a “salvarse” del acosador mediante una actitud pasiva y complaciente o tolerante ante la injusticia y una percepción equivocada de valía personal. Con el acoso toda la sociedad pierde. ¿Merece la pena darle una vuelta a otra forma de organizar los centros educativos?
