MOCEOP •  Opinión •  23/04/2025

Comunicado de MOCEOP ante la muerte del Papa Francisco

El Papa Francisco ha muerto. Tras el último ingreso hospitalario, y aunque

hasta el último momento ha estado activo y con voluntad de seguir,

descansa en paz. Lo ha dado todo.

El Papa Francisco ha sido un regalo del Espíritu a la Iglesia y al mundo, una

primavera de esperanza. Qué lástima las resistencias de los sectores

eclesiásticos más clericales, y qué pena la indiferencia de los poderes del

mundo al que podía haber sido un líder ético para otro mundo posible,

más allá de confrontaciones políticas y por una paz basada en la justicia.

Qué difícil resulta ser profeta desde una estructura de poder. Nos queda

en la memoria su testimonio personal de sencillez y cercanía, y sus

mensajes de renovación evangélica de la Iglesia frente a la lacra del

clericalismo, y de esperanza para el mundo, especialmente para las

periferias existenciales, las personas y sectores más marginados. 

Nos quedan sus gestos proféticos con las personas migrantes, con las personas

sufrientes por el genocidio de Gaza y la guerra de Ucrania, sus 47 viajes

como mensajero de paz y de diálogo intercultural e interreligioso; su

denuncia de un sistema capitalista injusto y una economía que mata. Por

todo ello, con el dolor por su pérdida, nos queda un sentimiento de

gratitud por su vida y su ministerio, y un reto de responsabilidad de seguir

su estela.

“La alegría del Evangelio” debería ser un mensaje de esperanza para el

mundo y de vivencia de quienes queremos seguir al Nazareno. Si el mundo

entero y los poderes fácticos escucharan el mensaje de la “Laudato Si” y el

clamor de la Tierra y de los pobres que van unidos, la Hermana Madre

Tierra sería una Casa Común más habitable. Y si la humanidad escuchara

su carta “Fratelli Tutti” de paz, amabilidad y solidaridad, podría ser la Gran

Familia Humana sin exclusiones ni descartes, en paz, acogedora y amable.

Ojalá la Iglesia pueda seguir sin él el “proceso sinodal” inacabado y

entorpecido, de hacerse una Comunidad igualitaria, servicial y liberadora.

Nos queda el reto de los procesos que él abrió y animó a seguir; y de los

que no abrió del todo o él mismo frenó. Nos toca a toda la Comunidad ser

Iglesia sinodal, cumplir su sueño de una Iglesia pobre y de los pobres,

hospital de campaña y casa de todos todos todos y de todas.

Moceop asume el legado de lo que queda pendiente sin Francisco:  esa reforma integral de la estructura eclesial en la que las mujeres tengan la plena igualdad, retos que Francisco no supo o quiso cumplir. 

No lo hemos esperado todo de Francisco, ni lo esperamos todo del Papa que

venga tras él, pero sí esperamos y necesitamos que sea Pastor del evangelio y alargue el camino emprendido por Francisco, para llegar a la iglesia igualitaria, fraterno-sororal y liberadora. 

Nos toca a toda la comunidad eclesial escuchar al Espíritu que nos regaló a Francisco y que seguirá inspirando nuevos caminos. La Pascua de Resurrección nos anima a esa esperanza.

MOCEOP 22 de Abril de 2025


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