Luis el cabrón
Hoy nos vamos de pesca.
Con vuestro arráez.
He aquí la tercera acepción de mi pseudónimo, que ahora vamos a amortizar:
3. m. Jefe de todas las faenas que se ejecutan en la almadraba. (RAE)
Estamos en la almadraba de todos vosotros, costa de Cádiz.
El sol reverbera sobre el azul del mar, de bruñido que está.
La blanca espuma estalla, la luz brillante que ciega, el pánico por la muerte adivinada en los ojos de los atunes, el ruido de sus estertores y coletazos. El rojo de la sangre, el jadeo y los gritos de los hombres, inmersos en una vorágine infernal. Borrachera de luz, sonido, sensaciones, emociones.
Irreal. Inenarrable, indescriptible.
Pero dejémonos de poesía; ¿Qué es lo que estoy viendo? Aquel atún me recuerda a alguien, parece que el agua del mar actúa como un fijador o brillantina sobre unos pelos que parece tener… Me recuerda a alguien, ahora no caigo… Vale; le llamaremos Luis el cabrón.
Doy orden de que le claven rápido el bichero y le icen el primero.
¡Joder lo que pesa!, cuatro de mis hombres no pueden con él. Con ayuda de dos compañeros mas consiguen finalmente izarle. Pesará bastante más de los doscientos kilogramos que aparenta. ¿Qué ocultará?
Pero esperad un momento….¿ qué narices es esto? Ese que ahora estoy viendo sí que es un pescado extraño, una especie desconocida para mí. En la trampa se ha colado uno con una aleta dorsal muy rara, prominente como la de un pez espada, pero…¡Es que esa aleta parece formada por letras!
Es el destino; ese ejemplar lo reclamo para mí, no puedo resistir la tentación. Agarro un garfio y me zambullo entre los atunes. Conforme le acorralo entre la red y la quilla del barco parece adivinarse una M mayúscula, algunas letra mas…, y luego parece que puede leerse Raj,,,. ¡Qué cosa más rara! Parece una matrícula. Le clavo el garfio y ya no pienso soltarle (ya no te me escapas); me ayudan con tres o cuatro bicheros, y tras ímprobos esfuerzos de toda la tripulación para poder izarnos (este pesa todavía más que el otro), salvamos ambos la borda y caemos en la cubierta.
¡Coño, si es hembra!
(Y a ver que es lo que pone en su aleta).
M……
Maria Micaela….
No.
¿Maruja?
No.
Marian……..
¡Si, si!
¡Marian….ella!
¡Coño!, la jodida encima es italiana……
Seguiremos informando. Ya cuando gustosamente la destripe os diré que es lo que ocultaba, aunque me ha comentado uno de mi gente que viene de Zahara, que hace unos cuarenta años supo de un caso similar, aunque este padecía de criptorquidia (que tenía un único testículo), y que cuando pesan tanto es porque por dentro……., ¡están totalmente podridos!.
Ya os contaré.
El arráez
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