La nueva foto que el covid nos ha hurtado, por ahora
Para muchos la suspensión sine die, de la visita de los todavía monarcas a la Sanlúcar del Santo Régimen ha debido ser como un coito interruptus, para otros ya da igual si vienen o no, porque los arreglos y remozamiento que se han hecho en la Biblioteca de prisa y corriendo ya no tienen vuelta atrás. Para los menos, dicha suspensión ha supuesto una frustración de no ver de nuevo unas imágenes que no tienen precio de los reyes con el alcalde esmirriado y compañía entre el jolgorio exultante de una plebe sin cosa mejor que hacer dado el abultado paro existente en la ciudad, jaleando y vitoreando a los insignes visitantes como a cualquier famoso de la farándula del papel cuché.
Una consorte altiva y distante, cuyo único mérito para ser lo que se cree ser, es haber contraído matrimonio con quien le confiere ese estatus. La misma que en su día mandó a la mierda a aquellos medios de comunicación que se atrevieron hacerse eco de las vicisitudes presuntamente delictivas de su “Compi Yogui”, precisamente los mismos medios que se ocupan de resaltar el estilismo de sus indumentarias en sus comparecencias públicas a falta de otra cosa que resaltar.
Un monarca, a la sazón Jefe de Estado por herencia, que aún no se ha dignado a explicar por qué sabiendo que era beneficiario de una turbia fundación, renunció a ello solo cuando se hizo público el escandaloso hecho de que dicha fundación era utilizada por su progenitor para supuestamente blanquear dinero de dudosa procedencia. Un rey que poco o muy poco ha hecho del compromiso de transparencia en la institución que personaliza, consintiendo que en la línea sucesoria se mantengan miembros de su familia de muy dudosos comportamientos y actitudes.
Un alcalde esmirriado que obvia explicar cómo y por qué se le dio un trato de favor, incluso hurtándole la práctica de deportes a cientos de jóvenes, a una empresa tapadera para la organización de un evento musical que según la policía se pudo blanquear hasta un millón de euros proveniente del narcotráfico. Un alcalde que decide recurrir sentencias a sabiendas que serán desestimadas con el argumento de dudosa ética y moral de que apechugue con las consecuencias económicas la administración entrante después de las próximas elecciones municipales de no salir él como alcalde de nuevo.
Revoleteando alrededor estarían otros “distinguidos” personajes de la política local, provincial y autonómica, a buen seguro chupando cámaras. La “cortijera” provincial venido a menos a la que, por ahora, los suyos le han desgajado de gran parte de su cortijo, luciendo su tradicional, tan hipócrita como desaforada, sonrisa. Su colega en la desgracia política, blanqueador de la ultraderecha por excelencia y tonto útil donde los haya, sabedor que está en los estertores de su vida política y que, por mucho que disimule atacando y culpando al patrón nacional de su socio de gobierno en la comunidad de los malos resultados electorales de su partido en CyL, está encantado de los mismos porque van a posibilitar que se agote la legislatura y, por ello, estar unos meses más en el silloncito. También estará aquella otra que ocupando cuatro años la portavocía municipal y dirección de su partido en la localidad, pretendiendo dar lecciones de locuacidad cayendo en la vacuidad en sus propuestas, dejó hechos unos zorros a su formación política local y la compensaron con la representación del gobierno autonómico en la provincia.
De ningún modo, podemos permitir que se nos hurte de esos grandes momentos que la visita real nos puede brindar tan gratuitamente y es, por ello, que exigimos a quien corresponda, que a falta de divertimento para la plebe existente en la Sanlúcar del Santo Régimen, cuanto antes arreglen lo del inoportuno COVID que aqueja al heredero del crápula huido, para bien de propios y extraños.
Puño en Alto