Puño en Alto •  Opinión •  20/02/2022

Falta de transparencia

Todo régimen, entre otras características, se basa en la falta de transparencia para ocultar o enmarcar las actividades propias que le sustenta como tal y el Santo Régimen que acogota a nuestra ciudad no iba a ser menos.

Resulta, pues, que el ayuntamiento de la Sanlúcar del Santo Régimen es, según el portal especializado en análisis de transparencia, Dyntra, el ayuntamiento menos transparente de los 491 municipios de más de 15.000 habitantes analizados, cumpliendo tan solo el 2.47% de los indicadores analizados, esto es, tan solo cumple 4 de un total de 162.   

Si bien para los sufridos habitantes de la ciudad no es nada nuevo, resulta escandaloso verlo cuantificado y redunda el hecho que desde 2007 se ha implantado un régimen con el único fin de que sirva de sustento económico personal de algunos que de otra manera no tendrían.

El Santo Régimen establecido se sustenta en el oscurantismo, el clientelismo, en la compra de voluntades y en el tapa boca, en el fuerte contra el débil y sumiso y complaciente con el fuerte propio del capitalismo de amiguetes, en el chantaje económico y social, en el conmigo o contra mí, en el divide y vencerás, en el arribismo, en el castigo al disidente, en el uso patrimonialista de los recursos públicos, etc.

El ayuntamiento de la Sanlúcar del Santo Régimen, no solo es el menos transparente, sino también es el más siniestro de la historia local, heredero de otros anteriores que sembraron las cimientos de lo que hoy podemos considerar un verdadero régimen.

Ejemplos de la siniestra gestión municipal los podemos encontrar en cualquier aspecto de la misma. Pero si hay una que por su trascendencia social y económica debe recordarse como verdadera señal de identidad del régimen, es que a una empresa tapadera se le ofreciera todos los medios municipales, perjudicando la práctica del deporte a cientos de jóvenes,  para la organización de un evento musical en la que gracias a una investigación policial hemos podido saber que se pudo haber blanqueado al menos 1 millón de euros. Aún el alcalde, haciendo gala de su soberbia y proverbial falta de transparencia no se ha dignado a explicar nada al respecto, ni siquiera para justificar lo injustificable de sus relaciones peligrosas. Ni tampoco para explicar su actitud negacionista que le impide condenar el grave problema que subyace detrás de todo este turbio asunto.

Cabe preguntarse, por ejemplo, ¿qué le debe presuntamente el alcalde y compañía a esos “señores” para que se comporte de esa manera? ¿Qué les debe o qué deben saber?

Así pues, en la falta de transparencia en la Sanlúcar del Santo Régimen hay algo más que una forma de ocultar una mala gestión, es algo que al más pintado y decente de los ciudadanos pone los pelos de punta.

 

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