Mg. José A. Amesty Rivera •  Opinión •  19/10/2025

Contraste entre María C. Machado y otros nobeles-nominados

Deseamos hacer un contraste entre María Machado y dos nobeles-nominados que recibieron premios nobel por sus atributos en favor de la humanidad, sus aportes y reconocimientos, así como por quién fue nominado. 

Antes, decir una palabra sobre los breves atributos de María Corina Machado Parisca. Nacida en Caracas, Venezuela el 7 de octubre de 1967, es ingeniera industrial y política venezolana «considerada» la principal líder de la oposición a la Revolución Bolivariana. Fundadora y coordinadora nacional del movimiento político Vente Venezuela, cofundadora de la asociación civil venezolana Súmate e integrante de la plataforma ciudadana Soy Venezuela. Hija de una pudiente familia de aristócratas empresarios acereros. 

Además, veamos nuevamente el artículo de mi autoría: María C. Machado y su paz de los sepulcros, Mg. José A. Amesty Rivera / Instituto Simón Bolívar (ISB) para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos. 

A su vez, la carta que nominó a María Corina Machado al nobel de la paz, con fecha del 26 de agosto de 2024, fue firmada por Marco Rubio, Carlos Giménez y otros seis legisladores estadounidenses, fue clave en la nominación de María Corina Machado al Premio Nobel de la Paz 2025.

Dicho lo anterior, Machado tiene una falta de trayectoria internacional que justifique un premio de esta magnitud. Su escasa resonancia global sugiere que este reconocimiento no honra el mérito, sino que obedece a otras dinámicas políticas. 

Contrasta con la señora Machado, un personaje ilustre venezolano llamado Humberto Avelino Fernández-Morán Villalobos. Nacido el 18 de febrero de 1924, en el municipio de la Cañada de Urdaneta, estado Zulia, Maracaibo; y fallece en 1999, en Suecia.

Breve Biografía 

El Dr. Fernández Morán, desde niño sintió vocación por la lectura, los oficios manuales y la naturaleza. Era un amante de los idiomas, la historia de Venezuela, la lectura y tenía habilidad para los oficios manuales. 

En Venezuela, se le rinde homenaje a este gran venezolano con la creación de la Gran Misión Ciencia, Tecnología e Innovación Dr. Humberto Fernández-Morán. 

Durante este homenaje, el presidente Nicolás Maduro Moros, reivindicó «la obra de Humberto Fernández – Morán, ejemplo de pulcritud, honestidad, capacidad metódica, conocimiento, un hombre del siglo XX«. A su vez, recordó «el amor patrio del científico venezolano, que fue víctima de una campaña de odio, de desprecio, que lo llevó a irse del país. En este sentido, expresó que ejerció el bolivarianismo de los más puros, representativos y de los más auténticos que ha existido«. 

Con solo 9 años de edad, tradujo el manual de una maquinaria alemana que estaba fuera de servicio y la puso en funcionamiento. Una muestra de su capacidad para resolver problemas desde la lógica del pensamiento y la mecánica.

A los 15 años ingresa a la universidad. Se gradúa, a los 20 años, de médico Summa cum laude, en medio de la Segunda Guerra Mundial (1944), en la Universidad de Múnich, Alemania.

Regresa a su Patria y, al cumplir 21 años, revalida su título para ejercer como médico en la Universidad Central de Venezuela, donde, nuevamente, se gradúa Summa cum laude (1945). Continúo sus estudios de maestría y doctorado (1952), en la Universidad de Estocolmo, Suecia.

En Europa conoce a Albert Einstein, evento que despertó su pasión por la energía, las estructuras subatómicas y su relación con la mente humana.

El Dr. Humberto Fernández-Morán fue un apasionado de la Biofísica. A los 35 años, era uno de los tres mejores neurocirujanos del mundo. 

Sus grandes Aportes y Reconocimientos 

En Venezuela, el Dr. Fernández-Morán funda el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), un espacio para el encuentro de científicos, científicas, investigadores e investigadoras de diversas partes del mundo. Gracias a este avance, logra el financiamiento del primer reactor nuclear del continente. Hoy este centro lleva por nombre Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)

El científico venezolano también presidió el Comité Internacional de Ciencias Físicas y Tecnología para la conformación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que se consolida en 1957.

Su interés por innovar lo llevó a estudiar tejidos vivos, desarrollando para ello técnicas, equipamientos y procedimientos de reconocimiento mundial. Su capacidad para la creación lo llevó a consolidar 40 patentes y obtener incontables reconocimientos mundiales.

Al Dr. Humberto Fernández-Morán le debemos la invención de los cortes ultradelgados (Ultramicrotomía) para lo cual desarrolla la cuchilla de diamante, con diamantes propios del Amazonas, estas cuchillas serían producidas en el IVIC y vendidas en todo el mundo durante décadas.

La congelación de muestras biológicas para su observación precisa (Crioultramicrotomía y Crioultramicroscopía), que son la base de las tecnologías para las operaciones oculares por cáncer y otras patologías.

Asimismo, descubrió el lugar donde las células cerebrales generan energía, unas partículas dentro de las mitocondrias que llevan su nombre “Partículas Fernández-Morán”, revolucionando la neurociencia.

Este digno hombre de la Patria, fue nominado en varias oportunidades al premio Nobel; una de las veces que fue nominado para el Premio Nobel en Fisiología o Medicina, una de ellas fue hecha por Hans Selye, Profesor y Director del Instituto de Medicina y Cirugía Experimental de la Universidad de Montreal en Canadá. 

La otra nominación fue recibida de R. K. Mishra, para entonces Jefe del Departamento de Biofísica del “All India Institute of Medical Sciences” en Nueva Delhi, quien en los años 50 había trabajado con Hans Selye en Montreal.

Además, fue el investigador jefe del proyecto Apolo 11, con notables contribuciones mundiales en el estudio de rocas lunares con las técnicas y equipamientos desarrollados por él mismo. Jamás aceptó nacionalizarse como ciudadano estadounidense para ser postulado por la NASA al Nobel.

Fernández-Morán demostró su talante profundamente bolivariano, humanista y patriota, abogando siempre por brindar un futuro en la ciencia a la juventud venezolana, dejó un legado incalculable a la humanidad.

Al fallecer, dejó por escrito su voluntad de que todo su legado, libros, hallazgos, investigaciones, muestras, equipos y un largo etcétera, volvieran a su amada Patria, la Patria de Bolívar. 

El pasado año 2024, al cumplirse 100 años de su natalicio, el Gobierno Bolivariano, a través del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, inauguró la Galería Dr. Humberto Fernández-Morán, dentro de la Biblioteca Marcel Roche en el IVIC, que ofrece una ventana única a la vida y obra de este ilustre científico, orgullo de la nación.

Finalmente, sabemos que un comité constituido por la Gobernación del Estado Zulia en Venezuela, manifestó la intención de proponer a Fernández-Morán para el Premio Nobel en Física en 1997, dos años antes de su muerte. 

Este brillante personaje sí tiene múltiples méritos para recibir cualquier distinción como nobel.

Otra personalidad que podríamos mencionar, amén de muchas otras que merecen tal galardón se llama Adolfo Pérez Esquivel, quien en 1980 el Comité Nobel le otorgó el Premio Nobel de la Paz; Pérez Esquivel ha señalado que «ya han pasado 45 años y continuamos trabajando al servicio de los más pobres y junto a los pueblos latinoamericanos. En nombre de todos ellos asumí esa alta distinción, no por el Premio en sí, fue por el compromiso junto a los pueblos que compartan las luchas y esperanzas para construir un nuevo amanecer. La Paz se construye día a día y debemos ser coherentes entre el decir y el hacer«. 

Para ir finalizando, dejamos como reflexión que, con regularidad, desde hace muchos años, los Premio Nobel de la Paz y otros, se otorgan a escritores, políticos o religiosos (hasta un cantante) que encarnan intereses y valores de las llamadas democracias occidentales. Poco importan su calidad literaria (aunque la tengan), su integridad ética o su compromiso con la paz mundial. Lo relevante para darles el merecimiento es que quienes lo reciben son críticos o enemigos de gobiernos que Occidente ubica como parte del Eje del Mal. 

En este sentido, la entrega de tal galardón a la política derechista venezolana María Corina Machado, representa el último episodio de una vieja farsa. No hay nada en su trayectoria, como no hubo en sus predecesores, los golpistas Pedro Carmona y Juan Guaidó, mérito personal alguno para recibir el premio. La distinción es producto, lisa y llanamente, de una decisión de los poderes imperiales, para escalar el desgaste y aislamiento contra la Revolución Bolivariana. 

No pasarán, no volverán, y hasta la Victoria siempre y eterna.


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