Cecilia Zamudio •  Opinión •  18/11/2019

La OEA, campeona del doble rasero, impulsa el Golpe de Estado en Bolivia

La OEA, campeona del doble rasero, impulsa el Golpe de Estado en Bolivia

Las «instituciones internacionales» de la burguesía son campeonas del doble rasero. La OEA, esa institución pro-imperialista que calla sobre las mutilaciones, violaciones sexuales y asesinatos que perpetra el Estado chileno contra el pueblo en lucha por justicia social y contra el saqueo capitalista de Chile; esa OEA que calla sobre el Genocidio que perpetra el Estado colombiano, es la misma OEA que impulsa un Golpe de Estado contra el primer gobierno indígena de la Historia de Bolivia, porque ese gobierno cometió el «crimen» de no estar totalmente arrodillado al saqueo capitalista, al imperialismo y su barbarie. Porque ese gobierno, aunque no llegó a cambios estructurales profundos (Bolivia siguió siendo capitalista), sí invirtió presupuesto para alfabetizar, crear un seguro de sanidad universal, sacar de la esclavitud a la parte más empobrecida de la clase explotada, etc. Es decir, la burguesía transnacional no tolera a los gobiernos que no se le inclinen hasta tocar el suelo.

Los gobiernos con pretensiones revolucionarias son masacrados: la Historia está plagada de ejemplos, en todos los continentes. Asimismo, los gobiernos reformistas siempre tienen los días contados (mientras menos arrodillados sean, más rápido les llega el Golpe), la Historia lo ha demostrado con sangre, una y otra vez. El imperialismo no tolera que ningún gobierno se oponga, así sea en lo más mínimo, a sus pretensiones de saqueo absoluto de los recursos. La burguesía transnacional impulsa Golpes de Estado para incrementar su rapiña. Los pueblos debemos saber que el camino de la emancipación pasa por la lucha de clases, por tumbar a la clase explotadora y colectivizar los medios de producción, para que la burguesía no sea la que decida nuestro destino. Todo proceso de emancipación que no cambie la tenencia de los medios de producción de manos privadas a tenencia colectiva en manos de la clase trabajadora, tiene los días fatídicamente contados.

Mientras el capitalismo siga vivo, sigue en su seno viva su herramienta fascista, y sigue imperando la brutal injusticia social que hambrea pueblos y devasta la naturaleza.

 


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