Puño en Alto •  Opinión •  18/04/2022

Andalucía, un tablero político complicado

Ya sabemos que el PP no va poner reparo alguno, llegado el caso, en gobernar junto a la ultraderecha montaraz en Andalucía. Lo ha hecho en Casilla y León, obligando al presidente del PP, Nuñéz Feijoo, a sobreinterpretar un papelón, al no asistir al debate de investidura ni a la toma de posesión de Mañueco.

Todo hace pensar que si el PP para conservar la presidencia de la Junta de Andalucía tiene que abrir la puerta del gobierno andaluz a la ultraderecha, claudicando a sus exigencias retrógradas y antiautonómicas, lo hará sin pestañear. Dirá que ante la alternativa de unas nuevas elecciones, mejor es darle cancha de gobierno a la ultraderecha, ya que a veces a las elecciones las carga el diablo.

La ultraderecha, mientras a verlas venir, esperando que su previsible candidata a la presidencia de la Junta deshoje la margarita, sabiendo que no necesita nada más que esperar y esperar como hizo en Castilla la Mancha para hacer caja.

La irrelevancia política en la que ha entrado Ciudadanos hace que del chicuco de la Junta no se hable, salvo para presagiarle un espectacular batacazo electoral, si antes el PP de Moreno Bonilla no le da cobijo en su listas.

La izquierda real andaluza divida en tres partes, después del fracaso estrepitoso en Madrid y quedarse relegada en la irrelevancia política en Castilla León y ante la posibilidad de que entre la ultraderecha en el gobierno andaluz, anda en eso de presentar una candidatura única como medio de poder evitarlo. Aunque ya no será tan única porque los anticapitalistas de Teresa Rodríguez han dado nones al descubrir ahora su nacionalismo andaluz y siguen con el latiguillo del sujeto político propio que no sea «subalterno» al PSOE.
Podemos Andalucía, IU y Más País dicen compartir proyecto, pero discrepan en quién debe encabezar la candidatura a la presidencia del gobierno andaluz. Podemos pone el suyo, IU lo mismo y Más País propone que sea un independiente a las tres formaciones políticas.

Mientras que la izquierda se otorga la obligación moral de parar a la ultraderecha, el PSOE de Andalucía, en boca de su Secretario General y candidato a la presidencia de la Junta, Juan Espadas, se limita a mostrar su preocupación porque la unidad de la izquierda en Andalucía no avanza. Para algunos es como si el principal culpable de que la derecha este gobernando en Andalucía, desde un cómodo sillón y fumándose un puro, espera que los que asumen la obligación moral de trabajar para parar la ultraderecha, se pongan de acuerdo y le arreglen el desaguisado, facilitándole el gobierno sin asumir el mínimo riesgo en ello.

Ser subalterno de este PSOE, como dicen los anticapitalistas no es plato de buen gusto, tampoco debe serlo, tener la oportunidad de que la derecha y extrema derecha deje de gobernar en Andalucía y no intentarlo por un prurito identitario sobrevenido o por simplemente un desacuerdo en el cabeza de lista.

Las encuestas pronostican que PP y la extrema derecha podrían gobernar con mayoría absoluta y a lo mejor en ese caso, el PSOE de Juan Espadas, asumiendo cierta obligación moral impuesta, para evitar que la ultraderecha entre en el gobierno andaluz decide abstenerse para facilitar al PP un gobierno en minoría sin la influencia retrograda de la extrema derecha.

Todo está por ver y por decidir. Atentos, junio ya esta aquí.

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