Clara López González •  Opinión •  18/02/2020

Afloran detalles de las torturas de Israel a presos palestinos

Mientras Estados Unidos y sus lacayos de la OEA y la UE acusan al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de “graves violaciones de los derechos humanos”, Israel los comete cotidianamente con total impunidad, y lo que sigue a continuacón es sólo un botón de muestra. Pero no lo denuncie usted, porque será tildado de antisemita.

   Recientemente, ha salido a la luz que la agencia israelí de inteligencia Shin Bet o Shabak está implicada en brutales torturas a detenidos palestinos, a pesar de que ello infringe tanto las leyes internacionales como las propias de Israel. Estas nuevas acusaciones, que los grupos de derechos humanos tanto palestinos como israelíes consideran “muy creíbles”, surgen en el contexto de un probado incremento de esta práctica delictiva aplicada a los detenidos palestinos por parte de las autoridades israelíes.

   Los últimos casos conocidos corresponden a tres varones palestinos que fueron detenidos en la gran redada realizada tras el ataque con bomba del 23 de agosto, que mató a un colono israelí y a la adolescente Rina Shnerb. La detención de estos tres hombres, residentes en la ocupada Cisjordania y considerados principales sospechosos del ataque, se llevó a cabo al amparo de la controvertida “detención administrativa” por la cual Israel puede mantener arrestado a un individuo durante meses e incluso años sin cargos de ningún tipo.

   Los abogados de las familias de los tres detenidos aseguran que han sido sometidos a torturas tan crueles, que han necesitado hospitalización. Uno de ellos sufrió un fallo renal y apareció con 11 costillas rotas antes de ser devuelto a la custodia israelí. A otro, un perro policía le mordió los genitales; y el tercero apareció en la sala del juicio en silla de ruedas y totalmente irreconocible a su esposa.

   Aunque se trata de casos extremos, Shin Bet aplicó torturas menos graves a varios otros detenidos, que, aun así, les dejaron con severos traumas. Esos detenidos fueron liberados después de varias semanas en prisión, sin que en ningún momento se les imputara cargo alguno. Shin Bet arrestó también a familiares de los detenidos para hacer creer a estos que iban a ser sometidos a los mismos tratamientos crueles.

   Aunque la redada y la subsiguiente tortura de sospechosos palestinos tuvo lugar hace meses, la información de los hechos se ha retrasado debido a que el tribunal israelí emitió una orden de silencio, que fue renovada en varias ocasiones desde el pasado mes de septiembre. Dicha orden hizo posible asimismo que los juicios de los tres principales sospechosos se realizasen a puerta cerrada y, salvo alguna excepción, evitando que las familias pudiesen acudir a presenciarlos.

   Las alegadas torturas a prisioneros en relación al ataque del 23 de agosto se produce cuando el uso de la tortura a palestinos de Cisjordania por parte de Shin Bet ha experimentado un notable ascenso, según declara Adameer, organización por los derechos de los presos palestinos, que publicó un informe el mes pasado con pruebas concluyentes del “sistemático uso de la tortura y tratamientos degradantes” en el centro de interrogatorios de Al-Mascobiyya.

   Aunque negada por los dirigentes israelíes, la tortura a los detenidos constituye delito. Sin embargo, una rendija legal de la misma sentencia de 1999 del Tribunal Supremo de Israel que ilegalizó esta práctica, ha permitido seguir aplicándola, ya que dicha sentencia prohíbe la tortura de los detenidos siempre que no haya sospechas de ataque inminente. El Shin Bet se ha valido de esta rendija de manera rutinaria, como prueba el hecho de que sus oficiales hayan estado torturando durante décadas con total impunidad. Desde 2001 se han presentado más de mil quejas contra esta práctica inhumana, pero solamente un caso ha ido a juicio -uno en 2017 que todavía permanece abierto.

   Se da el hecho, además, de que hay un plantel de médicos que trabajan para el Shin Bet aconsejándoles la aplicación de métodos brutales de interrogatorio, falsificando informes facultativos e implicándose en otras actividades tendentes a justificar el uso de unas prácticas crueles vetadas por las leyes internacionales. Ello habría contribuido a blindar a los oficiales del Shin Bet contra su enjuiciamiento.

   Probablemente, una de las razones de esta cultura de la impunidad sea la anuencia de una gran parte de la población israelí, que considera legítimo torturar a los considerados “combatientes enemigos”. Por ejemplo, una encuesta realizada el mes pasado a jóvenes de entre 20 y 35 años en 16 países muestra que los jóvenes israelíes son, con mucho, los que más aprueban el uso de la tortura. Sólo el 23 por ciento se opone a ella, mientras la media internacional se sitúa en el 55 por ciento.

   Puede que el incremento de las denuncias por torturas a detenidos palestinos de los últimos meses se deba a la presión que ejercen el presidente Trump y su homónimo, Benjamin Netanyahu, por poner en vigor el llamado “Acuerdo del Siglo”, y no menos a la delicada situación política que vive Israel en estos momentos, a la espera de las terceras elecciones en menos de un año, que Netanyahu aprovecha para vender su política de “mano dura contra el crimen”. Un “crimen” que siempre cae del mismo lado.

Referencia: https://www.mintpressnews.com/gruesome-details-israel-torture-palestinian-detainees/264857/

Fuente: http://canarias-semanal.org/art/26875/afloran-detalles-de-las-torturas-de-israel-a-presos-palestinos


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