México. La justicia busca al justiciero
¿Qué queda cuando no queda nada?
¿Qué queda cuando las violaciones, los desaparecidos, los atracos y las decapitaciones son algo cotidiano en un país, y la justicia es una palabra inventada?
No queda nada cuando falta todo, solo queda uno mismo.
Cuando no hay justicia que componga y marque el equilibrio y la pauta de convivencia, solo queda el violento y el violentado. Y cuando el violentado se cansa de tanta violencia y decide defender lo que la ineficaz justicia de un país no es capaz de solucionar, quizás para no violentar a los que en realidad mandan, entonces el justiciero es quién personifica la violencia.
Lejos de conocer si el protagonista de lo sucedido en México hace unos días en un autobús fue un sicario, un soldado, un policía, o un ciudadano harto de la violencia que recorre el país todas las semanas, la posibilidad de que dicho justiciero sea alguien harto de la confrontación violento y violentado y de la ineficacia de las autoridades, crece como salvación al miedo que recorre a los ciudadanos un día tras otro. Con eso parece soñar los ciudadanos, con ese héroe anónimo que aparezca y resuelva el atropello del indefenso, y por eso cuando dicho ciudadano tras asesinar a quienes asaltaron el autobús pidió que nadie lo descubriera, simplemente nadie lo descubrió, y en su interior muchos rezaron para que hubieran más como él.
Lo peor es que la justicia, como otras tantas veces, se preocupa más de convocar al cielo y a la tierra y a las profundidades para encontrar a quien arreglo lo desarreglado, cuando en realidad todo es producto del fracaso y la ineptitud de las respectivas autoridades para componer una digna convivencia social, que de intentar subsanar la grieta por donde se desliza tanta violencia.
Andrés Expósito, escritor www.andresexposito.es