Federico Ticchi •  Opinión •  13/01/2017

Mi experiencia en la Cumbre internacional en Corea del Norte sobre el Anticapitalismo, la Soberanía de los Pueblos y el Juchè

¿Porque he elegido Corea de Norte? Un lugar raro, y tal vez un poquito peligroso.

El país más aislado en el mundo, el ultimo bastión Comunista.

Un país sobre el cual siempre la prensa habla mal.

Esto era suficiente para poner en marcha mi interés.

Además de todo eso, yo no iba como turista. Yo iba junto a la delegación política italiana.

El día 8 de octubre en Pyongyang tuvo lugar una cumbre internacional sobre el Anticapitalismo, la Soberanía de los Pueblos y el Juchè – la ideología del Estado de Norte de Corea teorizada por el padre de la nación coreana, el Grande Líder y Eterno Presidente (como está nombrado por la Constitución de Corea) Kim Il Sung-. Había delegaciones de muchos Países: Japón, India, Sri Lanka, Nepal, Tailandia, Nigeria, Congo, Uganda, Rusia, Mongolia, Alemania, España, Inglaterra y nosotros los italianos.

Todas esas personas estuvimos invitados por el Gobierno de Pyongyang, a través del Departamento de Ciencia de la Educación, el cual tiene como su tarea la de propagar el Juchè.

En mi caso, yo no era un delegado político. Yo tenía mucho interés de conocer este País y su cultura, y me pareció una ocasión única la de poder verlo desde una perspectiva tan rara como una cumbre política.

Desde que hemos llegado al aeropuerto de Pyongyang, hasta nuestra salida del País, hemos estado bajo la guía del Gobierno de Corea del Norte. Nos habían organizados muchas visitas por Pyongyang, y también algunas actividades para fraternizar con los compañeros de otros Países.

Llegados al aeropuerto, en un primer momento nos decomisaron los móviles y los pasaportes. Había leído que los militares iban a retener estas dos cosas hasta que el viajero no tome su vuelo de vuelta. La verdad fue diferente: en pocos minutos nos entregaron los dos. Mientras estaba muy feliz de tener conmigo mi pasaporte, por lo del móvil me daba igual porqué no hay línea para los móviles extranjeros, entonces no me podía comunicar. Los militares también han mirado con atención nuestros libros. Pero no examinaban al texto, simplemente las imágenes. He visto que han retenido algunos libros que tenían imágenes religiosas.

Hay que decir algo sobre al aeropuerto internacional de Pyongyang. Está conectado solo con Bejín y Vladivostok (Rusia). Koryo Airlines y AirChina son las únicas dos compañías que viajan hasta Corea de Norte. Hay máximo tres vuelos diarios que llegan y salen de Pyongyang.

El aeropuerto es muy raro. En el sentido que no hay sensación de prisa, de neurosis y frenesí. No hay lío, no hay gente. ¡La sensación es muy tranquila, pese a estar en un aeropuerto vacío porqué las únicas personas eran lo de mi vuelo! Los militares, muy presentes, con muchas sonrisas nos dijeron como rellenar los diferentes papeles. Y también hacían mucho esfuerzo para hablarnos en inglés.

En el aeropuerto, limpio y silencioso, había dos bares -cerrados -, un duty free – cerrado – y un café. ¡En él, mientras esperábamos a nuestra guía, tomamos una café allí por 7 euro!

Hay que decir que nosotros no sabíamos a quién íbamos a encontrar una vez llegados en Pyongyang. El único contacto era el funcionario de la Embajada de Norte Corea en Roma. Pero nunca hemos hablado con alguien en Corea. Tampoco íbamos a conocer a donde teníamos que ir una vez llegado, ni el nombre del hotel. Estábamos completamente en las manos del Gobierno de Corea.

Tal vez por una falta de comunicación, ellos se habían olvidado de nosotros. Es decir, pensaban que íbamos a llegar el día después. Por eso estuvimos más de una hora a la espera de alguien en el aeropuerto. Ya los militares se habían ido, porqué nuestro vuelo fue el ultimo del día. Y, a las 17,00 se apagaron todas las luces. Solamente el café y nosotros estabamos activos.

Al final, llegó nuestra guía. Una chica joven, de 18 años, que en un italiano perfecto iba a disculparse por el retraso.

Salimos en un viejo minibús, solamente para nosotros, y fuimos hacia Pyongyang. En él mientras de ese corto viaje, descubrimos que Mi, nuestra guía, sabe el italiano porqué ha vivido por cinco años en Italia. Su padre es diplomático, y en esos tiempos había trabajado en la Embajada de Italia.

Llegamos al Hotel. Uno de los únicos tres hoteles para extranjeros. 44 plantas, dos torres al final de las cuales un restaurante rotante que te hace mirar todo Pyongyang de 360°. El hall es gigante, hecho con mármol o algo similar. Nos entregan las llaves de nuestras habitaciones. Bueno, sería mejor decir apartamento. Claro, no había cocina, pero era una suite con tres cuartos. El salón, muy grande y con tres sofás. El dormitorio, con baño, el estudio, muy grande. Había también un baño en la galería. Todas las habitaciones tenían ventanas muy grandes que daban hacia la ciudad. Mi apartamento estaba en la planta 22. Y en el salón había una terraza gigante, con una mirada única de la ciudad. Podía ver la pirámide – el nuevo hotel por extranjeros que están construyendo – la Torre del Juchè, el rio y mucho más. ¡Y si yo miraba abajo, muchos vértigos!

El comedor del restaurante del hotel era algo muy de lujo, pero tal vez en los años 70 o algo así. Los muebles, muy bonitos y agradables, pertenecían a época distinta de la que vivimos. El tiempo se había parado. Además, en hilo difusión había una música suave, como clásica. No jazz, no lounge – lo que se suele oír en los hoteles más de lujo – pero esta música daba tranquilidad.

Sobre la comida, bueno yo soy italiano. Hay que decir que el cocinero iba a probar diferentes platos. Lo que pasa es que tenía poca elección de productos primeros, así que los platos se repetían mucho. Además de eso, nos traían 5 portadas cada almuerzo. ¡En dos días de comida íbamos a acabar con toda la diversidad cocinera!

Lo que vi bastante raro fue el desayuno. Era bastante pobre. Había solo una mermelada, de higos, y la mantequilla la traían poquito a poco, como si fuese racionada. Había un único dulce, un pan de azúcar o algo así. La leche era en polvo.

En la mesa del restaurante, cada delegación estaba con los suyos.

Mi, nuestra guía, juntos a los jefes de las guías, habían decidido para nosotros – todas las delegaciones – unas etapas por la ciudad. La verdad es que eso programa tenía solamente visitas en los edificios y museo recién restaurados o construidos por el Grande Mariscal Kim Jong Un. Los monumentos más importantes, pero más viejo no estaban en el programa. Con un poquito de insistencia hemos logrado ver todo lo que queremos. Nos has costado bastante esfuerzo, porqué cada visita la hemos pedido muchas veces ante de lograr hacerla.

Todos nuestros caminos estaban hechos con la guía. No íbamos a poder salir sólos desde el hotel. Eso porqué, como nos explicó Mi, la gente de la calle que ve a occidentales sólos puede pensar que somos espías de la CIA, y denunciarnos a la policía. No pudimos saber si es verdad, porqué no nos atrevimos a dar paseo sólos. Lo que es seguro es que tampoco Mi podía decidir lo que hacer. Nuestra guía también tenía que preguntar a sus jefes si se pudiera ver algo distinto del programa ya hecho.

Nosotros íbamos a movernos siempre en el bus. Vi toda la ciudad, siempre desde el bus. No había agobio, había tranquilidad. Las personas iban tranquilas por la calle. Había coches, algunos muy nuevos, pero no muchos. La gente común suele moverse en bici. No había mendigos, y todas las calles estaban limpísimas. Muchos rascacielos son apartamentos por la gente común. Mi nos dijo que en Corea la gente tiene educación y salud gratis. El piso es entregado por el Estado, y además el trabajo es el mismo Estado que indica a las personas lo que hay que hacer. Hay muchísimos militares por la calle. Lo que hacen más es caminar, y construir casas y edificios. Porqué aquí parece que no hay empresas – tampoco públicas – de constructora. Son los mismos militares que actúan de obreros.

Todos los edificios públicos tienes las imágenes de Kim Il Sung y Kim Jong Il.

La capital es muy bonita. No tiene nada que envidiar a muchas otras grandes ciudades. Claro, nos han dicho que aquí vive la elite del País, los políticos y los dirigentes.

No hay publicidad, de ningún tipo. Hay solamente murales y carteles que hablan de la revolución y de la oposición al imperialismo.

Eso es: yo vi Pyongyang, no toda la Corea del Norte. Así que no puedo decir nada sobre las afuera. Lo poco que vi, cuando fuimos a 30 kilómetros de Pyongyang, es algo muy diferente de lo que vi en la ciudad. La carretera se pone mal, con muchos huecos. No hay más coches, solo muchísimas bicicletas. Hay pocos tractores, muy viejos. Y muchos campesinos aran el campo con el buey. Los pueblos del campo pero están buenos. Hay casas nuevas, nada de chabolas.

El día antes de la cumbre, hemos tenidos clase de filosofía Juchè. Aquí, una señora de 60 anos, jefa del Departamento de Ciencia de la Educación, nos habló de esa filosofía que guía todo lo que pasa en el País. El Juchè es una mezcla entre socialismo y confucionismo oriental, donde hay por entidad primera el hombre, y no la materia como en el marxismo leninismo. El Juchè fue fundado por Kim Il Sung, el Grande Líder, y fue desarrollada por su hijo, el Gran dirigente Kim Jong Il. Por eso se llama también KimIlSunism – KimIlJongism. Ahora todo està en la mano del nieto de Kim Il Sun, Kim Jong Un, el Gran Mariscal.

Para Corea del Norte, mejor dicho, República Popular Democrática de Corea, no hay dos Coreas. En sus mapas, hay también la que nosotros definimos Corea de Sur. Los coreanos del sur son hermanos, no enemigos. El enemigo es el Gobierno de Corea de Sur, que son muñecos de EE.UU..

El compromiso, la cita final será la Victoria Final, o sea la unificación de los dos Coreas por mano del Grande Mariscal. Esta unión será hecha con la paz y sin armas. Las armas que tienen las tienen como disuasorio, así que nadie de los otros Países, encabezado por EE.UU., puedan pensar de poner en marcha una invasión.

Todo eso nos ha dicho nuestra maestra. La pregunta es: ¿los coreanos del sur, que han conocidos el capitalismo y la riqueza, podrían querer ponerse bajo un sistema socialista? La clase se terminó sin respuesta.

A lo largo de mi visita, vimos museos raros, por cómo estaban hechos y por el mensaje que tenían que entregarnos.

Por ejemplo, el Museo del Horror de Estados Unidos. Este país es el diablo, el enemigo principal del Estado de Corea. En ese museo se ve todo el mal que has hecho en el mundo. Empezando por la conquista de los indios de América del Norte, hasta la invasión de Corea. Muchas fotos y reconstrucciones de situaciones bélicas adonde los americanos son culpables de asesinatos.

El museo del Guerra celebra la victoria de Corea del Norte contra los demás. Históricamente, se ha firmado un armisticio en el 38° paralelo que divide el norte desde el sur. Pero la historia contada por el museo es diferente. Kim Il Sung, leader de la Corea del Nord, ha querido liberar Corea del Sud agobiada por la dominación de EE.UU. Después, todos los Países del mundo se han puesto contra Corea del Norte, así que ese País ha conseguido parar soltera la invasión. Un poquito de ayuda desde China y Unión Soviética, pero muy poca.

El Mausoleo de Kim Il Sun y Kim Jong Il es algo rarísimo. Es el lugar sacro de Corea de Norte. Allí, hay que ser elegante, silencioso y serio. En filas de cuatros personas, se camina bajo el control de muchos vigilantes. Se pasa por una estera rotante que limpia las suelas de los zapatos. Se camina por una galería larguísima. Cuando preguntamos a Mi por qué es así de grande, ella nos dijo que en esta manera, caminando y caminando, la gente podía pensar a las buenas acciones que los dos Kim han hecho por el pueblo coreano. Ante de entrar en la cámara adonde están los cuerpos, se pasa bajo un túnel que expulsa aire para limpiar las personas. Una vez entrados en el cuarto, el silencio es total. El sarcófago en el medio de la habitación, muchos militares. Solo una luz roja. Y un camino ya hecho. Hay que hacer el arco al pie, a la derecha y la izquierda de los líderes. No a la cabeza.

He visto también orfanatorio, museo tecnológico, teatro, zoo y más cosas. En todas esas había un culto de la personalidad de los dos Kim. En cada uno de esos lugares habían estado los dos Kim, y adonde se habían sentado estaba guardado.

Los únicos coreanos con los cuales he podido ponerme en contacto eran las guías. Siempre sonrientes, disponibles. Muchas veces, pero era difícil comunicar, estamos en mundos distintas de como concebir la vida y la existencia.

La gente común era normal. Lo más diferente eran los vestidos. Parece que no existen disfraces deportivos de ponerse cada día. Todos estaban elegantes. Pero una elegancia vieja, pobre. Los hombres o con chaqueta verde militar o gris. Lo mas jóvenes tenían camisa que en Europa iban de moda en los sesenta. Las mujeres tenían disfraces con más colores, pero los cabellos estaban como en happydays.

El día de la cumbre fue algo particular. Tardó cuatro horas. Allí, cada jefe de delegación iba a tener un discurso sobre el imperialismo y la defensa de Corea de Norte. Los discursos eran todos muy similares, todos hablaban de las guerras que pone en marcha EE.UU. para su interés y el hecho que el Gran Mariscal como guía de Corea de Norte es el único Líder que se enfrenta a ese imperialismo y que no quiere acabar siendo muñeco de EE.UU..

En el gran salón adonde tuvo lugar esa cumbre, había imágenes muy grandes de Kim Il Sung y Kim Jong Il. Estaba arreglado para acomodar una verdadera cumbre internacional, con los sillones a circulo y con la placa con el nombre de cada delegación.

También fuimos a visitar la torre del Juchè, el edificio más alto de Corea de Norte. Por encima hay una flama de vidrio siempre alumbrada de rojo.

También vimos las estatuas gigantes de los dos líderes – Kim Il Sung y Kim Jong Il – hechas en bronce. Pusimos flores allí abajo porqué es obligatorio para cualquier persona que quiere visitar esta estatua.

Los coreanos suelen ser muy respetosos con sus líderes, casi fueran dioses. Porqué ellos fueron los que les habían entregado la libertad, contra la opresión de siglos de invasiones de diferente países, encabezados por Japón.

Muchos coreanos tiene un broche en sus chaquetas, y se lo ponen cada día. Están representados los dos líderes o simplemente Kim Il Sung. Nuestra guía, que tenía el broche de Kim Il Sung, nos explicó que es algo que el partido entrega a los ciudadanos que han hecho algo bueno por el País. Entonces, quien la detenta está orgulloso de eso y la pone a la vista.

Esto es lo que he visto. Muchas veces no me he atrevido a hacer algunas cosas, y creo que fue porque estaba muy influenciado por lo que se lee y por las noticias que llegan en Europa. Con los turistas las personas son muy agradables. Y también por la calle la gente nos sonreía. He tenido una experiencia rarísima, porqué parecía de ser en otro mundo.

Federico Ticchi


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