G. Contreras •  Opinión •  11/09/2017

En Colombia los medios estrujan cerebros ciudadanos a punta de teatro y mentiras

En una oportunidad un periodista escribió un artículo que tituló“Para qué sirve un  periodista”, y quizá lo hizo porque es tal la locura por la que ha pasado esa profesión, que ha ocurrido todo un  proceso de desviación del ejercicio de esa carrera y todos los días -en el lienzo político- hemos estado viendo una mentira que algunos siempre pensaron que era un  asunto de la Derecha venezolana y nada más, cuando en estos días han descubierto – por los tantos documentales de los medios y las páginas web que han surgido- que ese problema siempre ha estado mucho más allá de lo que han pensado.
En estos momentos -todavía-, hay gente que se asombra al ver una catirota de pelo rubio y con  su bemba colorá y todo, estrujándole el cerebro a un tonto de capirote que había desertado del servicio de inteligencia venezolano, por circunstancias o mañas que no han sido dadas a conocer, pero lo impactante del asunto no es eso, porque en cualquier parte del mundo se dan e imagino que siempre habrán deserciones, tanto de hombres como mujeres y hasta de transgéneros.    
Lo impactante del asunto es que ya el periodismo colombiano ha perdido los últimos gramos de de aparente decencia que mostraba, al punto que algunos decían que los cachacos del periodismo bogotano si que son intelectuales, cuando lo que había era precisamente lo que algunos colombianos honestos y críticos venían manifestando desde hace mucho tiempo, es decir, que el periodismo en esa nación ya estaba en manos de los cachacos de la oligarquía, de esos que se enriquecieron esquilmando los recursos a los cafetaleros, los que de verdad verdad venían trabajando de sol a sol y producían. 
Dicen que en esa sopa oligarca, una de las principales verduras, que funciona como dormidera mental es El Tiempo de Bogotá, el juguete de la familia Santos que, como herramienta, le ha permitido montarse, tanto en el dinero como en el poder político.
El caso es que esa epidemia que viene dando la dormidera mental se ha regado por casi todos los medios colombianos, los cuales como es de esperar profundizaron mucho más su arraigo -como dicen algunos internacionalistas- con  el beneficio de la droga, sustancia que ha permeado a casi todo el espectro administrativo y político de esa sociedad.
Hay quienes dicen -como es el caso de los expertos analistas- que hay toda una gran falsedad en Colombia, que comenzó a formarse una vez que asesinaron a Jorge Eliecer Gaitán, aunque otros mantienen la tesis de que la oligarquía colombiana comenzó sus peores pasos cuando la cargó contra el Libertador Simón Bolívar, mientras le hacía carantoñas a los estadounidenses. Lo fastidioso de todo esto es que el guerrero, y también estadista caraqueño, sabía de las debilidades de Francisco de Paula Santander, y sin embargo se las pasaba y se las pasó tanto que el otro ideó más de un pequeño golpe político dirigido a llevarse en los cachos con sus atentados al Libertador de América. 
Así que nadie debe asombrarse de lo que son capaces de hacer los medios colombianos, lo cual se magnificó con Pablo Escobar Gavidia y se superlanzó al aire con las novelas de los narcotraficantes. En Colombia se metieron con las novelas y en México con los corridos y las películas, lo cual, ellos tratan de vender como la vida normal, siempre elitesca de los colombianos, todos ellos centrados en las cuatro o cinco principales ciudades de ese país, mientras un ochenta por ciento de los ciudadanos, que se encuentran al margen de los beneficios sociales, habitan las afueras de las ciudades y los campos abatidos por la desidia, los paramilitares y el ejército.
Entonces, no nos extrañemos de ese ejercicio periodístico como el de la catirota bemba colorá, porque eso ya es común en esa nación y por eso, a punta de novelas narco y mentiras, mantienen a la ciudadanía bajo un sopor que la lleva a creerse todo lo que dicen sus mentirosos medios, tanto como los miameros, mexicanos y españoles. Hoy día ya sabemos para qué sirve un periodista y eso se está sabiendo no solo por estos lados donde hablamos español, sino en el continente del norte y en el continente viejo donde especulan y mienten en otros idiomas.    
Fuente: http://laplataformadeperiodistas.blogspot.com.es/

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