Camilo Katari •  Opinión •  11/02/2020

Bolivia. El fin del miedo

Bolivia. El fin del miedo

En 1945, cuando ya se acababa la guerra, Adolfo Hitler, seguía dando órdenes y planificando batallas, e incluso los soldados rusos ya habían tomado Berlín. La historia nos demuestra que el fascismo fue siempre la expresión delirante del poder, fuera de todo contacto con la realidad. Guardando las dimensiones ese periodo de la historia universal, se repite hoy en Bolivia.
En nuestro país el miedo al fascismo ha sido superado, y las señales son claras: la rechifla a la presidenta de facto en la ciudad de Oruro, las concentraciones en las ciudades de El Alto y de Sacaba por parte de binomio del MAS, son la demostración palpable del ocaso del golpismo.

¿Son estas buenas noticias? Pues no, el golpismo al percatarse de la pérdida de autoridad recurrirá a mayor violencia y terrorismo estatal. No debemos olvidar que detrás del golpe existe un proyecto político, que no hará concesiones en nombre de la “democracia”.

El golpismo es antidemocrático por excelencia, recordemos que en 1979, El MNR junto a Alberto Natusch Busch, ensayó un “golpe democrático” que terminó con la “Masacre de Todos Santos”, por ello, existe pues un límite para la postura supuestamente “democrática” del actual régimen de facto.

El discurso “democrático” del golpismo solamente fue el punto de apoyo para la polarización democracia – dictadura, muy presente en la memoria de la sociedad boliviana que vivió los numerosos golpes de Estado, entonces, “recuperar la democracia” como retórica golpista, tuvo el éxito efímero que es característica de los regímenes de fuerza.

La masiva proclamación del binomio masista en Sacaba, ha sido una demostración de la confianza en el mismo pueblo, la presencia de miles de jóvenes ha quebrado la opinión que a la juventud “no le importa la política”, discurso para aislar a los jóvenes de los destinos del país, la wiphala reivindicada, ha sido otra demostración de resistencia y lucha frontal para restaurar el proceso de construcción del Estado Plurinacional, negado por los golpistas y sus partidos.

En la medida que nos acercamos a las fechas electorales, el golpismo apura el desmantelamiento estatal, ya se han manifestado respecto a privatizar la primera empresa estratégica del país, van a privatizar YPFB con el mismo discurso de “quiebra” sin presentar ninguna auditoria que demuestre la opinión de un advenedizo ministro de hidrocarburos.

Pretenden acelerar la crisis económica que les sirva de discurso electoral “esto es herencia de Evo Morales” dirán, copiando el texto macrista de la Argentina; pero no somos ingenuos, como bien dijo una joven alteña; el pueblo que trabaja, que está orgulloso de contar en su barrio con una unidad educativa, el pequeño productor que tiene riego, tiene mejores carreteras, sabe quienes gobiernan, ese pueblo que ha esperado más de 500 años, sabe hacia dónde caminar y en quienes creer.

Hitler, como Nerón, trató de hacer desaparecer a su pueblo, de esta manera, estos mismos golpistas, están buscando desesperadamente, cambiar su imagen, porque ya no tienen la máscara democrática. Los complejos acumulados durante la niñez del ministro de gobierno, son política pública: la venganza el centro motivador de su abyecta personalidad, seguirá imprimiendo el terror para “limpiar” el escenario electoral y pretender legalizar un golpe que, a los ojos del mundo, ha quedado desnudado en todas sus miserias.

*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino


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