Mg. José A. Amesty Rivera •  Opinión •  10/07/2025

Rosa María Payá, Tarifada

Según noticias recientes, ha sido nominada por el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio y la administración del presidente republicano Donald Trump, la agente anticubana Rosa María Payà, para hacer parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH. 

Quién es, como dicen los cubanos/as, la/el personaje?

Rosa María Payá Acevedo, nacida en La Habana en enero de 1989, ciudadana estadounidense de origen cubano, directora ejecutiva de la Fundación para la Democracia Panamericana y también fundadora de Cuba Decide. 

Es hija del fallecido opositor al gobierno cubano, Oswaldo Payá. Tras la muerte de su padre, en 2012 en un accidente de tránsito, acusó al gobierno cubano como responsable (y si bien la CIDH se pronunció en esa línea), los tribunales de la isla determinaron que el responsable fue el integrante del Partido Popular (conservador) de España, Ángel Carromero, que conducía el vehículo. La familia de Payá Acevedo, trató que el caso fuera atraído por la justicia ibérica, pero Eloy Velasco, juez de Audiencia Nacional, desestimó la querella y señaló que la pretensión de dotar a los tribunales españoles de jurisdicción para la revisión y nuevo enjuiciamiento del caso es abusiva. 

Antes de seguir hilando sobre Payà Acevedo, veamos que es la CIDH. 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), es un órgano «autónomo» de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que trabaja para «promover y proteger» los Derechos Humanos en el continente americano. Su función principal es asegurar que los Estados miembros de la OEA, cumplan con sus obligaciones en materia de Derechos Humanos, según lo establecido en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 

La CIDH, está compuesta por siete miembros elegidos por la Asamblea General de la OEA, quienes deben ser personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia de Derechos Humanos. La CIDH cuenta con una Secretaría Ejecutiva que se encarga de la gestión administrativa y técnica de la Comisión.

Rosa María Payà, no es abogada, ni posee formación académica, ni siquiera un currículo que avale su trayectoria y compromiso en Defensa de los Derechos Humanos para ocupar tan importante cargo, que sí tienen los otros nominados.

Es más, no consta registro público, de que se haya pronunciado en defensa, por ejemplo, de los Derechos Humanos de los pueblos indígenas, ni de los sectores poblacionales más vulnerables de la región. 

En general, no posee esa «destacada» trayectoria en favor de los Derechos Humanos, la democracia y, mucho menos, es experta en políticas latinoamericanas. 

Todo lo contrario, hay el reconocido temor en que centre su accionar con un enfoque selectivo y politizado, en la situación de los Derechos Humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua (países que no son miembros de la OEA), en detrimento de otras situaciones reales que enfrentan países miembros, en los que existe persecución política, estados de inestabilidad provocados por la violencia y la criminalidad, falta de libertad de expresión, entre muchos otros.

En fin, su marcada dependencia y compromiso con la Administración estadounidense, permite avizorar con total claridad que actuará en sintonía con la agenda e intereses geopolíticos de Washington en la región. 

Según la Web del Semanario Boliviano de Análisis Político La Época, desde su llegada a los Estados Unidos en 2013, la agente anticubana ha recibido el apoyo de políticos ultraconservadores de origen cubano, conocidos por sus posiciones de línea dura contra la mayor de las Antillas. 

Así mismo, Marco Rubio, la promociona en los escenarios internacionales, como la «representante de toda la diáspora cubana», no solo con apoyo político, sino también con acceso a fuentes de financiamiento de agencias federales norteamericanas como la de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID, y otras de las cuales recibe anualmente más de dos millones de dólares en forma de subvenciones gubernamentales no reembolsables. 

En fin, el semanario de Bolivia La Época, opina que la promotora de «Cuba decide» carece de idoneidad para ese cargo por un grupo de deficiencias. Y reiteramos, menciona en primer lugar su dependencia de la Administración estadounidense, lo cual indica que será funcional a la agenda e intereses geopolíticos de EEUU. 

Parte del curriculum de Payà, es su trayectoria profesional enfocada únicamente en promover (sin éxito), un «cambio de régimen» en Cuba y en atacar a los Gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, siguiendo indicaciones de Estados Unidos.

De igual modo, como integrante del sector ultraconservador de la comunidad cubanoamericana y seguidora del presidente Trump, apoya su estrategia de máxima presión y las medidas coercitivas unilaterales contra varios países de la región. 

Guarda un silencio vergonzoso respecto a las deportaciones masivas de migrantes a países latinoamericanos y caribeños, y ni siquiera se ha pronunciado contra la violencia en las redadas antiinmigrantes realizadas en Los Ángeles, y en otras ciudades estadounidenses. 

Tales posiciones evidencian su respaldo a políticas contrarias a la dignidad humana, a los Derechos Humanos, al Derecho Internacional y a los principios recogidos en la Carta de la OEA.

Son numerosas sus declaraciones en apoyo al bloqueo norteamericano, y a favor de la inclusión de Cuba, en la lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo; una calificación sin fundamento que implica la imposición de severas sanciones económicas adicionales que incrementan el sufrimiento del pueblo cubano. 

Payà Acevedo emplea un habitual discurso de odio, atacando constantemente a las Brigadas Médicas Cubanas desplegadas en múltiples países, para atender a las poblaciones más vulnerables o que hayan sufrido una catástrofe natural. Tal postura niega uno de los Derechos Humanos fundamentales: el Derecho a la Vida.

Ha exhibido un cuestionable e irrespetuoso patrón de hostilidad pública, hacia diversos gobiernos de estados miembros de la OEA. Entre esas declaraciones se incluyen: 

  • Payá Acevedo, también ha protagonizado gestiones ante el Parlamento Europeo, buscando que la Unión Europea rompa el acuerdo de cooperación con Cuba, y retire los fondos para proyectos humanitarios. 
  • Calificar al ex presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de ser un «déspota»; acusar al gobierno de Colombia, y en particular a la vicepresidenta Francia Márquez, de apoyar al terrorismo; afirmar que los presidentes Luis Ignacio Lula da Silva y Gustavo Petro son «tentáculos» de un pulpo cuya cabeza está en Cuba;  y acusar al presidente chileno Gabriel Boric, de difundir «propaganda» por expresar su preocupación por el sufrimiento del pueblo cubano, provocado por el bloqueo norteamericano.

En contra, sus elogios a gobiernos responsables de graves violaciones a los Derechos Humanos, incluido el respaldo público que brindó al Gobierno interino de Jeanine Añez en Bolivia (2019-2020), durante el cual se cometieron las masacres en Sacaba y Senkata, que fueron documentadas y condenadas posteriormente por la CIDH. 

También el Diario La Jornada, señalo que, como parte del proceso en que los 34 estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), elegirán a tres integrantes de la CIDH, el próximo 27 de junio, el Panel Independiente para la (Evaluación de Candidaturas a los Órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos Panel SIDH), presentó una valoración de los aspirantes, en la que concluyó que Payá Acevedo demostró (conocimiento limitado de las normas, jurisprudencia o doctrina Internacional de los Derechos Humanos. 

El panel de evaluación expresó su preocupación por su pertenencia, a diversas organizaciones de la sociedad civil durante el proceso de elección, e incluso la voluntad de continuar en la dirección de alguna de ellas, luego de ser elegida comisionada, lo que puede poner en duda la apariencia de independencia a un juicio de un observador razonable.

De acuerdo con el artículo 8 del estatuto del organismo interamericano, el cargo de miembro de la comisión es incompatible con el ejercicio de actividades, que puedan afectar su independencia, su imparcialidad, o la dignidad o el prestigio de su cargo en la comisión. 

No obstante, Payà Acevedo es una fuerte candidata a ser miembro de la CIDH, ya que es apoyada abiertamente por EEUU. 


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