O despertamos hoy o mañana será demasiado tarde
Vienen tiempos muy difíciles para la clase trabajadora mundial, pero especialmente duros para una clase trabajadora europea que ha perdido la conciencia de clase y con ella su capacidad de organización para poder defender unos derechos que va perdiendo a pasos agigantados.
Los trabajadores daban por hecho que los derechos se habían consolidado, como si esos derechos no fuesen una simple concesión temporal dada por el poder que dependen del miedo que las oligarquías le tengan a la clase trabajadora en función de su fuerza.
Los oligarcas no son tontos, sabían de la necesidad de contentar a los trabajadores mientras que existía el campo socialista, la URSS, el bloque de Este, para que esas ideas no se expandiesen y la revolución acabase con sus privilegios, para evitarlo se vieron obligados a dar concesiones.
Los poderosos también sabían que debían infiltrarse en las organizaciones de izquierda, partidos y sindicatos, comprar a sus cúpulas y controlarlas para desprestigiarlas y usarlas en su propio beneficio, y lo hicieron.
La lucha de clases continúa, los oligarcas nunca la han dejado, han sido los trabajadores quienes la han olvidado y lo perderemos todo mientras dormimos este largo sueño embrutecedor.
“Claro que hay una lucha de clases, pero es mi clase, la clase de los ricos, la que está librando esta guerra. Y la estamos ganando”. Esta frase legendaria que pronunció el multimillonario Warren Buffett en 2011.
Los poderes económicos continúan con sus planes, lo han hecho siempre, ellos no están ciegos, no han parado con sus planes para aumentar sus privilegios a costa de quitarnos todos nuestros derechos, los que nuestros padres y nuestros abuelos ganaron con la lucha obrera, con sangre, sudor y lágrimas.
Sinceramente me duele ver lo que ocurre, ver como un grupo de psicópatas y sociópatas sin empatía nacidos en el clasismo y el supremacismo más aberrante va consiguiendo sus objetivos mientras la clase trabajadora retrocede hacia el abismo.
Me duele y me asusta como parte de la clase trabajadora, como parte de una humanidad dirigida por bestias y traidores, me duele sobre todo como padre que sabe el futuro que vamos a dejar a las futuras generaciones.
Aquella generación que no es capaz de dejar a la siguiente una sociedad mejor es una generación de fracasados, y estamos fracasando incluso como especie.
No dejaré de luchar por cambiar el rumbo, por parar el golpe, aún sabiendo de mí insignificancia, porque el fascismo se alimenta del miedo, del odio y de la ignorancia y se expande rápidamente como un cáncer, y todos sabemos quiénes terminan muriendo cuando la enfermedad supremacista gana terreno, bien sea en forma de sionismo, fascismo, o sionismo.
Despertemos antes de que sea tarde.