Ramaris Vásquez •  Opinión •  09/03/2023

DD.HH.: Discurso de odio: Hay palabras que matan…

DD.HH.: Discurso de odio: Hay palabras que matan…

El discurso de odio, dado que se fundamenta en palabras, constituye una forma de violación a los derechos humanos muy desestimada, pues ataca la psiquis pero no deja huellas físicas ya que se basa en opiniones o discursos injuriosos, discriminatorios, hechos para desacreditar, estigmatizar, generar violencia simbólica, desigualdad e invisibilización de otro ser humano o grupo de personas. (1)

Se trata de palabras que moral y psicológicamente “matan”, en tanto condenan a alguien o a un grupo, muchas veces fundándose en la asimetría de poder: Matan el deseo de vivir, de estudiar, de superarse, de construir un proyecto de vida, una familia, una comunidad, un país. El  “discurso de odio” es entonces un fenómeno  que antecede a los delitos de odio, en tanto que produce y reproduce abusos y deforma la realidad en el relacionamiento entre las personas.

Hasta el momento, sin embargo, no hay una definición  universal de odio o discurso del odio en el derecho internacional. El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), tal como lo sostienen en unric.org, “exige la prohibición por ley de la apología del odio que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia”, pero como explican en esta web, el documento prioriza la protección a la libertad de expresión, alivianando en cierta forma la garantía de protección contra la incitación al odio. (s/n). (2).

Antonio Guterres, secretario General de la ONU, explicaba en 2019, cuando las Naciones Unidas lanzó un plan contra los discursos que incitan al odio, que: “es en sí mismo un ataque a la tolerancia, la inclusión, la diversidad y la esencia misma de nuestras normas y principios de derechos humanos. En general socava la cohesión social, erosiona los valores compartidos y puede sentar las bases de la violencia, haciendo retroceder la causa de la paz, la estabilidad, el desarrollo sostenible y el cumplimiento de los derechos humanos para todos”. (s/n). (3)

Ahora, en el ámbito europeo, según la web barcelona.cat, el discurso de odio viene a ser “el fomento, promoción o instigación (…) del odio, la humillación o el menosprecio de una persona, así como  el acoso, descrédito, difusión de estereotipos negativos, estigmatización o amenaza con respecto a dicha persona o grupos de personas (…) (s/n). (4). Y de acuerdo a la ONU (www.un.org)  el odio tiene tres características:

1. “Se puede materializar en cualquier forma de expresión, incluidas imágenes, dibujos animados o ilustraciones, memes, objetos y símbolos y puede difundirse tanto en internet  como fuera (…)”. (s/n).

2. “Es discriminatorio (sesgado, fanático e intolerante) o “peyorativo” (basado en prejuicios, despectivo o humillantes) de un individuo o grupo”. (s/n).

 3. “Se centra en “factores de identidad” reales o percibidos de un individuo o grupo, que incluyen: “su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia o género”, pero también en otras características como su idioma, origen económico o social, discapacidades, estado de salud u orientación sexual, entre muchas”. (s/n). (Dejando claro que existe una sola raza: la humana). (3).

 Hoy en día, las  “redes sociales” llevan la batuta  en cuanto al discurso de odio. Guterres las ha identificado  como “un megáfono mundial para el odio”. (sic). (3).

Desgraciadamente, decir que hay palabras que matan no es un eufemismo. El genocidio en Ruanda (1994) se forjó mediante el discurso de odio, provocando el fratricidio entre los hutis y tutsis, quienes  tal como lo señala Rodríguez, D. (2017) en su análisis, publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos, “olvidaron el patriotismo para ensalzar sus diferencias”. (p.51).(5).

Se trató de un conflicto, que tal como lo expone el investigador, acabó con la vida unas 800.000 personas al concitar un “conflicto étnico agravado e instrumentalizado para ocultar los intereses de potencias internacionales en aras de unos recursos minerales que han condicionado la agenda política de la región”. (Rodríguez, D. 2017, p.51). (5).

Otro caso grave de violaciones a DD.HH. fundamentadas en el discurso de odio, es la segregación y persecución contra la minoría étnica de los rohingyas en Myanmar. Como lo recoge accioncontraelhambre.com, desde 1982, cuando sufrieron una “limpieza étnica”,  “dejaron de disfrutar oficialmente de sus derechos ciudadanos como minoría étnica y el estado comenzó a tratarlos como inmigrantes ilegales”. De acuerdo a esta fuente estaríamos hablando de un millón de personas o más. (s/n). (6).

Ahora, la narrativa del odio tiene su origen. Para Izquierdo, A. (2019) se podría hallar  en “la creación de la imagen del enemigo” a los que “culpamos de nuestros males y a los que deseamos lo peor”, puesto que vienen a constituir una amenaza a “nuestra forma de vida, nuestros valores, nuestra identidad”. (p.415). (7).

Finalmente, con diversos matices, el discurso de odio sigue crucificando a personas inocentes en todo el planeta, porque hay palabras que matan…así lo confirman los genocidios dejados por la I y la II guerra mundial.

Referencias:

1.     https://www.un.org/es/observances/countering-hate-speech

2.     https://unric.org/es/hacia-un-enfoque-global-para-combatir-los-discursos-de-odio/

3.     https://atalayar.com/content/la-onu-lanza-nuevo-plan-contra-los-discursos-que-incitan-al-odio

https://www.un.org/es/hate-speech/understanding-hate-speech/what-is-hate-speech

4.     https://ajuntament.barcelona.cat/bcnvsodi/es/que-es-el-discurso-de-odio/

https://www.un.org/es/hate-speech/understanding-hate-speech/what-is-hate-speech

https://www.un.org/es/hate-speech/understanding-hate-speech/what-is-hate-speech

5.     Rodríguez, D. El genocidio en Ruanda: Análisis de los factores que influyeron en el conflicto. Obtenido de https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.ieee.es/contenido/noticias/2017/05/DIEEEO59-2017.html&ved=2ahUKEwj4mo-Ois79AhUdRzABHbSCCaoQFnoECBYQAQ&usg=AOvVaw3Hz_xHruv-ISj-x1IygXOf

6.     Crisis de Rohingya

 
 

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