Lo llaman Fascismo y NO es oro todo lo que reluce
Mucho se comenta sobre el avance del fascismo en el mundo mundial, en general, y en España, en particular. No obstante, conviene analizar qué se entiende por fascismo y sobre todo por qué algunas organizaciones políticas definidas como fascistas, parecen contar con un importante apoyo popular.
Refrescar las aportaciones de Umberto Eco sobre las señas de identidad del fascismo podrán ayudar a delimitarlo. En primer lugar, quienes realmente asumen el liderazgo fascista, tienen por objetivo enriquecerse a costa del pueblo. Todos los grandes, y pequeños dictadores, de la historia amasaron, y amasan, fortunas fabulosas; a pesar de que nacieron en familias con economías muy modestas.
Para alcanzar ese objetivo nuclear de enriquecerse, que también comparten con algunas personas que se califican de políticos “democráticos”, les es indispensable ganarse el apoyo del pueblo. El silogismo que utilizan es: Para hacer lo que digo, que entiendo necesita la sociedad, debo tener el poder para ello. Y si el poder emerge del dinero, cuanto más dinero tenga, más facilidades tendré para realizar aquello que es necesario. El objetivo primario es poseer y amasar fortunas. De forma inadvertida, eso de hacer lo socialmente necesario, pasa a la nada. El líder fascista arenga a los suyos: -Cuanto más poder tenga yo o mi partido, más posibilidades de realizar transformaciones… El círculo no se resuelve y la acumulación de poder es el único objetivo, porque de paso se hacen más ricos. Todas, absolutamente todas las demás, son estrategias para conseguir el apoyo popular.
En el ideario fascista es imprescindible propagar el miedo y el odio al extraño. ¿Tiene falta de trabajo, no le llega el dinero a fin de mes? La culpa la tienen los extranjeros (pobres)… ¿Tienen dificultades para poder acceder a una vivienda? O ¿Tiene dificultades para alquilar o vender un local? La culpa la tienen los ocupas. ¿Las listas de espera son grandes y Vd. necesita que lo vea un médico? La culpa, los extranjeros que se “cuelan” por delante de Vd. ¿Qué está agobiado y precisa una ayuda económica? La culpa de los extranjeros (pobres) que saben más que los ratones colorados y se mueven en los servicios sociales y de esta forma obtienen más ayudas, de forma inmerecida. ¿Qué le han dicho que hay mucha delincuencia, que “los extranjeros” matan, violan y roban, mucho más que los nacionales? La culpa sin duda es de las leyes mal hechas, que imposibilitan a la policía encerrarlos, o a los jueces a meterlos (si pudiera ser de por vida) en la cárcel… Y así un listado de “agravios comparativos”, entre los de aquí y los que llegan de fuera (eso si sin dineros), pretendiendo generar miedo y odio. Porque a este país vienen más de 90 millones de extranjeros a los que se les califica de “turistas”, porque traen dinero. Y también vienen con sus religiones y costumbres, gastan y dejan beneficios. A esos “extraños”, nada que decirles; es más, bienvenidos cuantas veces quieran y si se empadronan en los municipios mejor que mejor. Los que estorban son los “otros”: Abusones, chupa-ayudas, delincuentes, asesinos,…
El fascista les dirá que todo, todo ello, es culpa de los políticos que ahora tienen el poder. Porque “no hacen nada”. Es más, los fascistas les acusan de que sienten simpatía por esos extranjeros (pobres), por esos ocupas, por esos delincuentes. ¡Quitan el pan a tus hijos para dárselo a los suyos.! ¡Eso no se hace! Mientras esto denuncian los lideres fascistas solo realizan campañas publicitarias, adulteradas, llena de BULOS, evidentemente sin aportar datos contrastables. Más aún atacan a los extranjeros (pobres) porque no les gustan nuestras comidas (las nacionales), aunque algunas son copia de las de ellos; no les gustan las procesiones, los actos religiosos cristianos, no quieren enterrarse como todo hijo de dios, no visten igual e incluso su piel, permite identificarlos en las calles y plazas,… Los lideres fascista manejan el carácter nacional, la cultural, la religión, incluso la raza para establecer la diferencia con otras personas.
Cuando entran estos factores en el discurso fascista; la espiral de miedo y odio, se extiende al diferente, al que no sigue los patrones de la cultura “fascista”, la única verdadera. Negando la mayor: Que no hay violencia de género, ni violencia contra los colectivos que viven su sexualidad de manera diferente a su “credo”. Su ideario es simple: hombres y mujeres. Punto. Violencia general o doméstica, nada de “género”. Y alimentan el odio hacia el hombre precisamente porque victimizan a la mujer.
De estadísticas no quieren oír hablar, ya que su relato es que toda la culpa de todo lo que aqueja a las familias “españolas” la tienen las personas extranjeras (pobres), los ocupas, los gays y lesbianas, los trans, los negros y negras, ya que el aumento (sin dato alguno) de la violencia contra mujeres, en las calles, los robos, los allanamientos, los fraudes en las ayudas sociales, las listas de espera…, la tienen ellos y ellas.
Y ahora viene lo bueno: El fascista no puede decir en voz alta lo que realmente piensa. Ya que cuando el apoyo popular les dé poder, amasarán sus fortunas a cambio de privatizar todo lo que es propiedad del pueblo, dejarán que la explotación capitalista continúe con más facilidad e impondrá a propios y extraños su “credo”. Una sola FE, una sola ideología, el culto al líder que no se equivoca nunca y que sabe mejor que el pueblo lo que le hace falta… Y si no está Vd. de acuerdo, se convertirá en un “extraño” al que se podrá apartar e incluso eliminar.
Comentando con personas de todas las tendencias ideológicas, es posible llegar a la conclusión de que todas coinciden en que: Los fraudes de los gobiernos, de los partidos políticos, no son aceptables y deben ser perseguidos y cumplir condenas completas, no saliendo de prisión hasta que no devuelvan el dinero robado. Que es imprescindible mayor inspección en todos los sistemas de ayuda a personas necesitadas. Que las ayudas se prestan, no se regalan. Que la violencia, venga de donde venga, debe ser perseguida y sancionada, rápidamente. Que la justicia debe ser más ágil y contar con más medios materiales y humanos. Que cada cual debe respetar las creencias de los demás, siempre que esas creencias no pretendan imponer el que se renuncie a las propias. Que el Estado no puede ser confesional. Y por tanto los actos religiosos deben celebrarse dentro de las comunidades de creyentes. Más allá de conocer como las religiones han influido la historia y condicionan la sociología de los pueblos, el adoctrinamiento en una confesión religiosa no debe hacerse en las escuelas y centros educativos. Que los derechos de las personas no pueden mercantilizarse: La salud, la educación, la vivienda social, las pensiones y la atención a la tercera edad, NO se pueden privatizar. El Estado es el que debe garantizar el ejercicio de esos derechos directamente para evitar que sean utilizados para generar beneficios privados. Que la seguridad debe garantizarse sin perder un gramo de libertad. Hay que contar más con el pueblo, para que pueda aprobar presupuestos anuales y las grandes leyes que afectan a todas y todos.
El fascista quiere incubar miedo y odio para que las gentes del pueblo asuman que estarían dispuestas a perder libertad a cambio de seguridad, y ese craso error las condenan al exterminio. El pueblo indignado no es fascista, simplemente requiere coherencia de los políticos y mucha información para desmontar los bulos del miedo y el odio que siembra el Fascismo. Urgen hacer una profunda reforma política que impida a los políticos -incluidos a los fascistas- defraudar, amasar fortunas y engañar, en la cita electoral, una y otra vez, a los votantes. Y un consejo, nunca apoyar a quien ya se está enriqueciendo con esto de la política
