De la naturaleza a la política
Observo a un pájaro que revolotea entre las ramas de un árbol, salta de una a otra mientras entona una melodía que va impregnando cada poro del árbol, cada hoja, cada flor, sí, el pájaro me lleva al árbol y éste a la flor, y ésta a la primavera, sí, es primavera y el árbol florece, y este pensamiento me lleva al fruto y luego a mi boca, a mi estómago, a mis intestinos desde donde se expulsará todo nuevamente a la tierra.
Un círculo interminable, eterno, de nuevo el pájaro que comerá la semilla del fruto del árbol y la dejará caer desde el aire, o desde otra rama en otro árbol sobre la tierra y de allí, de nuevo, el resurgir de la vida…, algo que parece que hayamos olvidado, nosotros, seres “civilizados”, dotados de raciocinio, nosotros creadores de la agricultura, de la industria, y de formas horrendas de exterminar todo cuanto existe en la naturaleza, nosotros, seres sociales y políticos, que dotados de razón en lugar de construir destruimos.
La política debería tomar como modelo algunas partes de la naturaleza, aunque creo que ya toma de ella la parte más terrible, la de la supervivencia, pero una cosa es la supervivencia en la naturaleza que se realiza para dar equilibrio a todo cuanto en ella habita, y otra es usar la naturaleza para enriquecerse esquilmando los recursos. Sí, la política debería copiar del modelo de la naturaleza que equilibra cuanto en ella existe, pero la naturaleza no mata por matar ni mucho menos por enriquecerse, la muerte en la naturaleza tiene el mismo sentido que la vida, nacer, vivir y morir es el objetivo de todo aquello que puebla este mundo, desde plantas, animales, seres humanos…, seres vivos en definitiva que nacen, viven y mueren, esa es la verdad, es la esencia de todo ser vivo.
Un león mata para alimentarse, es un depredador carnívoro, pero no mata a toda una manada de animales, normalmente mata al más débil, eso es natural en intrínseco en él y en su hábitat.
El ser humano mata para enriquecerse, destruye para apropiarse de lo que no le pertenece, y condena a los más débiles a la miseria y a la esclavitud que ésta lleva consigo, no hay equilibrio en esto, no hay nada natural en este acto perverso, en esos actos perversos que son las guerras, las luchas de poder, la competición por conseguir el mejor puesto a cualquier precio, la depredación que realiza el ser humano nada tiene que ver con ese depredador que hemos citado, nada en absoluto.
El Darwinismo no debe ser aplicado a la sociedad, al ser humano como una razón para la supervivencia, el Darwinismo es un gran trabajo sobre la creación y la evolución de todos los seres vivos que participan del acto de la vida en la naturaleza, pero el Darwinismo llevado al sistema capitalista y consumista impuesto hoy, no nos lleva a otra cosa que a la destrucción, no solo del ser humano, sino de todos los seres vivos que pueblan este planeta.
La mejor política la hace la naturaleza.
SALV-A-E, los que van a morir no te saludan.