Colectivo Puente Madera •  Opinión •  06/06/2019

Eurovisión, música que blanquea

Todo está dispuesto para el próximo sábado. Medio mundo estará pendiente de la “caja tonta”. Decenas y decenas de millones de personas del “occidente incivilizado” se pondrán frente a su televisor para ver la gala final del Festival de Eurovisión. En esta ocasión, si nada ni nadie lo impide, se celebrará en Tel Aviv (Israel) un certamen musical obsoleto, generalmente de escasa calidad y politizado al cien por cien. Las canciones no importan, se vota de acuerdo a la geopolítica y por razones que nada tienen que ver con las melodías que los países participantes presentan al mundo entero.
 
Siempre hemos creído que la música era uno de los lenguajes que podía unir a las gentes de este planeta, pero en esta ocasión se pretende utilizar las canciones como instrumento de blanqueamiento de Israel, un Estado genocida que incumple los Derechos Humanos en Gaza y Cisjordania, un estado que es el brazo armado del neocolonialismo. No hay canción en el mundo que pueda silenciar este escándalo internacional.
 
Eurovisión siempre ha sido un trampolín de propaganda y prestigio para el país organizador, en esta ocasión el sionismo excluyente aprovechará al máximo la ocasión para lanzar el rastrero y falso mensaje de que en Israel no pasa nada. A este país, sin ser europeo, le dejas participar, les haces ganar y ahora lo organizan con una limpieza de cara en toda regla. No podemos seguir por más tiempo con la venda ante nuestros ojos, por lo que no estamos de acuerdo que en Tel Aviv se realice dicho festival, somos partidarios de su boicot pacífico; es inadmisible que a pocos kilómetros de la gala musical siga la persecución del pueblo palestino. La venda debe caer. El mundo entero debería boicotear este intento de blanquear a uno de los regímenes más repugnantes de La Tierra, construido sobre odio, robo, muerte y racismo.
 
Si un vecino viene y construye, sin vuestro consentimiento, una casa en vuestro terreno y después, además de robaros día a día parte de vuestras tierras, empieza a quitaros una gran parte de la casa que habéis construido con años de trabajo, ¿qué haríais vosotros? Exactamente, en pocas palabras, eso es el caso de nuestro querido pueblo palestino. Resulta difícil imaginar lo que significa ver tu hogar y tu historia derruidas. Resulta difícil comprender la humillación que entraña atravesar los puestos de control israelíes para ir a visitar a un pariente en la aldea de al lado. Resulta difícil imaginar lo que significa que te digan constantemente que no existes. Resulta indignante e incomprensible que no hay modo aceptable de defender tu humanidad o protestar contra tu opresión.
 
No debemos olvidar que al crearse el estado de Israel en 1947, éste firmó y se comprometió a acatar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de su Asamblea General, así como de otros organismos internacionales dependientes de la ONU, prometieron asumir las Convenciones de Ginebra, … Pero nunca han cumplido ni una sola de dichas resoluciones, ni una. Tampoco han reconocido nunca a la Corte Internacional de Justicia de La Haya ¡Engañaron al mundo entero! Los gobiernos de Israel están vulnerando continua y sistemáticamente los derechos del pueblo palestino desde hace más de 70 años. Israel es una potencia ocupante que tiene bajo su control a Gaza y Cisjordania, rechaza el derecho al retorno que legítimamente le corresponde a las personas refugiadas palestinas, y ejerce un modelo de apartheid que discrimina a la población palestina con respecto a la población israelí que reside en el mismo territorio.
 
La vida en Gaza, bajo un bloqueo que dura ya 12 años, resulta insoportable. El desempleo sobrepasa el 50%; se dispone de escasa electricidad, y menos del 4% del agua es potable, se mata, con total impunidad, a niños inocentes,… Es prácticamente imposible entrar o salir; el lugar es una cárcel al aire libre. Parecería que lo único aceptable que puedes hacer como palestino es callarte y morirte. ¿Queremos ser cómplices de esta atrocidad? Lo menos que podemos hacer es protestar y denunciar pacíficamente contra esta edición del festival de Eurovisión, y apoyar las formas no violentas de resistencia, tales como el movimiento de “boicot, desinversión y sanciones (BDS)” y de solidaridad con la lucha del pueblo palestino contra la colonización, el apartheid y la ocupación israelí, que los EE.UU. tratan de convertir en ilegales. Trump y Netanyahu quieren materializar sus proyectos en la zona unas veces con dinero, otras con cinismo blanqueador, otras con F16 y artefactos mortíferos… Permitan una pequeña maldad, lo mismo ya tiene previsto el todopoderoso presidente estadounidense reconocer a Israel como ganador de Eurovisión, antes incluso que las notas musicales salgan al aire.
 
Ante esta denigrante situación, debemos recordar que la Unión Europea (UE) tiene comosocio comercial preferente a Israel, y no olvidaremos, a la hora de votar en las próximas elecciones, que la mayoría de las fuerzas políticas de nuestro país prefiere mirar para otro lado, no sea que se enfaden los sionistas excluyentes. Unimos nuestra pequeña voz al boicot contra Eurovisión, porque es el arma más humana de los europeos con conciencia y dignidad para protestar contra el llamado “Estado de Israel”.
 
Reiteramos que no hay canción en el mundo, ni festival televisivo que pueda silenciar la vulneración de los Derechos Humanos en Israel.
 
¡Viva Palestina libre! 
 

 


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