Isaías Barreñada Bajo •  Opinión •  05/11/2025

Sáhara Occidental: ni momento de inflexión ni votación histórica

Sáhara Occidental: ni momento de inflexión ni votación histórica

El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó el 31 de octubre una resolución sobre el Sáhara Occidental (S/RES/2797) que, como en el caso de las anteriores, ha prorrogado por un año el mandato de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) y ha indicado una serie de orientaciones para la resolución del conflicto. La diferencia con anteriores resoluciones es que ha dado un mayor relieve a la propuesta marroquí de autonomía para ese territorio.

En Marruecos la noticia ha sido objeto de alharacas masivas y de un discurso solemne del rey. El asesor de Trump para África, Massad Boulos, lo llamó «momento histórico». Más allá de la fanfarria cabe preguntarse qué implica realmente esta resolución, cuánto tiene de novedoso y trascendente, y qué escenarios se abren a partir de ahora. Que esto ocurra cuando precisamente se cumplen cincuenta años de la Marcha Verde, del Acuerdo Tripartito de Madrid y del abandono de España pone en evidencia que la cuestión del Sáhara Occidental ha sido el pagano de un orden internacional gripado, donde hay normas -el derecho a la descolonización- pero donde impera la realpolitik.

La resolución se aprobó in extremis dado que, ese mismo día, vencía el mandato de la MINURSO. Las semanas previas estuvieron marcadas por una sucesión de movimientos. Desde hacía varios meses en Washington varios congresistas habían caldeado el ambiente abanderando una campaña para declarar al Frente POLISARIO organización terrorista. El 30 de septiembre, el secretario general de Naciones Unidas presentó su informe sobre la situación relativa al Sáhara Occidental (S/2025/612), exponiendo la situación de la MINURSO y el trabajo realizado -con escasos resultados- por su enviado personal, Staffan de Mistura. Concluía expresando su preocupación por el enquistamiento de la situación. El 16 de octubre, la Cuarta Comisión de la Asamblea General adoptó una resolución que reafirmaba el estatus jurídico del Sáhara Occidental y la responsabilidad de la ONU hacia el pueblo saharaui en materia de descolonización. A mediados de octubre, los enviados del presidente estadounidense, Steven Witkoff y Jared Kushner, revelaron en una entrevista que en 60 días tendrían «un acuerdo de paz entre Argelia y Marruecos», pensando extender su fórmula mágica de la «pacificación-diktat» de Gaza al Magreb. El 21 de octubre, el Frente POLISARIO hizo llegar a Naciones Unidas una «propuesta ampliada» (S/2025/664), atendiendo a la petición hecha en la resolución 2756 (2024), en la que reiteraba su compromiso con los principios vigentes, daba garantías y detallaba las posibilidades de coexistencia y cooperación entre un Estado saharaui independiente y Marruecos. Mientras tanto, Marruecos no ha añadido nada a su escueta propuesta de autonomía presentada en 2007.

En la segunda mitad de octubre, trascendió un borrador de la nueva resolución, redactada como es habitual por Estados Unidos, con la asistencia del llamado Grupo de Amigos del Secretario General para el Sáhara Occidental (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y España). La propuesta estaba claramente escorada hacia las posiciones de Rabat y planteaba una renovación corta de la MINURSO. En los campamentos de refugiados hubo manifestaciones de protesta.

La versión final de la resolución introdujo alguna novedad. Esta fue aprobada por 11 votos, con tres abstenciones (Rusia, China y Pakistán) y una ausencia (Argelia). La misión se amplió por un año y se mantuvieron las fórmulas de siempre («lograr una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental en el contexto de acuerdos con los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y observando el papel y las responsabilidades de las partes a este respecto»). La diferencia es que, en esta ocasión, se añadió que la solución estaría basada en el Plan de Autonomía de Marruecos. La autonomía pasó de ser una posibilidad a ser el eje de un arreglo. Rusia y China indicaron que desaprobaban el procedimiento, pero que se abstenían para garantizar la renovación de la MINURSO, mientras que Pakistán se abstuvo porque en el texto no se tenía suficientemente en cuenta la cuestión de la autodeterminación. Argelia se retiró en señal de disconformidad. No es una novedad, en los últimos años las resoluciones no se aprueban por unanimidad.

Marruecos consideró la resolución un éxito diplomático absoluto. En su discurso, el rey Mohamed VI afirmó que «ha llegado el momento del Marruecos unificado, desde Tánger hasta La Güera, cuyos derechos y fronteras históricas nadie podrá vulnerar».

La respuesta del Frente POLISARIO (comunicado de prensa emitido el 31 de octubre) ha sido muy contenida al mismo tiempo que firme. Valora que se sigan manteniendo los objetivos y los principios de la autodeterminación. No obstante, señala que la resolución integra una serie de elementos que son «una desviación muy peligrosa y sin precedentes de la base sobre la cual el Consejo de Seguridad ha abordado la cuestión del Sáhara Occidental, de conformidad con los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas». En él se dice que: «Estos elementos también violan la condición internacional del Sáhara Occidental como cuestión de descolonización, socavan los fundamentos del proceso de paz de la ONU en el Sáhara Occidental y obstaculizan los esfuerzos del Secretario General de la ONU y su Enviado Personal». Señala que no se han tenido en cuenta temas planteados por miembros del Consejo, e indica que no formará parte de ningún proceso político ni negociación basada en propuestas, independientemente de su origen, que pretendan «legitimar» la ocupación militar ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos y privar al pueblo saharaui de su «derecho inalienable, innegociable e imprescriptible a la libre determinación». El Frente POLISARIO subraya que «las posturas unilaterales que buscan sacrificar el estado de derecho, la justicia y la paz en aras de la conveniencia política a corto plazo solo agravarán el conflicto y pondrán en peligro la paz, la seguridad y la estabilidad en toda la región».

La novedad de imponer ahora la autonomía marroquí como base para las negociaciones es una muestra de las prácticas trumpistas en boga, como se hizo en Gaza, colocando un hecho consumado sin ninguna consideración basada en el Derecho Internacional. Además, genera contradicciones evidentes, pues pretende conciliar autonomismo de anexión con autodeterminación. Y somete a un chantaje a los demás miembros del Consejo de Seguridad: o se acepta la fórmula o no se renueva la Misión y decae el Plan de Arreglo de 1991. Marruecos, bajo el ala de Washington, sólo puede alegrarse.

Esta situación pone de nuevo en evidencia que en Naciones Unidas, mientras la Asamblea General y su Cuarta Comisión defienden el marco de la descolonización, el Consejo de Seguridad aprueba resoluciones que dan pábulo a la legalización de la anexión. Eso hace un flaco favor al enviado personal del secretario general que no logra reactivar las negociaciones y que, de seguir así, acabará tirando la toalla como sus predecesores. Mientras tanto, el Grupo de Amigos, más que facilitar la resolución del conflicto, lo desvirtúa. No es de extrañar, porque dos de sus miembros aceptan el ilícito de la anexión y han reconocido la marroquinidad del Sáhara (Estados Unidos y Francia) y otros dos (Reino Unido y España) ven con buenos ojos la propuesta de anexión disfrazada de autonomía. Debería ser suficiente para que ese grupo se disolviera.

La MINURSO no se desmonta, pero sigue empantanada, sin referéndum a la vista y sin la función de observar el cese del fuego, pues hay hostilidades desde hace cinco años. De Mistura tiene 90 días para poner en marcha un esquema de negociaciones con estos principios. Es poco probable que haya avances. La resolución aprobada envalentona a Marruecos, que aprovecha el momento disruptivo trumpista y no se moverá un ápice. Por la otra parte, la firmeza del Frente POLISARIO y de Argelia auguran la prolongación del bloqueo. Rabat seguirá explotando el poco interés que tienen muchos países por esta cuestión irresuelta y alimentará la inconsistencia de la Unión Europea (UE) que acaba de aprobar un nuevo Acuerdo de Asociación con Marruecos, incluyendo el territorio del Sáhara, con la excusa peregrina de que la población saharaui ha dado su consentimiento de manera tácita porque se beneficia del acuerdo y no se ve obligada a asumir costes.

No estamos ante un momento de inflexión. Sigue primando la realpolitik de los poderosos, mientras que el Derecho Internacional es el arma de los débiles. Los consejeros-empresarios de Trump (Witkoff, Kushner y Boulos) han llevado al Magreb las prácticas chantajistas de su patrón, ajenas al Derecho Internacional. Como en otras ocasiones, pueden tener algún efecto inmediato, pero suelen acabar como el rosario de la aurora. Todo apunta a que la euforia trumpista se eclipsará en unos días y que todo seguirá igual o un poco peor.

Las ideas expresadas en este documento corresponden al autor y no reflejan necesariamente la postura del CEARC.

*Isaías Barreñada Bajo. Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.


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