Un gobierno muy verde
Mauricio Macri cumplió. Levantó lo que el grupo Clarín inventó e instaló como “el cepo” cambiario. Otorgó libertad de manejo de dólares, en medio de una fabulosa devaluación del 50%. Claró, ello trajo sus consecuencias… Las famosas y prometidas “inversiones” no llegan, pese a los más de 8 meses de gobierno, y por el contrario se mantiene firme la fuga hacia el dólar. Lo que genera –lógicamente- el creciente endeudamiento externo.
La información es aportada por el balance cambiario del Banco Central, pero es sutilmente “no explicado” por los medios formadores de opinión. En enero-agosto 2016, la demanda para atesoramiento de dólares, ahorro en divisas transferido al exterior y turismo a otros países fue de 23.106 millones de dólares (¡!).
Se cae el consumo, la producción y la inversión; crece el desempleo y las importaciones. Lo único concreto es que aumenta la compra de dólares. La cifra anterior, se eleva a los 25.728 millones a partir del día 10 de diciembre de 2015, cuando asumió el actual mandatario. Se asiste a una auténtica “corrida” cambiaria, muy bien disimulada u ocultada; tanto a nivel del gobierno, como de sus socios y muchos peronistas de corazón neoliberal…
El mentado “retorno al mundo” y el “shock de confianza” que tanto proclama el macrismo, no tiene su correlato y la economía sigue “enfriándose”. Se asiste a una contundente fuga de ahorro en pesos hacia el dólar. Para ello el gobierno no ha dudado en un rápido endeudamiento externo a nivel nacional, provincial y del sector privado. Macri repite –guste o no- lo hecho por los dictadores a partir de marzo de 1976: la deuda externa esta financiando la fuga de capitales.
Las sonrisas macristas, los halagos de periodistas, analistas y economistas no logran detener el mayúsculo desequilibrio de las cuentas fiscales. El gobierno necesita más dólares para cubrir el déficit fiscal que generó intencionalmente (al eliminar aranceles de exportación o retenciones; al reducir impuestos; menos ingresos por la caída de actividades económicas). Pero también necesita más dólares para atender la demanda de divisas que se fugan y para cubrir la demanda para viajes al exterior.
El tema es tan grave que desde el gobierno pensaban no volver a tomar deuda del exterior hasta el 2018; pero la realidad hace que el mismísimo Ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay haya anticipado que antes de fin de año el gobierno emitirá un bono nominado en euros… Las visitas y felicitaciones de presidentes extranjeros, como las promesas de inversionistas y banqueros del mundo, no tienen su correlato en inversiones. Se asiste a todo un instalado discurso (local e internacional) de máximo apoyo a las medidas del macrismo, pero ello constituye –en verdad-, una sumatoria de griteríos que buscan ocultar la verdad.
Tanto que el macrismo disfruta de una dolarización de activos, a niveles superiores a las peores corridas que “los mercados” y los medios formadores de opinión le crearon (agresivamente) a los gobiernos peronistas en 2008 y 2011. El tema es que en aquellas oportunidades, las administraciones peronistas consideraban que esa fuga era un verdadero problema, pues generaba desequilibrios. Sin embargo para este ceo-gobierno, ello no es problema.
Es más: se sienten a gusto, pues el país debe salir a pedir al “mercado de capitales” al que “hemos regresado”. Esta fuga por cierto, constituye un elemento de festejo para el macrismo (y sus aliados), expresado alegre e irresponsablemente por la “despreocupación” por esta dolarización, por parte del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.
Inclusive sostienen que ello es “beneficioso para la economía» (¿?). Entienden que la apertura de la cuenta capital, con el ingreso sin restricciones de capitales especulativos y facilidad de endeudamiento externo, no exige acumular reservas. Prometen que al bajar la inflación se desalentará la compra de dólares y fortalecerá las colocaciones en pesos (¿?).
Habría que preguntarle a ellos, saliendo de su función administrativa, y actuando como especuladores o defendiendo sus capitales, si actuarían así… o se refugiarían en dólares? Históricamente ha quedado demostrado que la baja inflacionaria (porque no se puede aumentar más, al carecer el ciudadano de dinero para gastar) no genera una des-dolarización. Todo lo contrario (¡!).
Inclusive a apelando al discurso neoliberal, afirman que nada se agravará, sino que “será el mercado” (sin intervención del Estado) el que, gracias al cambio libre (sin “cepo”), todo se normalizará. El tema es que por si fuera poco, desde diferentes sectores presionan para que el “dólar libre” eleve su cotización. Reclaman una nueva devaluación. Si ello sucede, inmediatamente se producirá un nuevo proceso inflacionario. Y será lógico que muchos (o todos) quieran cuidarse y salgan a… comprar dólares (seguirán si producirse inversiones productivas).
Por lo cual el Estado (para garantizar esa “libertad”), deberá salir a conseguirlos, endeudando al país. Si se analiza un poco más detalladamente se entenderá qué intereses defiende el Gobierno (por si alguien todavía no se dio cuenta). En julio 2016 las compras en bancos y casas de cambio alcanzaron los 1500 millones. En agosto siguiente, se elevaron a 1567 millones.
El Banco Central dispuso originariamente un monto tope para la adquisición mensual de dólares por cliente, que era de 2 millones mensuales (de U$S). Luego lo elevó a 5 millones. Finalmente lo eliminó. Así, en agosto, el 6% de los compradores (38.820 personas o empresas) concretaron operaciones por encima de 5 millones. Lo hicieron sin explicar ni justificar cuál sería el destino de esos dólares…
Todo se ha armado para que los más poderosos (y minoritarios) hagan lo que se les ocurra y especulen con el dólar, total lo terminan pagando todos los argentinos. Mientras se otorgó total libertad al mercado cambiario, el gobierno emite una fabulosa cantidad de títulos de deuda Lebac (equivalente a la totalidad de la base monetaria!).
En Página 12 se ha informado que ello generará intereses por más de… 200.000 millones de pesos en el año (¡!). Se trata de generar un mega-déficit fiscal que actuará presionando (a futuro) sobre la cotización del dólar. Es decir que quienes sean tenedores de esta divisa, seguirán haciendo negocios especulativos, más allá de este 2016. En otras palabras: Macri ha reinstalado la bicicleta financiera.
Este hijo (pródigo?), aplica lo mismo que su padre, durante la dictadura de 1976-1983. Lo que le permitiera crecer de apenas 7 empresas a 83… Para asegurar este “buen desarrollo”, la tasa de interés está siendo mantenida por encima de la inflación proyectada (¡!). Es así que quién va a invertir en producción, si le resulta mucho más beneficioso y ‘tranquilizante’ depositar en los bancos.
En otras palabras: mientras Macri y sus Ceos hablan de “reactivación”, hacen todo para que ella se frene. Se entiende: pretenden que la producción argentina termine siendo reemplazada por las importaciones… Las Lebac tienen un mega-costo financieramente hablando, pero se hace –dicen- para “desalentar la dolarización de activos”. Lo cual no pueden lograr; pero lo que sí se produce es un duro golpe al interior del Banco Central.
Pero existe otro tema por demás de llamativo para esta gestión política. Pues desde el FMI (y bancos internacionales) aconsejan a que las bancos centrales de economías periféricas sean prudentes y reduzcan al máximo los riesgos de crisis. Que efectúen control de capitales especulativos, que realicen acumulación de reservas, y que eviten el descalce de monedas. Sin embargo el Banco central argentino con Sturzenegger a la cabeza… hace todo lo contrario (¡!).
Porque se ha centrado en tener reservas casi toda en dólares de deuda externa. Lo que además de ser llamativo, constituye un debilitamiento de la política monetaria nacional. La dolarización mete presión a las reservas, que se alimenta de divisas que ingresan por vía de deuda. Entre enero y agosto 2016, la inversión extranjera directa sumó 1642 millones de dólares. Sin embargo la remisión de utilidades y dividendos a las casas matrices del exterior sumó 1916 millones. Un saldo negativo de 274 millones.
En otras palabras: las empresas internacionales lejos de re-invertir, se llevan sus dineros afuera (¡!). Halagan públicamente a Macri, pero hacen lo contrario. Los dineros que ingresan son capitales especulativos, atraídos por elevadas tasas de interés de las Lebac y para compras/ventas de acciones y bonos. El monto de esos capitales fue de 1291 millones de dólares (enero/agosto).