Reino Unido: Tras la segunda victoria de Corbyn en las primarias laboristas
El golpe de estado fallido de la derecha y el centro laboristas ofrece a la izquierda una oportunidad histórica sin precedentes. Pero tiene que armarse con un programa de tareas inmediatas y objetivos estratégicos a largo plazo.
A pesar de la incesante hostilidad de los medios de comunicación, a pesar de la moción de censura, a pesar de la campaña de calumnias sobre que el «anti-sionismo es lo mismo que el antisemitismo”, a pesar de las batallas en los tribunales, a pesar de la exclusión arbitraria de 130.000 miembros del Partido Laborista, a pesar de la continua caza de brujas, Jeremy Corbyn obtendrá una segunda victoria en las primarias laboristas. Si las encuestas son fiables, va a derrotar a Smith por un contundente 62% -38%. (Lo que se confirmó finalmente el 24 de septiembre, con un 61,8% (313.209 votos) frente al 38,2% de Owen. NdT).
Cualquiera que sea el porcentaje final, todo el mundo sabe que Corbyn va a ganar y la derecha laborista ya está preparándose para ello. La votación por 169 contra 34 votos en el grupo parlamentario laborista (PLP) pidiendo un regreso a la práctica pseudo-democrática por la que el grupo parlamentario laborista elegía al gobierno en la sombra – desechada por Ed Miliband en 2011 – no es un intento de «curar las heridas». Tampoco es una oferta de paz a Corbyn. No, es una continuación de la guerra civil interna por otros medios.
La derecha en el PLP mira al comité ejecutivo nacional (NEC) – un campo vital de la lucha en las batallas de organización, constitucionales y de política futuras – con preocupación. El gabinete en la sombra tiene tres puestos en el NEC y la derecha teme que la izquierda esté a punto de conseguir una mayoría funcional. Y, con ese fin, los partidarios de Corbyn están promoviendo afanosamente la idea de tener dos puestos más para los sindicatos, además de un miembro adicional, y los puestos reservados para Escocia y Gales en el NEC … elegidos por los afiliados. Y la izquierda espera ganarlos todos.
Reformas de los estatutos similares están en marcha para la Conferencia de 25-28 septiembre en Liverpool para reducir de nuevo el umbral del 15% de firmas de parlamentarios laboristas para presentar candidatos alternativos en las primarias al 5%. En 2015 ello habría permitido a Corbyn presentarse, sin tener que depender de los «idiotas» que le «prestaron» sus votos.
Por supuesto, lo que la derecha del PLP teme, por encima de todo, es verse sometida a un proceso de reselección genuina antes de las próximas elecciones generales. En la misma medida, todo lo que ayude a este fin será apoyado por los marxistas en el Partido Laborista. La mayoría de los miembros laboristas en las circunscripciones están deseando que los parlamentarios traidores respondan de sus actos en nuevas primarias.
Se ha hablado mucho en los medios de comunicación sobre un escisión en el PLP. Ni que decir tiene, sin embargo, que la derecha laborista no ha podido olvidar los callejones sin salida que supusieron la Organización Nacional Laborista (NLO) de Ramsay MacDonald en 1931 y la ‘Banda de los Cuatro’ de Roy Jenkins-David Owen-Bill Rodgers-Shirley Williams, que se escindieron exactamente 50 años más tarde para formar el Partido Socialdemócrata (SDP) . La NLO de MacDonald se convirtió instantáneamente en un satélite de losTory. Finalmente se disolvió en 1945. En cuanto al SDP, se fusionó con el Partido Liberal en 1988 y compartió el mismo triste destino. Desde principios de la década de 1970, hasta finales de los 80, el centro político disfrutó de un periodo de renacimiento (1). Ya no. En las últimas elecciones generales, los Liberales-Demócratas fueron diezmados. Hasta hoy en día siguen siendo ampliamente marginados y despreciados. Teniendo en cuenta la lógica punitiva del sistema electoral mayoritario, es muy poco probable que la mayoría de derecha del PLP nos haga un favor y se escinda.
Es concebible que el ala derecha del PLP intente elegir a su propio líder (no a un Owen Smith) y se constituyese en la oposición oficial. El resultado sería dos partidos laboristas rivales. Un Partido Laborista de la derecha, con mayor peso parlamentario. Pero un Partido Laborista de izquierda con el apoyo de los sindicatos, aunque con menos parlamentarios. La derecha laborista se quedaría con la mayor parte de los 6,2 millones de libras de subvenciones estatales y tendría prioridad a la hora de formular las preguntas parlamentarias.
Sin embargo, una escisión de facto de este tipo sin duda garantiza su expulsión y la selección de candidatos alternativos, oficiales. La mayoría de los votantes tradicionales del Laborismo se prevé que permanecerían fieles, y no apoyarían un segundo SDP. Presuponiendo esa división, una reciente encuesta de YouGov daba al Partido Laborista de Corbyn el 21% del total de los votos y a un «Partido Laborista de derechas» sólo el 13% (y a los conservadores el 40%, el 11% a UKIP y el 6% a los Lib Dems) (2). Sin duda, tales datos explican por qué Ed Balls, el ex ministro de exteriores en la sombra, descarta la idea de una ruptura como «loca» (3).
El suicidio político, sin duda, no tiene ningún atractivo para la mayoría de la derecha laborista. En lo único en lo que realmente creen es en su propia carrera. Por lo tanto, lo más probable es que la derecha se bunquerice, utilice su base en el aparato burocrático, entre concejales, parlamentarios, diputados, etc., y luche hasta el final.
Tareas
John McDonnell ha estado ofreciendo una rama de olivo, habla de dar la bienvenida de nuevo a Owen Smith al gobierno en la sombra y a cerrar filas para luchar contra el «enemigo real», los conservadores (4). En la mente del equipo de Corbyn, sin duda, ello constituye una táctica inteligente. Dividir, en definitiva, a los parlamentarios que quieren una oposición implacable contra Corbyn de los que simplemente tienen miedo a perder sus escaños. Dividir a los parlamentarios que quieren una oposición efectiva a los conservadores de los que realmente son conservadores aunque se llamen laboristas.
Este enfoque presumiblemente tiene su origen en Seumas Milne. Ya en enero de 2016 el director de comunicación laborista había elaborado una hoja de cálculo de los parlamentarios laboristas. Filtrada a The Times , muestra que sólo 85 parlamentarios pueden ser considerados el «grupo básico negativo» u «hostil». Otros 71 son supuestamente «neutrales, pero no hostiles». Tan sólo 19 diputados se sitúan en el «grupo central» de Corbyn, mientras que 56 fueron clasificados como «grupo básico adicional» (5). No hace falta decir, sin embargo, que los cálculos de Milne estaban muy equivocados.
Después de todo, en junio de 2016, 172 parlamentarios laboristas firmaron la moción de censura. Después, hemos tenido el voto 169-34 sobre la composición del gobierno en la sombra. Estas dos votaciones fotografían con precisión las verdaderas proporciones del «grupo básico negativo» y del «hostil». También de aquellos que se pueden considerar «neutrales, pero no hostiles». Que son, sin embargo, muy pocos. ¿Y los partidarios de Corbyn? El «grupo central», junto con el «grupo central adicional», ni de lejos suma 75 diputados. No son más de 40… en total.
Así que necesitamos menos peroratas sobre las ramas de olivo, sobre que vuelvan y la unidad. En cambio, los miembros del partido deben ser organizados, educados y galvanizados. No sólo para votar por Corbyn. No sólo para defender a Corbyn. Sino organizados, educados y galvanizados para la guerra en los barrios, grupos, comités y conferencias.
Tiene que haber un reconocimiento estratégico de que la derecha nunca aceptará la dirección de Corbyn. Por no hablar de la creciente influencia de la izquierda radical, socialista y marxista. Y, debido a que la derecha del PLP proseguirá su guerra civil hasta el final, debemos responder con todas las armas a nuestra disposición.
En nuestra opinión, la izquierda laborista, por tanto, tiene cinco tareas inmediatas.
- Luchar por reformar los estatutos para que estipulen que todos los representantes elegidos laboristas deben ser objeto de nueva selección obligatoria. La reforma de las candidaturas automáticas no es suficiente. Los parlamentarios deben rendir cuentas con control democrático – por arriba al NEC; por abajo en las circunscripciones laboristas (CLPs).
- Abolir el odiado comité de filtración de los afiliados. Opera en la sombra, viola la justicia natural, de manera rutinaria filtra a los medios de comunicación capitalista. Hay que restaurar los derechos como afiliados a todos aquellos que cínicamente han sido suspendidos o expulsados. Más que eso, hay que dar la bienvenida a todos esos buenos socialistas a los que no se les permiten afiliarse, debido, principalmente, porque en su frustración, alguna vez apoyaron a los candidatos de los Verdes, United Left, o de la Coalición Socialista y Sindicalista (TUSC).
- La inercia paralizante impuesta a Momentum (la corriente organizada de Corbyn en el Laborismo) debe terminar. Sólo es posible con democracia, confiando en los afiliados y permitiendo la elección y la revocación de todos los cargos en Momentum. Ni política ni organizativamente ha demostrado Jon Lansman ser un autócrata competente. Ha dejado de convocar reuniones de Momentum, ha bloqueado la respuesta de base a la campaña calumniosa de “antisionismo es igual que antisemitismo”, no ha hecho nada para luchar contra la caza de brujas. Hay que acabar con la obsesión por la pureza de sangre de los afiliados. Las listas de miembros deben estar a disposición de las secciones locales, a fin de maximizar la movilización. Eso ayudará a los partidarios de Corbyn a ser miembros educados, activos e influyentes en sus CLPs.
- No sólo debemos comprometernos a conseguir más sindicatos afiliados: también hay que luchar por que sus miembros participen como militantes laboristas. Un poco más de 70.000 afiliados votaron en las primarias de 2015. Una pequeña porción de lo que podría ser. Hay más de cuatro millones de personas que pagan su cuota (6). Dado que pueden inscribirse como militantes en el Partido dando a un botón en internet, nuestro objetivo mínimo debería ser un millón de militantes.
- Cada circunscripción, asamblea y otras organizaciones de base debe ser apoyada, revivida y dirigida por la izquierda. La derecha ha hecho todo lo posible para que sen aburridas, poco atractivas, burocráticas y mortecinas. La izquierda debe convencer a la oleada de nuevos miembros, y los que se han reactivado, para que asistan a las reuniones … y se organicen para expulsar a la derecha. Hay que elegir responsables que defiendan el liderazgo de Corbyn. Una dirección local que sean socialistas conscientes y comprometidos. Nuestras organizaciones de barrio y de circunscripción deben convertirse en centros dinámicos de organización, educación y acción. Como tales, podrán controlar a concejales y parlamentarios para que rindan cuentas.
A largo plazo
La reorganización del Partido Laborista de arriba a abajo debe ser nuestro objetivo primordial, no tratar de ganar las próximas elecciones generales cortejando a los medios de comunicación capitalistas e inventando pactos dudosos con la derecha.
Ha llegado la hora de cambios organizativos y políticos trascendentales. Necesitamos una conferencia soberana. Hay que subordinar los parlamentarios al Partido. También tenemos que acabar con las reglas y estructuras no democráticas introducidas por Tony Blair. El comité de política conjunto, los foros de políticas nacionales, todo ese laberinto organizativo tiene que desaparecer.
Además, necesitamos una nueva cláusula cuarta. No un retorno a la vieja versión, de 1918, sino un compromiso programático de trabajar por un gobierno de la clase obrera y una sociedad que aspire a una sociedad sin Estado, sin clases, sin dinero, que incorpore a su núcleo el principio: «De cada uno según sus capacidades, a cada uno de acuerdo con sus necesidades» (7). Para ello, el Partido Laborista debería comprometerse a alcanzar una» república democrática». El ejército permanente, la monarquía, la Cámara de los Lores y el patrocinio del estado de la Iglesia de Inglaterra deben desaparecer. Debemos apoyar un parlamento unicameral, la representación proporcional y las elecciones anuales (8).
Estamos con razón orgullosos de ser un partido federal. Por lo tanto, conseguir nuevos afiliados sindicales debería ser una prioridad. La FBU se ha reafiliado. Excelente. Pero ¿qué pasa con el RMT? Consigamos que los afiliados de RMT cambien su actual apoyo fuera de lugar a TUSC por el Partido Laborista. Y ¿qué pasa con NUT? Por qué no podemos ganarla como afiliada? Sin duda, podemos … si luchamos por los corazones y las mentes.
Luego está el PCS. Afortunadamente, Mark Serwotka, su secretario general de izquierda, se ha convencido por fin. El bloque principal de oposición a la afiliación al Partido Laborista proviene ahora del Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) y el Partido Socialista en Inglaterra y Gales (SPEW). Sí, la afiliación de PCS sería en contra de la Trades Disputes and Trade Union Act (1927), aprobada por un gobierno conservador en venganza por una huelga general. Se prohibió a los sindicatos de la función pública la afiliación al Partido Laborista y a la Confederación de Sindicatos (TUC). La Asociación de Funcionarios Civiles y de Servicios Públicos – la predecesora de PCS – se reafilió al TUC en 1946. Ha llegado la hora de que el PCS se reafilie también al Partido Laborista.
Sí, cuando nuestra corriente, Marxistas en el Partido Laborista (LPM) presentó una moción en el año 2015 a la asamblea general de la Campaña por la Democracia en el Partido Laborista, pidiendo que se hiciera un llamamiento a todos los sindicatos a afiliarse, nos encontramos con la objeción de que sería ilegal. Sin embargo, como la miembro del NEC Christine Shawcroft, que estaba sentado a mi lado, dijo: «¿Qué importa eso?» La compañera Shawcroft, una aliada cercana a Corbyn, muestra un espíritu de lucha ejemplar en este tema. Hay que forzar un nuevo cambio de la ley.
Utilizar el sueldo obrero medio
Los rebeldes del PLP son unos completos oportunistas. De una vez por todas debemos impedir que tales tipos se aprovechen de nuestro partido. Ser miembro del Parlamento debe ser un honor, no una promoción profesional, no una forma para que los graduados universitarios se aseguren una forma de vivir lucrativa.
Un arma particularmente potente es la exigencia de que todos nuestros representantes electos deben recibir sólo el salario medio de un trabajador cualificado. Un principio consagrado por la Comuna de París y la Revolución bolchevique. Incluso el Partido Comunista Italiano de Enrico Berlinguer aplicó el sueldo obrero medio en la década de 1970. Con una fracción parlamentaria enorme, ello resultó ser una fuente vital de fondos para el PCI.
Nuestros parlamentarios ganan un sueldo base anual de 67.060 £. Además de eso consiguen alrededor de 12.000 libras por gastos y dietas, situándolos en las 79.060 £ (sin embargo, en la actualidad los diputados laboristas sólo están obligados como tales a pagar una cuota de 82 libras). Por otra parte, como líder oficial de la oposición, Jeremy Corbyn no sólo obtiene su salario de diputado. También tiene derecho a 73.617 libras adicionales (9).
Nuestra corriente (LPM) cree que todos deben tener salarios de trabajadores cualificados, es decir 40.000 libras (más gastos legítimos). El resto debe ser donado al Partido Laborista. Jeremy Corbyn, John McDonnell y Diane Abbott deben tomar la iniciativa y dar ejemplo. La imposición de un salario medio obrero daría un impulso considerable a nuestras finanzas. Incluso si dejamos de lado a nuestros 20 eurodiputados, equivaldría a una inyección de 900.000 libras. De todos modos, más allá de nuestras finanzas, existe el principio básico. Nuestros representantes deben vivir como trabajadores ordinarios, no como miembros consentidos de la clase media. Así que, sí, pongámonos de acuerdo en un salario obrero medio como principio básico.
Dados los enormes retos que tenemos ante nosotros, necesitamos con urgencia llegar a todos aquellos que están hartos de los políticos de carrera corruptos, a todos los que aspiran a un mundo mejor, a todos los que tienen un interés objetivo en terminar con el capitalismo. Con tal fin, debemos establecer nuestra propia prensa, radio y televisión. Para decir lo obvio, Twitter y los mensajes de texto tienen límites evidentes. Son estupendos para transmitir mensajes simples, cortos y afilados. Pero, cuando se trata de ideas complejas, que debaten historia y trazan estrategias políticas, son peor que inútiles.
Apoyarse en el favoritismo de la prensa, la radio y la televisión capitalistas es un juego de tontos. Es cierto que funcionó espléndidamente para Tony Blair y Alastair Campbell. Pero, como Neil Kinnock, Gordon Brown y Ed Miliband descubrieron a su costa, vivir por y para los medios de comunicación es morir cuando ellos lo dispongan. No, para debatir y aprobar la agenda necesitamos nuestra propia alternativa de medios de comunicación.
Los medios de comunicación existentes se pueden utilizar, por supuesto. Pero, como fue evidente en el período previo al golpe contra Corbyn, cuando las cosas son realmente importantes, apenas se nos concede espacio y tiempo de opinión. De hecho, la prensa, la radio y la televisión capitalistas fueron esenciales para el golpe contra Corbyn. Hay, por supuesto, voces de sirena contrarias. Los que creen que pueden poner de su lado a The Guardian , Mirror , etc (10). Pero, francamente, sólo un tonto no habría anticipado el sesgo venenoso, las burlas, los artículos de difamación, , la implacable oposición.
Una vez nos apoyó el Daily Herald . Ahora no tenemos nada. Bueno, aparte de las revistas sindicales mortalmente aburridas, las hojas parroquiales de las sectas políticas y el Morning Star (todavía en las garras de unos estalinistas sin reformar).
Debemos aspirar a un diario de formación de la opinión del movimiento obrero y buscar financiación sindical, cooperativa, pública y en otras fuentes. Y, para tener éxito, tenemos que ser valiente: puntos de vista iconoclastas, temas difíciles, puntos de vista opuestos como una cuestión de rutina. La posibilidad de distribuirlo gratuitamente debe ser estudiada y, por supuesto, todo debe estar en la web, gratuitamente. También hay que poner en marcha una serie de estaciones de radio y televisión basadas en Internet. Con la dedicación, pasión e ideas que existen en la izquierda en Gran Bretaña y más allá, podemos sin duda hacerlo mejor que la BBC, Al Jazeera, Russia Today y Sky.
Refundación
Por supuesto, la dirección de Jeremy Corbyn-John McDonnell se enfrenta a un enemigo externo en el PLP y a un enemigo interno por su propia ideología reformista. Parecen creer de verdad que el socialismo es posible poco a poco, a través de una serie de gobiernos laboristas cada vez más de izquierdas. En realidad, sin embargo, un gobierno laborista comprometido con el estado y el orden constitucional existentes llevará a cabo, no pasos decisivos en la dirección del socialismo, sino ataques contra la clase trabajadora … y, como hemos visto en varias ocasiones, desde enero- noviembre de 1924 con el gobierno MacDonald, suele acabar con la re-elección de un gobierno conservador.
Si bien es correcto apoyar incondicionalmente la reelección de Jeremy Corbyn, no debemos renunciar a nuestras críticas ni a nuestro compromiso de transformar el Partido Laborista en un frente único de todas las organizaciones de la clase trabajadora que esté verdaderamente comprometido con el socialismo .
Naturalmente, conociendo nuestra historia, como verdaderos marxistas, nunca hemos hablado de ‘recuperar’ el Partido Laborista. Nunca ha sido nuestra en el sentido de ser un «arma política para el movimiento obrero». No, a pesar de su base electoral y la afiliación de los sindicatos, nuestro partido ha sido dominado a lo largo de toda su historia por políticos de carrera y burócratas sindicales. Un estrato social distinto, que en última instancia sirve no a los intereses de la clase obrera, sino para continuar la explotación capitalista.
Hablando en el contexto de la conveniencia de que el recién constituido Partido Comunista de Gran Bretaña solicitase afiliarse al Partido Laborista, Lenin dijo lo siguiente:
“Si un partido es realmente un partido político de los trabajadores no depende únicamente de que sus miembro sean trabajadores, sino también de los hombres [sic – JM] que lo dirigen, y del contenido de sus acciones y sus tácticas políticas. Sólo esto último determina si realmente tenemos ante nosotros un partido político del proletariado.
Considerado desde este punto de vista, el único correcto, el Partido Laborista es un partido totalmente burgués, porque, aunque esta formado por trabajadores, es dirigido por reaccionarios, y de la peor clase, que actúan en gran medida de acuerdo con los intereses de la burguesía. Es una organización de la burguesía, que existe para engañar sistemáticamente a los trabajadores con la ayuda de los Noske y Scheidemann británicos” [los ejecutores de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht] (11).
Un análisis que conserva su fuerza. La derecha del PLP es un partido burgués de 172-diputados, “que actúan en gran medida de acuerdo con los intereses de la burguesía«. Sin embargo, la elección de Corbyn, el «grupo central» de 19 diputados a favor de Corbyn, la ampliación enorme de nuevos miembros, nos da una oportunidad histórica sin precedentes para refundar el Laborismo como un partido que «realmente sea un partido político de los trabajadores».
Hoy en día, el Partido Laborista es una quimera. En lugar de la contradicción doble entre la dirección y los afiliados, ahora tenemos una contradicción triple. La izquierda domina la parte superior e inferior del Partido. Eso nos da la posibilidad de aplastar la dominación de la derecha de los estratos intermedios: los consejeros municipales, los aparatos y la mayoría del PLP, de abajo a arriba.
No es de extrañar que los conservadores, los altos mandos del ejército y los medios burgueses quieran acabar de inmediato con la dirección de Corbyn. En este contexto, tengamos en cuenta la forma realmente apasionada de desprecio con la que David Cameron quiso destruir políticamente a Corbyn en una de las sesiones de control parlamentario: «Puede ser que sea en interés de mi partido que se siente usted ahí. Pero no lo es para el interés nacional. Yo diría ya: ¡por amor de Dios, hombre, váyase!» (12). Los parlamentarios conservadores repitieron hasta la saciedad la frase “¡por amor de Dios, hombre, vayase! «. Está, por supuesto, directamente tomada de ese gran revolucionario burgués que fue Oliver Cromwell. La mayoría de los parlamentarios laboristas mantuvieron un triste silencio. Pero, obviamente, estaban de acuerdo: el día antes habían votado 172 contra 40 a favor de una moción de censura contra Corbyn.
En el mismo espíritu, Sir Nicholas Houghton, el jefe saliente del Estado Mayor de Defensa, se mostró públicamente «preocupado» en la BBC sobre un gobierno Corbyn. (13). Había rumores de prensa de miembros no identificados del alto mando del ejército «que no estaban dispuesto a admitirlo» y estarían preparados para la «acción directa» (14). Antes, un normalmente sobrio Financial Times ominosamente advirtió de los daños que provocaba el liderazgo de Corbyn a la «vida pública» de Gran Bretaña (15). Por lo tanto, en el caso de un gobierno dirigido por Corbyn, hay que esperar un «golpe de Estado muy británico».
Por supuesto, en el medio y largo plazo los marxistas queremos la supresión del puesto de líder bonapartista. En el ínterin, sin embargo, estamos a favor de que Corbyn utilice al máximo todos los dictatoriales poderes acumulados por Ramsay MacDonald, Clement Attlee, Neil Kinnock y Tony Blair. De hecho, en relación con los 172 diputados rebeldes, él también debe pedir prestado al revolucionario Oliver Cromwell:
“¿Hay una sola virtud que les quede? ¿Hay un vicio que no posean? Se han vuelto insoportablemente odiosos. Ustedes, que fueron delegados para reparar agravios, se han convertido ustedes mismos en el mayor agravio. ¡Fuera!, ¡A la calle! ¡Dense prisa! ¡Vayanse esclavos venales! ¡Ya! ¡En el nombre de Dios, váyanse!” (16).
La muy publicitada admiración de Corbyn por Karl Marx, su campaña contra la ocupación israelí de Cisjordania, su oposición a las guerras imperialistas encabezadas por Estados Unidos, su llamamiento para el desguace de los cohetes Trident y las armas nucleares, su compromiso de aumentar la recaudación de impuestos a las corporaciones transnacionales, los bancos y los mega ricos, su republicanismo platónico, incluso su murmullo avergonzado del himno real, todo ello lo hace totalmente inaceptable para la clase dominante británica. No lo quieren como líder oficial de la oposición. Y, ciertamente, no lo quieren de primer ministro.
Por supuesto, existe el peligro de que la dirección Corbyn-McDonnell les faciliten su objetivo intentando restablecer la unidad del PLP. Dicho de otra manera, en el intento de aplacar a la derecha, que sea esa derecha la que imponga el programa político. Ya hemos visto el abandono de algunos principios, el silencio sobre otros o dejarlos en un segundo plano. Por ejemplo, las declaraciones pusilánimes de John McDonnell sobre Irlanda. Por ejemplo, la negativa de Jeremy Corbyn a defender a las víctimas de la calumnia y la caza de brujas del ‘antisionismo es igual que antisemitismo’. Ahora tenemos el llamamiento de la dirección Corbyn-McDonnell de tener una discusión «sustancial» sobre la inmigración. Después del referéndum sobre la permanencia o no en la Unión Europea, McDonnell dijo que ya no estábamos obligados a defender el principio del derecho a la libre circulación de las personas (desgraciadamente respaldado por el secretario general del sindicato Unite, Len McCluskey). Tales declaraciones buscan congraciarse con los trabajadores que votaron a favor del brexit. Pero desmoviliza y desmoraliza a los partidarios de Corbyn.
Notas:
1.Desde un 2,5% históricamente bajo en 1951, el partido liberal experimentó un renacimiento en la década de 1970, que le permitió ganar el 19,3% del voto popular en las elecciones generales de febrero de 1974. A pesar del escándalo Jeremy Thorpe, incluso en las elecciones generales de 1979, 1983 y 1987 el voto liberal superó más de un 10%. Ver https://en.wikipedia.org/wiki/Liberal_Party_(UK)#Electoral_performance.
2. yougov.co.uk/news/2016/08/02/who-gets-keep-voters.
3. The Daily Telegraph September 1 2016.
5. The Times March 23 2016.
6. D Pryer Trade union political funds and levy House of Commons briefing paper No00593, August 8 2013, p8.
7. Labour Party Marxists July 7 2016.
8. Ibid.
9. https://en.wikipedia.org/wiki/Leader_of_the_Opposition_(United_Kingdom).
10. Eg, Owen Jones The Guardian September 16 2015.
11. VI Lenin CW Vol 31, Moscow 1977, pp257-58.
12. The Guardian June 29 2016.
13. The Mirror November 8 2015.
14. The Sunday Times September 20 2015.
15. Financial Times August 14 2015.
16. www.emersonkent.com/speeches/dismissal_of_the_rump_parliament.htm.
Fuente:
Traducción:
- G. Buster