Tomás Diez Acosta •  Opinión •  04/08/2016

La base naval de EE.UU. en Guantánamo (Fin)

Pero volvamos a finales de 1961 e inicios de 1962, cuando el gobierno de Estados Unidos preparó el programa secreto más tenebroso contra Cuba y su Revolución, la Operación Mangosta. Veamos que dice un documento secreto programático, preparado el 18 de enero de 1962, sobre el objetivo y el concepto de la operación:

Objetivo

El objetivo de EE.UU. es ayudar a los cubanos a derrocar al régimen comu­nista en Cuba e instaurar un nuevo gobierno con el cual Estados Unidos pueda vivir en paz.

Concepto de la operación

Básicamente, la operación está dirigida a provocar una rebe­lión del pue­blo cubano. Esta sublevación derrocará al régimen comu­nista e instaura­rá un nuevo gobierno con el cual Estados Unidos pue­da vivir en paz.

La sublevación necesita un movimiento de acción política fuer­temente mo­ti­vado y arraigado en Cuba, capaz de generar la rebelión, de dirigirla hacia el objetivo perseguido y de aprove­charse de su momento clímax. La acción polí­tica será apoyada por una guerra eco­nómica que induzca al régimen comunis­ta a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las ope­racio­nes psicológi­cas acrecentarán el resentimiento de la pobla­ción contra el régi­men, y las de tipo militar darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos.

Sin embargo, los propios promotores y organizadores de esa macabra operación reconocían que el éxito del cumplimiento de su objetivo principal destruir la revolución no se lograría sin la intervención militar directa de las fuerzas armadas de Estados Unidos en una invasión al país.

De ahí, que una de sus preocupaciones eran como lograr justificar esa intervención. En esto la Base Naval yanqui en Guantánamo tuvo un papel importante, por lo cual no fue casual que las provocaciones provenientes de este enclave crecieran extraordinariamente.

También se elaboraron planes en el Estado Mayor Conjunto, como el de fecha 9 de marzo de 1962, bajo el título de “Pretextos para justificar la Intervención Militar de los Estados Unidos en Cuba”, para que fueran sometidos a su aprobación por la oficina del Secretario de Defensa, que contenían un paquete de inescrupulosas acciones referentes a la base, entre ellas:

-Una serie de incidentes bien coordinados se planificarían para que ocurriesen en Guantánamo o sus alrededores, a fin de crear una apariencia verosímil de que fueron realizados por fuerzas cubanas hostiles.

-Los Estados Unidos responderían con la ejecución de operaciones ofensivas destinadas a asegurar los suministros de agua y energía, destruyendo los emplazamientos de artillería y morteros que amenazan a la base. Comenzarían operaciones militares norteamericanas a gran escala.

-Un incidente tipo Remember the Maine pudiera prepararse de diversas maneras.

-Pudiéramos hacer volar un barco norteamericano en la bahía de Guantánamo y culpar a Cuba.

Las tensiones aumentaban. Los días 3, 4 y 5 de marzo desde la base se realizaron disparos de armas de fuego contra las postas cubanas. El 20, la cancillería cubana denuncia en Nota Diplomática, además, que en busca de un pretexto y probando los nervios de los soldados que custodian las fronteras, un transporte militar con marines armados a bordo, de forma agresiva y a toda velocidad traspuso la puerta terrestre y avanzó impetuoso hasta detenerse bruscamente a escasos tres metros de la posta cubana.

El 9 de abril, nuevamente el gobierno cubano envía otra Nota Diplomática, con motivo de la continuidad de los disparos. Ante estas denuncias, Estados Unidos las niega siempre y asume el papel de víctima. Fue ese un mes de más escaladas, quizás por conmemorarse el primer aniversario de la victoria en Playa Girón.

También fueron múltiples las violaciones del espacio aéreo cubano por todo tipo de aeronaves, incluidos helicópteros. De igual forma, embarcaciones de guerra yanqui violaron el mar territorial del país.

En mayo, marines secuestran en el interior del enclave al pescador Rodolfo Rosell Salas. Su cadáver, con huellas de tortura, fue encontrado sobre un bote, el 13 de julio. Durante el sepelio en Caimanera, el indignado pueblo tuvo que soportar la actividad de cuatro aviones y dos helicópteros, que sobrevolaron las cercanías del cementerio en el momento del enterramiento.

Eran días tensos. Sólo el 6 de julio de 1962, entre las cuatro de la tarde y las ocho de la noche, los soldados norteamericanos realizaron 94 disparos contra las postas cubanas. Dos días después, cruzaban la cerca, pasaban al lado cubano, prendían fuego a la vegetación y regresaban para, entre burlas y risotadas, tomar fotos de los soldados cubanos apagándolo.

La Base Naval de Estados Unidos en la bahía de Guantánamo, cual termómetro militar, permitió apreciar la dimensión real del peligro de guerra, durante la crisis de octubre de 1962. Una de las primeras medidas tomadas, reveladoras de la inminencia del conflicto, fue la evacuación de familiares de militares y civiles que se encontraban allí, así como su reforzamiento militar. Un total de 2 890 civiles fueron trasladados en buques y aviones al territorio continental de Estados Unidos.

El 21 de octubre, en la madrugada, arribó a la base por vía aérea el 2do Batallón reforzado del primer regimiento, de la primera División de Infantería de Marina, el cual fue dislocado inmediatamente en el perímetro fronterizo para la construcción de obras ingenieras defensivas.

El 22, otro batallón reforzado de Infantería de Marina, a bordo de buques de la octava escuadra anfibia, arribó a la base. A estas fuerzas se sumó un tercer batallón de Infantería de Marina.

Posteriormente llegó la jefatura del sexto Grupo de Desembarco Regimental, para tomar el mando de las operaciones. En la base se encontraba además el cuarto batallón de construcciones móviles.

En medio de la crisis y con la intención de caldear los ánimos y provocar al Presidente y alto mando estadounidense, la prensa de ese país especuló que los soldados cubanos tiraban piedras a los infantes de marina y le apuntaban con sus armas. Los medios de prensa, cómplices, se sumaban a las provocaciones.

En resumen, durante la Crisis de Octubre, el total de efectivos militares en la Base Naval se elevó a 16 000 hombres. Una vez concluido el bloqueo naval, el Secretario de Marina, Fred Korth, ordenó mantener un elevado grado de disposición combativa de la base hasta nueva orden.

La Fuerza de Tarea Conjunta 135, conformada en esa instalación para el bloqueo naval a la Isla, junto a otras fuerzas, se mantuvo hasta el 7 de diciembre de 1962. Tales fueron las acciones desarrolladas en el enclave militar yanqui durante la Crisis de Octubre de 1962.

En consecuencia, una de las cinco demandas cubanas para el arreglo negociado de esa crisis hechas el 28 de octubre por el Comandante en Jefe Fidel Castro fue la retirada de la base naval y devolu­ción del territorio ocupado en Guantánamo, junto al cese del bloqueo económico, comercial y financiero, así como de las acciones subversivas y las violaciones del espacio aéreo y marítimo cubanos. Medidas que el gobierno norteamericano se negó a considerar y que hoy, a 54 años, están en la agenda de nuestro país en el proceso de normalización de relaciones.

Con el fin de la crisis, las provocaciones de los marines no cesaron, sino que se incrementaron. Esto hay que sumar la atención que desde la base, la CIA y la Inteligencia Naval, brindaban a las redes de espías, grupos y bandas contrarrevolucionarias.

La CIA y el Pentágono utilizaron la base cómo plataforma para la preparación de mercenarios de origen cubano, su entrenamiento y aseguramiento logístico. Desde la base operaban y en ella se ocultaban estos individuos cuando eran perseguidos por las milicias y las tropas cubanas. De allí partían aviones para lanzar provisiones a los bandidos alzados.

Fue la región de Guantánamo, como consecuencia del apoyo y participación directa de la base, de las de mayor actuación de la contrarrevolución en la Isla. Con la peculiaridad de ser un enclave de las fuerzas armadas de Estados Unidos, hacía más sensible su peligrosidad.

En Guantánamo actuaron más de 20 organizaciones conspirativas, que realizaron alzamientos, sabotajes y asesinatos, con el respaldo y guarida segura de la base.

En el libro inédito “En el ojo del huracán”, de José Sánchez Guerra, historiador de la provincia, revela que en Guantánamo y Baracoa, desembarcaron 16 expediciones: dos entre 1960 y abril de 1961; ocho entre mayo de 1961 y agosto de 1965; y seis entre septiembre de 1965 y 1970.

El enemigo se aprovechaba de la pobreza acumulada en la zona, para captar adeptos entre los campesinos, contra quienes desarrollaba un activo trabajo de guerra psicológica, instruido por especialistas de Inteligencia.

El año 1963 introdujo una nueva dinámica de hostilidad imperial: entre el 20 de junio y el 15 de julio, la inteligencia estadounidense y sectores del poder político y legislativo, comenzaron a manejar la idea de establecer un llamado “gobierno libre de Cuba” en la Base Naval, idea que no progresó.

La Base fue el centro de conflictos y crisis en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, entre 1964 y 1966, durante la administración Johnson. En ese periodo ocurrieron:

-La llamada “crisis del agua”, en febrero de 1964, originada por la detención ilegal, en aguas internacionales del golfo, de cuatro embarcaciones pesqueras cubanas y el encarcelamiento de los pescadores. Frente a este proceder de las autoridades de la Florida, el gobierno revolucionario respondió, el 6 de febrero, con el cierre del abasto de agua a la base, hasta que no fuesen puestos en libertad. Solo se abastecería una hora diaria con fines humanitarios. En represaría, el Pentágono expulsó a cientos de trabajadores cubanos que laboraban en la base y con la toma de medidas de autoabastecimiento de agua con buques cisterna.

-La crisis de mayo de 1964. En medio de un aumento inusitado de las actividades provocativas en el perímetro fronterizo, los ataques piratas y de los vuelos espías U-2, sobre el territorio de la Isla, el Pentágono anuncia el inicio, el 17 de mayo, del ejercicio militar “Deserve Strike” [Golpe Merecido] en el territorio continental de Estados Unidos cercano a las costas del Golfo de México, del Atlántico y en la Península de la Florida.

Este ejercicio constituía un peligro potencial para Cuba, en el mismo participaron más de cien mil efectivos, que incluían tropas aerotransportadas. También habían sido movilizadas unidades de la Guardia Nacional, reserva del Ejército, hecho poco usual en aquel entonces. El propósito anunciado de este entrenamiento era preparar las fuerzas para la alternativa de sostener una guerra limitada de carácter nuclear o convencional, sin que la misma se convirtiera en una confrontación a escala global, con lo cual se amenazaba a Cuba de forma directa.

Dadas esas circunstancias, la alta dirección cubana decidió decretar el estado de alerta máxima a las Fuerzas Armadas Revolucionarias y su despliegue estratégico a lo largo de todo el archipiélago nacional.

Para tensar más la situación, se suceden más provocaciones desde la base naval. El 17 de mayo, a las 16:10 horas, 12 soldados lanzaron piedras durante 30 minutos. Nuevamente el 19 de mayo, a las 19:00 horas, fue herido un combatiente cubano por una piedra lanzada.

El 29 de mayo de 1964, finalizó el ejercicio. Ante el cambio operado en la situación militar, se decretó el cese del estado de alerta vigente en Cuba. Sin embargo, las provocaciones y las agresiones desde la base norteamericana continuaron.

El 9 de junio de 1964, un disparo hiere en una pierna al soldado cubano José Ramírez Reyes cuando realizaba el servicio de guardia. El 25, otro disparo y otra víctima, esta vez el soldado Andrés Noel Larduet, herido en el pecho. El 19 de julio, caía mortalmente el soldado Ramón López Peña por un disparo desde la base. Tres atentados contra la vida de jóvenes cubanos en poco más de un mes.

¡Qué casualidad que el último atentado se produce apenas dos días antes de comenzar la IX Reunión de Consulta de la OEA, convocada para efectuarse entre el 21 y el 26 de julio de 1964, donde se aprobaría una resolución para el aislamiento total de Cuba en el hemisferio occidental!

Por lo tanto no es descabellado pesar que ese hecho formó parte de una operación del servicio de inteligencia naval para provocar una respuesta de fuego de los centinelas cubanos y crear un incidente que justificara una agresión armada al país amparada por la OEA y el TIAR. Pero su organizadores fallaron, la “sangre fría” de los combatientes cubanos que tenían instrucciones de no dejarse provocar prevaleció. Tal vez ensayaron una provocación, como la que días después, el 4 de agosto, realizarían en el Golfo de Tonkín para justificar la extensión de su intervención militar en Vietnam.

-La crisis de mayo de 1966. Los fracasos de la guerra sucia por vía violenta no fue un factor para que cesaran las actividades subversivas y secretas de la CIA y de otros organismos de inteligencia de Estados Unidos contra Cuba. En 1966 tuvieron lugar momentos de tensiones en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Grupos de poder, que manifestaban su descontento con la derrota de la contrarrevolución en Cuba, y funcionarios dentro de los servicios especiales, en particular la Inteligencia Naval, o con fuertes vínculos dentro de éstos, fraguaron conspiraciones para provocar un fuerte incidente que cambiara la ambigua posición del presidente Johnson y de otras altas autoridades ejecutivas de dejar el asunto de Cuba “por ahora” y empujar a la administración a una intervención militar directa.

Quizás los resultados de la invasión a la República Dominicana estimularon esos planes, lo que puede explicar los continuados actos provocativos de los marines de la base contra los combatientes cubanos que custodiaban el perímetro fronterizo que escaló hasta el grave incidente ocurrido el 21 de mayo de 1966, cuando –a la caída de la tarde de ese día– infantes de marina dispararon contra los soldados cubanos de posta, ocasionando la muerte del joven combatiente Luís Ramírez López.

Ante las denuncias cubanas por el nuevo crimen, el Departamento de Defensa de Estados Unidos emitió una nota que deformaba los hechos, al presentar al soldado cubano asesinado como responsable del incidente, al decir que había penetrado con sus armas por la cerca perimetral de la base. La grotesca escalada que el gobierno norteamericano y los medios internacionales de prensa ante la muerte de Ramírez López, convirtiendo a Estados Unidos de victimario en víctima, es un excelente ejemplo de manipulación y fabricación de pretextos.

Para denunciar el crimen, el gobierno revolucionario invitó representantes de agencias y medios de prensa de 16 países, al lugar de los hechos. Allí comprobaron la existencia de una triple cerca, cada una de 15 a 17 pelos entrelazados entre sí con púas, y minas de la parte ocupada, lo que demostraba el absurdo de la falacia norteamericana.

Ante la amenaza real de agresión, la dirección cubana se vio obligada a decretar el Estado de Alerta, el 28 de mayo de 1966, en espera del desarrollo de la situación. Sin embargo, el conflicto no escaló más allá.

Hasta aquí este breve recuento, en el cual sería imposible en este espacio referirme a todos los sucesos y agresiones originado desde el territorio usurpado de nuestro país por la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo. Las provocaciones y conflictos no cesaron en las décadas siguientes.

* Tomás Diez Acosta (1946) es profesor y escritor cubano de temas históricos. Ingresó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias en 1961, con solo 16 años de edad y pasó a la reserva con el grado de Teniente Coronel.

Fuente: Dialogar, Dialogar


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