Derrotar a Rusia, objetivo final
Cabe recordar que Estados Unidos prometió al último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, que la OTAN no avanzaría «ni una pulgada» hacia el este si una unificada Alemania permanecía en la Alianza Atlántica. Esa promesa se la hizo en 1990 a Gorbachov el entonces secretario de Estado, James Baker. En la Cumbre Clinton-Yeltsin, Helsinki, Finlandia, 21de marzo de 1997). Boris Yeltsin le expreso al mandatario estadounidense… “nuestra posición no ha cambiado, le dijo a su colega estadounidense la ampliación de la OTAN hacia el Este es un error”, algo que posteriormente no fue respetado por los EE.UU. y cómo podemos apreciar la documentación histórica es clara en ello, y hoy es el origen del conflicto ucraniano- ruso.
Ahora la retórica belicista de la elite política europea (Reino Unido, Francia, Alemania, Kaja Kallas, Von der Leyen, Mark Rutte), asociada con el capital oligárquico que implica unir fuerzas para una «guerra mayor» contra Rusia es sumamente peligrosa y contraproducente. Promueve una escalada de tensiones y provocaciones que podría llevar a consecuencias devastadoras, no solo para Europa, sino a escala global, considerando el poder militar y nuclear de Rusia. Este tipo de discurso y amenazas polariza y fomenta el miedo y desvía el enfoque de soluciones diplomáticas o negociaciones que podrían abordar los conflictos de manera más distendida y menos destructiva.
Desde un punto de vista racional, la historia muestra que las guerras a gran escala, especialmente entre potencias con armamento avanzado, generan costos humanos, económicos y sociales enormes, sin garantizar resultados positivos. Ahora la confrontación militar directa a la que la quieren llevar hoy los belicistas de la UE-OTAN y enfrentarse a Rusia en un contexto bélico mayor, ignora los riesgos de una escalada incontrolable y subestima la complejidad de los intereses geopolíticos de los diversos países involucrados.
Además, esta narrativa suele simplificar un conflicto multifacético, ignorando las perspectivas de todas las partes y las posibles consecuencias para la población civil. En lugar de alimentar la retórica de confrontación, sería más constructivo buscar desescalada, diálogo y soluciones que prioricen la estabilidad global.
El diabólico lenguaje belicista que se observa en algunos líderes europeos (Starmer, Macron, Merz), centrada en el rearme y la preparación para un posible conflicto con Rusia en fechas como 2027 o 2030, refleja una creciente preocupación por la seguridad en el contexto de tensiones geopolíticas que amenazan la región. Sin embargo, esta narrativa es problemática por varias razones, y la ausencia de un discurso no centrado en la paz es alarmante. Pues los países beligerante y sus líderes belicosos, creen que “uniendo fuerzas” desde el punto de vista militar, serían capaces de derrotar a Rusia.
Incluso los psicópatas de la guerra europeos parecen olvidar su propia historia y sus derrotas ante Rusia. Cabe recordar que Suecia siendo un país expansionista, en la llamada la gran Guerra del Norte (1700–1721), con la decisiva Batalla de Poltava (1709), marcó el declive de Suecia como gran potencia y el ascenso de Rusia. Carlos XII llegó incluso a buscar refugio en el Imperio Otomano tras Poltava, pero Suecia quedó claramente debilitada. Más tarde, durante las guerras napoleónicas, guerra finlandesa (1808–09), Suecia perdió Finlandia frente a Rusia (1809). Eso fue otro golpe geopolítico a las ambiciones expansionista de Suecia.
Ahora los otomanos, Napoleón y Hitler perdieron frente a Rusia porque subestimaron la combinación de diversos factores rusos, como, por ejemplo: Territorio inmenso, difícil de ocupar y controlar. Incapacidad de movilizar grandes ejércitos. Clima y geografía como aliados naturales. Resistencia de la población (lucha de guerrillas), los enemigos de Rusia, se sobre extendieron y cometieron errores militares estratégicos y fatales, algo que los líderes belicista europeos de hoy parecen haber olvidado.
Sin embargo, la realidad del siglo XXI nos muestra una situación de mayor gravedad y peligrosidad, pues los países cuentan con armamento modernos diversos (drones) y armas nucleares como el Reino Unido y Francia y otros como Alemania, Italia y Turquía cuentan con arsenales nucleares de EE.UU. y el uso de ellos sería la extinción del género humano. Hablar de guerra como algo inevitable puede normalizar el conflicto y reducir el espacio para la distensión y soluciones diplomáticas.
Ahora los belicistas de la Unión Europea cuentan con un gran aliado, que son los medios de prensa occidentales, que contribuyen a estimular la escalada de guerra contra Rusia, mienten descaradamente y les ocultan la verdad del peligro que ellos han creado, a sus propios pueblos, fomentando la rusofobia y el peligro de una presunta invasión rusa, como en los bodrios de películas de ciencia ficción estadounidense. Los medios amplifican mensajes alarmistas y de terror, lo que puede empujar a los líderes belicistas a tener posiciones cada vez más agresivas para no parecer débiles.
Otro aspecto que destaca dentro de los países belicistas de la UE es la de crear entre sus ciudadanos, estados de ánimo proclives a una guerra mayor contra Rusia. Por ejemplo, los países nórdicos (Suecia, Noruega, Dinamarca) han distribuido el llamado “folleto amarillo”, donde instan a sus ciudadanos a tomar medidas para una “presunta catástrofe” (¿guerra?), también han sugerido que los ciudadanos debieran guardar dinero en efectivo para 72 horas y países como Suecia están construyendo en container, clínicas de emergencia y Francia recintos refrigerados para acumular cadáveres, además de revisar los edificios que han sido construidos con refugios nucleares en los países del norte de Europa, producto de lo que fue la llamada “guerra fría”.
La retórica psicopática de los líderes belicistas europeos es contundente y tiene un componente psicológico y político. Pero transformarla en “unir fuerzas para una guerra mayor” y derrotar a Rusia como objetivo explícito de la UE es muy arriesgado y podría aumentar la probabilidad de una escalada que nadie realmente desea y que puede culminar en una guerra nuclear.
Ahora cabe destacar que el führer Donald Trump, les ha exigido a sus vasallos belicistas de la UE, que para rearmarse deben gastar el 5% del PIB, pues así lograrán tener el poder militar que requieren para derrotar Rusia. Lo jocoso de la situación es que además Trump les ha dicho a sus súbditos, que las armas se las deben comprar al complejo militar industrial de su país, negocio redondo para la maquinaria de la muerte de los Estados Unidos.
Ni Trump (jefe OTAN) y los belicistas de la UE no quieren ante la historia, aparecer como derrotados, a pesar de que saben que los rusos tendrían ganado el conflicto ante Ucrania, de allí que la retórica y belicosidad de los lideres europeos crece y es más violenta, pues EE.UU. y la OTAN, creen que, uniendo todas sus fuerzas militares, pueden aniquilar a Rusia.