André Abeledo Fernández •  Opinión •  03/08/2025

Democracia, teocracia, titulitis y desafección por la política

Como sociedad decidimos dejar la política a otras personas peores que nosotros, elegimos ser guiados por peores personas en vez de hacernos responsables de nuestras vidas.

La mayoría de las personas no quieren ser libres porque eso implica una gran responsabilidad y se conforman con encontrar un amo más justo, la moral del esclavo nos domina por desgracia.

Ciertamente vivimos en un sistema salvaje donde los psicópatas tienen más posibilidades de llegar al poder que cualquier otra persona y la honestidad es un estorbo que penaliza a quienes realmente quieren mejorar las cosas.

Algunos dicen que no les interesa la política porque todos los políticos son iguales, no se dan cuenta de que una cosa es la política como profesión, algo que es realmente malo para la sociedad, y otra cosa la política como algo que forma parte de nuestra vida nos guste o no, porque el precio de la comida, de la energía, de los servicios básicos, de la sanidad o la educación depende de decisiones políticas que nos van a afectar a todos.

Los dueños del sistema que se consideran nuestros amos estan contentos cuando nos desentendemos de la política, de que no participemos, de que a la clase trabajadora no le interese defender sus propios intereses.

Es verdad que todo el sistema esta montado para que los trabajadores no puedan participar en política, por falta de tiempo, porque las empresas privadas no tienen que dar permiso, y finalmente en política participan unas élites que tienen unos trabajos y unos cargos o situación personal que les permiten participar, o bien como en muchos casos son mantenidos por chiringuitos y partidos políticos con el dinero de todos para defender los intereses de una minoría.

La titulitis que nos ha conducido también a tener en política caraduras con títulos académicos falsos, másters inventados, y currículums falsos también es parte del problema, por un lado es el síntoma de una sociedad de la apariencia sin valores ni honestidad, por otro lado es otro modo de que la clase trabajadora no participe activamente en política y delegue en una supuesta élite pensante convirtiendo la democracia en una teocracia de mediocridad y mentiras.

Los trabajadores tenemos unos intereses que nadie va a defender por nosotros, ni nadie los puede defender mejor que nosotros, cuando delegamos en terceros siempre perdemos.


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